Elder Eugenio Ribero: “La minería tiene que ser política de Estado”      

Junto a un puñado de amigos, aceptó el desafío de aportar algo a la vida provinciana. Hoy, forma parte del Foro Minero, una invitación al «se puede” dejando de lado los intereses personales. Oriundo de Sunchales (Santa Fe), hace 40 años que vive en Catamarca y no disimula el orgullo de sentirse un catamarqueño más. Lo recordamos como el principal protagonista de un gesto que habla a las claras de sus sentimientos por esta provincia. A fines de 1980, se hizo cargo de un viaje a su Sunchales natal y allá fue en un colectivo una delegación artística «para que conozcan en mi pueblo lo que tiene Catamarca”. Integraban aquella representación catamarqueña el ballet «El Fortín”, Luis Oscar Aísa, Los de Catamarca, Las 12 Cuerdas, Hamilton Aparicio, Julio Quiroga, Los Mantas, Carlitos Martínez y el Trío Zamba, además de don Oscar Andreatta, Víctor P. Di Giovanni y por supuesto, el dueño de la feliz idea. Dice que somos una provincia rica, con un marcado optimismo nacido de las entrañas de alguien que cree que es posible hacer realidad algunos sueños postergados. El Cara a Cara de este domingo propone conocer el pensamiento de Elder Eugenio Ribero.

Uno tiene la sensación de que si bien la minería aportó en algo al desarrollo de Catamarca, no alcanzó para el crecimiento integral y sostenido de la provincia. ¿Cuál es su opinión?

Creo que el aporte minero en el contexto de un desarrollo integral está en deuda. Considero que la renta minera, a mi juicio, podría haber sido invertida un poco mejor, de otra manera, con inversiones más sustentables; dándole a la zona donde está el impacto minero –Andalgalá, Belén, Santa María- un cambio más sostenible. Sabemos que la minería un día se termina y lo que va a quedar es el resultado de los recursos bien invertidos. Nosotros queremos hacer un aporte. No somos políticos ni queremos entrar en ese ámbito, pero sí queremos que lo que podamos aportar sirva a los políticos, que son los que en definitiva deciden sobre nuestro futuro. Nuestras sugerencias son constructivas. Pensamos que Catamarca, donde el 80% de su territorio es seco, árido y la minería es uno de sus más importantes recursos, tiene que ser aprovechada tomando la determinación de que sea una cuestión de política de Estado de una vez por todas. Pensamos que, por ejemplo, sería importante jerarquizar el área minera, que debería ser un Ministerio, con un edificio acorde a su importancia; hoy no tiene un laboratorio importante para determinar las muestras. Tiene que ser un laboratorio en concordancia de lo que representa Catamarca, que es la primera provincia minera del país y estamos convencidos de que no son asuntos del otro mundo. Me parece que hay cosas a las que no se les dio la prioridad necesaria, a mi modesto juicio, como es el caso de la minería. No es una cuestión, la minería, que solamente acompaña el desarrollo provincial; no, no es así: la minería aquí es muy importante, porque es uno de los mayores ingresos que tiene la provincia. Y si encima no se han invertido bien sus recursos, es una lástima.

¿Cree que la minería nos dará una nueva oportunidad, por ejemplo como lo que fue Bajo La Alumbrera?

Creo que sí. Me parece que Agua Rica es otro yacimiento de importancia, a lo que hay que sumarle lo que representan las reservas de litio, algo que en estos momentos no sé si no es más importante que el oro. El problema más serio, ahora, es el precio de los metales; pero eso va a pasar en cualquier momento. Me preocupa algo: la finalización de Bajo La alumbrera, el cierre de la mina. La planta esa va a quedar en manos de Ymad y la continuidad tiene que ajustarse al sentido común y ver qué se hace con esas instalaciones, teniendo en cuenta que allí se invirtieron casi 3 mil millones de dólares y no pueden pasar a ser un montón de hierros que no sirven para nada. Hay algo que conviene aclarar de entrada: nosotros queremos la minería, con cuidado ambiental y con una rentabilidad mejor que la que tenemos hoy; no queremos una minería a toda costa y a cualquier precio. Pretendemos una minería seria, como se hace en todo el mundo, más después de todas las experiencias que hemos tenido en Catamarca.

Mucha polémica ha generado el tema del impacto ambiental con la minería.

