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Buscador de oro por un día, una original propuesta en Cataluña

España. En Balaguer, el Centre d’Interpretació de l’Or propone ahondar en el mundillo de los buscadores de oro fluvial. ¿Lo mejor? Tras la experiencia todos vuelven a casa con su divino tesoro.

Partículas de oro del tamaño de brillantina. Muchos viajeros las buscan y, créase o no, miles por año las encuentran. ¿Dónde? En el río Segre, en su paso por Balaguer, Cataluña, comunidad autónoma de España.

La experiencia, que de hecho parece bastante cinematográfica, es organizada por el Centre d’Interpretació de l’Or del Segre, por el que pasan más de 4.000 personas anualmente.

Participan en talleres de búsqueda de oro y suelen encontrar los minúsculos fragmentos ayudados, desde ya, por la batea, una especie de plato filtrador.

“Sí se encuentra oro en el río Segre; no en grandes cantidades, claro. ¡De encontrar mucho tendríamos el río lleno de gente buscando oro! Pero más o menos se calcula que por cada diez litros de grava, lo que sería un cubo de arena del río, se encuentran de tres a cuatro partículas”, cuenta Mireia Subirada, técnica del centro.

“Lo que no aparece en el río Segre son las pepitas, estos pepitones que estamos acostumbrados a ver en las películas del Oeste. Aquí las llamamos ‘pajitas’ de oro, porque son muy planas y muy pequeñas”, agrega y recuerda: “La más grande la encontraron hace dos años y medía siete milímetros de diámetro”.

También se encontraron estas “pajitas” de tres y de cuatro milímetros. “Siempre en cada cubeta nos salen algunas partículas, así que todos los visitantes se van con su premio. Se lo llevan a casa, para lo cual les damos un pequeño frasco de plástico y les enseñamos cómo guardar la pieza”, explica Subirada.

Chicos inclusive

El Centre d’Interpretació de l’Or del Segre es una extensión del Museu de la Noguera, un equipo relativamente nuevo, que sólo tiene tres años.

“Lo que hacemos es enseñar la historia de la búsqueda de oro en el río Segre y lo acompañamos de un taller muy práctico de búsqueda, en un espacio que llamamos ‘lavaderos’.

Ahí se les enseña a los visitantes (¡incluyendo los chicos!) cómo separar con la batea los minerales más ligeros de los más densos, de modo que se disgreguen la arena del río y la gravilla de las partículas de oro”, aclaran.

Los talleres se desarrollan en el centro de interpretación, que está ubicado justo delante del río y también en el propio río.

Para realizar la actividad, además de la batea, es necesario usar unos capazos, baldes, pico, pala y un tamiz para poder recoger la tierra y lavarla.

La mayoría de los buscadores de oro llegan en grupo. Suelen ir muchas escuelas y familias, aunque es una actividad divertida para la que no hay edad límite.

Experiencia redonda

Desde la sección de Turismo de Balaguer organizan salidas que incluyen la propuesta del oro. Y realmente tentaría a cualquiera: “Ponte en la piel de los auténticos buscadores de oro y revive la historia de la búsqueda aurífera en el río Segre. Adéntrate en la ciudad de Balguer que, durante siglos, fue frontera andalusí; una ciudad de las mil y una noches donde Mariam -musulmana, judía o cristiana- vivía cada día el brillo dorado en las tranquilas aguas del Segre”.

El plan es redondo, ya que al final de la experiencia áurea se puede una “auténtica comida andalusí”, con ricas degustaciones locales.

Puntualmente se incluye el paseo por el Museo de la Noguera, para conocer la importancia de la medina de Hisn Balagi (es decir, Balaguer) en Al-Andalus y la extracción aurífera del Segre.

Luego, un paseo por el centro histórico de Balaguer hasta llegar el Centro de Interpretación del Oro, donde se hace la experiencia descripta. Un plan realmente diferente.

 

 

 

La Vanguardia y Clarín

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