Ricardo Alonso: El arte de hacer mapas

Desde los orígenes de la humanidad, son instrumentos indispensables para el despliegue del hombre sobre la tierra.

Todo es un problema de escala y así podemos representar el planeta Tierra en un pequeño grano de arroz. En igual sentido, continentes enteros caben en una hoja de papel.

Esta maravilla es posible por la relación de tamaño que existe entre el objeto real y su expresión reducida al papel. La escala nos permite comparar la silueta de un hombre contra un gigantesco dinosaurio de fondo, o saber si una roca en una foto mide 10 cm o 10 metros.

El exquisito arte de la cartografía se remonta hasta la antigüedad.

La representación del espacio fue siempre una necesidad del hombre. Se supone que algunos rasgos dibujados en huesos podrían indicar caminos hacia las cavernas del paleolítico.

Babilonios, egipcios y griegos avanzaron en significar el mundo entonces conocido. Tabletas de arcilla, papiros, mármoles, pergaminos y otros soportes sirvieron de base para plasmar las distintas imágenes de las tierras y de los cielos.

La invención de la imprenta y el casi contemporáneo descubrimiento de América, fue un extraordinario disparador en la elaboración de mapas. De a poco vendría la orientación según los puntos cardinales, destacando especialmente el norte geográfico; la representación de paralelos y meridianos, y las escalas gráfica y escrita.

Los antiguos mapas eran además exquisitas obras de arte donde se ilustraban cuestiones de la realidad y la fantasía, entre ellas las direcciones de los vientos caracterizados por ángeles que soplaban, monstruos marinos, animales terrestres y plantas exóticas, los pueblos que habitaban en islas y tierra firme, entre otros aspectos. Los navegantes utilizaban los mapas para cruzar el océano y colaboraban mapeando las costas de las tierras visitadas.

Poco a poco iban tomando forma los distintos continentes a medida que se reconocían y se circunnavegaban. El siglo XVII se caracteriza por el aumento de la confección de mapas relativos al Nuevo Mundo.

Muchos de ellos muestran una copiosa toponimia costera y otra pobre hacia el interior del continente. Entre ellos se destacan los elaborados por John Ogilby, notable cartógrafo inglés y cosmógrafo real. A él se deben exquisitos mapas coloreados, publicados en 1671, sobre la Patagonia, Tierra del Fuego y el Paraguay (Cuenca del Plata).

También un mapa general de ambas Américas donde reúne el conocimiento previo de cartógrafos holandeses.

Para aquella época los mapas se dibujaban tomando como meridiano de referencia la Isla de Tenerife.

En nuestra región se destacan los mapas elaborados por los jesuitas y que fueron recopilados en la Cartografía Jesuítica del padre Guillermo Furlong.

Medio centenar de mapas de las misiones jesuíticas de los actuales territorios de Bolivia, Paraguay y Argentina, dan cuenta de la ubicación de viejas ciudades, pueblos destruidos, serranías, ríos, bañados, lagunas, selvas, minas, pueblos indígenas, tierras despobladas, y una preciosa información de utilidad histórica especialmente de los siglos XVII y XVIII.

NUESTRO INSTITUTO CARTOGRÁFICO

En nuestro país, la representación cartográfica oficial del territorio, está a cargo del Instituto Geográfico Nacional (IGN), llamado hasta hace algunos años y por más de un siglo Instituto Geográfico Militar (IGM). Allí se elaboran mapas de uso civil y militar de todo el territorio nacional a distintas escalas. Las cartas topográficas son el resultado de trabajos topográficos regulares.

En la República Argentina, el IGN publica cartas topográficas a escalas: 1:500.000; 1:250.000; 1:100.000 y 1:50.000, en soportes papel y digital. También se generan guías, atlas, software, información digital y cartas sobre base satelital, entre otros múltiples materiales.

En 1979, al cumplirse el centenario de su fundación por el presidente Julio Argentino Roca, estuve vinculado un año a dicha institución, y allí pude apreciar el celoso trabajo que cumplen las distintas áreas de geodesia, topografía, cartografía, restitución fotogramétrica, entre otras, para elaborar los productos que sirven de base desde los mapas escolares en libros y colegios hasta la cartografía de detalle para usos en cuestiones limítrofes, división de territorios, representación de elementos geográficos, coordenadas, escalas, rutas y caminos, vías férreas y muchos detalles valiosos.

Otra institución famosa por su departamento cartográfico y profesionales de renombre es el Automóvil Club Argentino (ACA), fundado en 1904. Ellos han elaborado los mapas camineros del territorio argentino desde hace muchas décadas.

Originalmente las autoridades del ACA, teniendo en cuenta que el uso del automóvil se incrementaba, se abocaron al desarrollo del turismo y el marcado de las carreteras. Para ello comenzaron a realizar los primeros relevamientos de rutas para la edición de guías y planos que permitieron la confección de sencillos croquis de carreteras.

En 1923 quedó constituida la oficina Técnica Topográfica, hecho que motivó que se comenzara a ejecutar las primeras Hojas de Ruta, y descripciones de viaje que son hoy un clásico.

YPF

Otra institución que tuvo un importante departamento cartográfico fue YPF.

Uno de los cartógrafos, Norberto Domenech, cuenta en una entrevista que le realizara la revista Petrotecnia en abril de 2008 que: «El primer trabajo que le encargaron en YPF fue una Tela Imperial, un género parafinado que provenía de Inglaterra y que era muy sensible, apenas se tocaba quedaban las impresiones de los dedos». Con mucho cuidado y aplicando ciertos tratamientos especiales tuvo que hacer un plano geológico del norte argentino.

Domenech cuenta que ése fue el comienzo de su curso de paciencia: «Me ponían a colorear planos geológicos con todas las formaciones, las fallas, los buzamientos, los anticlinales, los sinclinales… no faltaba nada. Tal vez tenía un circulito de dos milímetros y eso tenía que tener un color y no se me podía escapar».

Lo mismo podría decirse de los departamentos cartográficos de otras empresas petroleras como Esso y Shell.

También Fabricaciones Militares, que dejó mapas y cartas geológicas y geoquímicas de gran parte del territorio argentino, entre ellos excelentes mapas de Salta y Jujuy.

EN TIEMPOS DE GOOGLE

Hoy las técnicas de la cartografía han dado un gran salto cualitativo gracias a internet, las imágenes satelitales, google maps, los GPS y los sistemas de información geográfica (GIS). Un ejemplo de calidad cartográfica en Salta es la editorial ASIRU que ha elaborado una media docena de mapas turísticos plegables, en español e inglés, de distintos puntos de la geografía del norte argentino.

Constan de una cara con la imagen satelital de una porción geográfica y otra cara reversa con información fisiográfica a la cual se suman detalles de caminos, distancias, hotelería, pueblos, ciudades, alturas sobre el nivel del mar, deportes, aguas termales, sitios paisajísticos, históricos, arqueológicos y paleontológicos, reservas naturales, parques nacionales y otros datos útiles para turistas y público en general.

Entre los mapas publicados se cuentan Valle Calchaquí Norte y Sur, Quebrada de Humahuaca, Salinas Grandes, Cabra Corral y Tren a las Nubes.

 

El Tribuno

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