Se puede hacer minería con un gran cuidado del impacto ambiental. Se puede hacer. Lo que pasa es que hay empresas que se radican acá a las que hay que señalarles primero cuál es el estudio sobre el impacto ambiental; allí reside el gran secreto para que las cosas comiencen haciéndose bien. Si ese estudio se hace como corresponde, va a indicar dónde hay que poner el dique de cola, lejos de los ríos; dónde es conveniente perforar, o no. Ahora, todo eso cuesta y por cuestiones económicas o quizá por alguna trampita, las empresas imponen su criterio sobre el impacto ambiental y pasa lo que pasó en San Juan. Aquí no hubo problemas con Bajo La Alumbrera: hace 30 años que está y no hay un tipo que tenga algún inconveniente de contaminación. No se usa el cianuro y vinieron de Buenos Aires para aclarar ese aspecto y el tema del cianuro en San Juan pasó por un descuido, por una falta de mantenimiento de la planta. Por supuesto que eso se puede evitar. Sin duda, hay un montón de cosas que se pueden prever; es posible. Está claro que la minería puede ser no contaminante.

¿Es entonces Agua Rica el proyecto minero con mejores perspectivas para Catamarca?

Es el proyecto minero; el más evidente, el más explícito diría y que por sus características mineralógicas es el más conveniente. Me parece que va a ser rentable y sobre todo porque, al contrario de lo que pasó con Bajo La Alumbrera, donde hubo que invertir 3 mil millones para construir la planta y esa planta ya la tenemos. Es más: al pertenecer a Ymad, el tema de la rentabilidad para la provincia cambia totalmente, simplemente porque la dueña de esa planta va a ser justamente Ymad. Entonces, el socio que venga a invertir va a tener que poner la mitad de lo que pusieron para Bajo La Alumbrera. Me parece que es bastante viable ese proyecto como para encontrar una empresa que quiera explotarlo; con todos los cuidados y las reservas que hay que tener en estos casos. Entiendo que Agua Rica tiene los metales necesarios para llevar el proyecto hacia adelante. Uno de los pedidos que hacemos es la reactivación del ferrocarril Belgrano Cargas para el desarrollo minero y el apoyo a las economías regionales: Andalgalá-La Rioja-Serrezuela-Córdoba; porque ese ramal va a permitir que no se use más el mineraloducto a Tucumán. A esto hay que tenerlo en cuenta por su importancia en la próxima explotación. Además, esto servirá para el desarrollo otras actividades que hay en el medio, como el olivo, por ejemplo. En esto mucho puede influir el Plan Belgrano y digo que no me interesa tanto el dique de Potrero de El Clavillo, porque es un dique para Tucumán, la energía y el agua irá todo para esa provincia, con la cual no tengo nada en contra, pero ésa es la realidad.

¿No teme que con la minería nos pase lo mismo que con el turismo, que nunca fue política de Estado pese a todo lo que se pregona?

Hay que empezar por ahí: tiene que ser una cuestión de política de Estado para que tenga la importancia que merece. La minería, sí o sí, tiene que ser un tema de política de Estado; la inversión minera no puede estar sujeta a un capricho o decisión solamente de un legislador o un gobernante. Hay que jerarquizar definitivamente la actividad minera. Vamos a tener una entrevista con el rector de la Universidad Nacional de Catamarca y queremos que la Unca participe más en el tema minero, porque está proveyendo técnicos y nos preguntamos qué va a pasar cuando se termine Bajo La Alumbrera. Soy partidario, insisto, en que la minería tiene que ser política de Estado.

Hay, en el colectivo de la sociedad catamarqueña, una alta sospecha de que la minería sirvió más para que algunos pícaros, por así decirlo, pasaran a ser los nuevos ricos de la provincia. Una desconfianza que se instaló con fuerza cuando se habla de minería. ¿Cuál es su opinión?

Creo que falta difusión sobre el tema minero. Vuelvo un poco atrás: si la Universidad, la secretaría de Minería y el mismo gobierno decidieran en el marco de una política de Estado se van a bajar los lineamientos para difundir todo lo que es minería y qué es lo que se quiere hacer con ella. Fui promotor de dar charlas sobre minería en los colegios de los pueblos, siempre acompañado de un técnico-minero, porque la gente no conoce demasiado sobre minería. Una vez, durante una charla en un colegio de calle Sarmiento, de la que participaron 300 chicos, la mayoría mujeres, se levantó una chica que dijo: «Nosotros, en Andalgalá, tomamos agua envenenada”. Reaccioné y le pregunté quién le había dicho eso, a lo que me respondió «mi papá”, agregando que era anti-minero. Y resulta que ello nunca se pudo comprobar y le dije que esa información no se podía tirar así nomás en una escuela ante la presencia de tantos chicos. Argumentaba que tomaban agua de tanques de fibrocemento que contenían asbesto, un aislante mineral que decían que contaminaba el agua. Por eso digo que hace falta mucha difusión, pero una difusión esclarecedora: esto se puede hacer porque no es contaminante y es rentable. Hagamos un orden de prioridades y avancemos. Recuerdo que en la provincia hubo un Plan Estratégico Consensuado y alguna vez lo tenemos que volver a tener; porque hay que definir prioridades en las inversiones y en los recursos. En lo que respecta a la minería, habría que asegurarse que los recursos, que fueron muchos, sean bien invertidos. Se puede y se tiene que hacer todos los controles necesarios.

Al margen de todos los puntos que hay que tener en cuenta cuando se habla de la actividad minera, insistimos en que hay un marcado estado de sospecha de que la minería fue y es un negocio para algunos pocos, en desmedro de los intereses de la provincia.

Hay que llamar un técnico que explique todas y cada de las situaciones, no a un «versero” de ocasión. Si se explica que la minería es posible si se hace bien, la gente va a empezar a creer en la minería. Hizo falta una explicación de si en vez de hacer un estadio hubiéramos hecho la ruta Andalgalá-Belén; otros hubieran sido los beneficios. Y eso se podría haber hecho con la plata de la minería; las provincias que tienen grandes estadios es porque ya tienen todo lo otro, a nosotros nos falta «lo otro” y entonces nos preguntamos: ¿era prioritario el estadio? No quiero hacer hincapié en esto, porque seguramente alguno se puede enojar. Lo que uno quiere es algo generador para venga el turismo y deje la plata en Catamarca y no que se la lleven. Tenemos la mejor agua natural del país y nuestras fuentes termales, si hablamos de turismo.

¿Cómo, cuándo y por qué nace el Foro Minero?

Nace al influjo de un grupo de gente que pensamos lo mismo. Nos juntamos un día y decidimos hacer algo por Catamarca. Están Lorenzo Parra (geólogo), Atilio Fabián (geólogo), Navarro, Luis Sarquis, Gustavo Ávalos (ingeniero agrónomo), Luis Manuel Álvarez (licenciado en Economía y presidente de la Cámara Minera de Catamarca), Ernesto Álvarez Morales, Daniel Bosio (empresario) y ahora se agrega José Luis Martín, que era gerente de Agua Rica. Somos diez personas de distintas actividades y ninguno va a anteponer un interés político en el Foro. Cada uno de nosotros tenemos experiencia en los que nos tocó actuar.

¿Y cuál es el objetivo del Foro?

Llegar a las instituciones y darles todo lo que esté a nuestro alcance. Les damos lo que tenemos y si alguien quiere hacer suyo el proyecto, no hay ningún inconveniente. No nos importa aparecer como «el padre de la criatura” en determinada cuestión de interés general. Les acercamos proyectos a algunos diputados, que esperamos que nos llamen para coordinar acciones. Incluso hemos tenido charlas con algunos legisladores y pedimos una entrevista a la señora Gobernadora de la provincia; ya nos reunimos con (monseñor Luis Urbanc) el Obispo y vamos a ir a Andalgalá y Belén a dar algunas charlas, donde también intentaremos hablar con los intendentes. Sin ningún interés personal; nadie nos paga ni nos contrata para hacer lo que hacemos. Queremos ser útiles a Catamarca, nada más que eso. Si la gente lo ve bien, bienvenido sea. Tenemos la generosidad de poner a disposición lo que tenemos y podemos hacer. Creemos tener la experiencia para hablar con propiedad de los temas que son de interés común. Partimos de la base de que Catamarca no puede darse el lujo de despreciar la minería, más allá de las otras actividades productivas que existen.

El aporte es generoso y valioso en una época en la que puede más el egoísmo y la mezquindad. ¿No temen encontrar obstáculos o indiferencias, por aquello que dice el refrán popular «cuando la limosna es grande hasta el santo desconfía”?

Terminante: no estamos buscando cargos ni nada que se parezca. Nos propusimos aportar algo a Catamarca, nada más que eso.

¿Qué respuestas esperan a las sugerencias aportadas?

Una de ellas sería que se declare política de Estado a la minería. Sería una prioridad en función de jerarquizar el área. También proponemos la creación de un museo mineralógico, algo que además va a contribuir al turismo.

Algo así como sacarle el jugo a las piedras.

¡Eso, las piedras están allí para que les saquemos el jugo! Parece mentira, pero es así. Lo nuestro es una suma de voluntades al servicio de quienes tengan voluntad de hacer algo en favor de Catamarca.

 

 

El Esquíu

 

 

 

¿Hace cuántos años vive en Catamarca?

En septiembre se cumplirán 44 años que vivo aquí.

Su nombre está ligado, de manera indiscutible, a la empresa Sancor.

Claro, es porque vine aquí con ese producto. Era jefe de publicidad, promoción y diseño de envases de Sancor y un día me dijeron que había una vacante y si estaba dispuesto a aceptar. Tiré el traje al diablo, me puse un vaquero y empecé a vender mortadela y leche acá. Vine porque para mí representaba una oportunidad en la vida y porque me gustaba Catamarca, provincia a la que ya conocía. Empecé de cero y recuerdo que siempre colaboré con la Cooperativa de Tamberos, la Cotali, sobre la cual debo decir que todavía tiene márgenes de crecimiento; lamentablemente, nunca se pudo desarrollar en plenitud, porque aquí las cooperativas no tienen mucha atracción. Es como que falta ese espíritu solidario que se necesita para tener una cooperativa.

¿Por qué desapareció la Federación Económica de Catamarca?

(Sonríe) Me viene a la memoria la figura de don Oscar Andreatta, a quien algún día se le tiene que hacer el homenaje que se le debe. Ése fue un hombre que dejaba su empresa para dedicarle tiempo a la FEC. Yo fui secretario de la institución y después fundé la Cámara de la Alimentación; en otro paso más adelante hicimos la Unión Comercial. Don  Andreatta era un tipo íntegro y cuando se fue, lo reemplazó (Carlos) Nazareno, que creo que es hasta hoy el presidente de la FEC. Entiendo que el problema de la FEC es la falta de renovación de sus dirigentes y no es un error exclusivo de Nazareno. El comercio y el empresariado en general no tienen la inquietud de hacer una convocatoria y darle un nuevo impulso a la Federación Económica. Está claro que si Nazareno no tiene el apoyo empresario, es muy poco lo que puede hacer.

También fue concejal en el ámbito del concejo deliberante capitalino.

En el período que va del ‘95 al ‘98, durante la gobernación de don Arnoldo (Castillo) y la intendencia de Brizuela (del Moral). Como concejal viví una gran experiencia porque valoro mucho la conexión con la gente. Me tocó trabajar junto a  personas valiosas, como la doctora Cadó, el Gordo Misto, Sarita Barros y otros que no recuerdo ahora. Ahí aprendí a legislar y soy autor de 33 proyectos.

¿Para siempre en Catamarca?

Sí. Pude haberme ido muchas veces y no quise irme porque me gustó Catamarca, a la que siempre consideré una tierra virgen. Tengo cinco hijos que viven en Catamarca, de los cuales dos son catamarqueños, además de mis nietos y mis bisnietos. A los 76 años, debo decir que soy un agradecido de Catamarca; diría mejor: somos agradecidos, porque mi señora y el resto de la familia tenemos el mismo sentimiento. Siento por esta provincia un gran afecto, porque significó un gran desafío en mi vida y porque somos muy devotos de la Virgen del Valle. Debo reconocer que la gente nos ha recibido muy bien. Esta tierra nos dio lo mucho o poco que tenemos y le debemos una enorme gratitud. Aquí nadie me regaló nada, pero también aquí debo reconocer que tuve la oportunidad de laburar y esto tiene su valor. No es fácil encontrar un lugar donde uno pueda desarrollar una actividad laboral. Quiero decir algo: me moriré pensando que Catamarca no es una provincia pobre; por ahí se me ocurre que ha tenido pobres dirigentes que no supieron estar a la altura de los acontecimientos. Ésta es una provincia rica. Tenemos agua pura, las fuentes termales, un clima extraordinario, el mayor yacimiento arqueológico del país. El director de Turismo de Salta, Oscar Alonso, me dijo un día sobre Catamarca: «Ustedes no saben lo que tienen en esta tierra” y es totalmente cierto. No quiero dejar pasar por alto un sincero reconocimiento a una persona de la cual aprendí mucho: el profesor (Federico Raúl) Argerich. Él me introdujo en el mundo de la minería a través de sus conocimientos y me contaba que la actividad minera comenzó en Catamarca en el año 1860 con (Samuel) Lafone Quevedo, allá en  El Pilciao (Andalgalá), a tres mil metros de altura.

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