El uranio toca fondo

 

Luego del accidente en Fukushima, la libra se desplomó a 23,50 dólares en las últimas semanas. En Argentina todavía queda la deuda ambiental del Estado nacional en las zonas donde hubo explotación como Chubut y Mendoza.

-El petróleo concentró todas las miradas al derrumbarse hasta 28 dólares el barril a principios de ese año, cuando en 2008 cada uno de esos tanques de 159 litros pasó el récord de 140 dólares. Sin embargo, hay otros commodities que se usan para generar energía que están atravesando depreciación.

El uranio tuvo este mes uno de sus valores más bajos de los últimos diez años. La cotización de la libra fue de 23,50 dólares, cuando en 2008, al igual que el petróleo, llegó a los 138 dólares. Pero una serie de factores negativos afectaron su precio, siendo el evento Fukushima el tiro del final.

En marzo de 2011, el accidente de la planta de Fukushima en Japón obligó a una revisión en todo el mundo de las plantas nucleares e incrementó el rechazo de grupos ambientalistas al procesamiento, y también producción, del material radiactivo.

Las consecuencias de Fukushima se tradujeron en que una de las potencias mundiales como Alemania decidiera adelantar el «apagón nuclear». La canciller Angela Merkel autorizó la desconexión de todas las centrales nucleares antes del 2022, rompiendo una moratoria para extender la vida útil de la plantas nucleares.

El panorama que alcanza a este metal, que en Argentina tiene potencial en Chubut y Mendoza, es desalentador para aquellas compañías que tienen permisos de exploración.

CERRO SOLO

En agosto de 2014, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) presentó su estudio hidrogeológico en Cerro Solo junto al acompañamiento de Universidad Nacional de La Plata (UNLP), participando técnicos de ambos organismos. Fue en pleno debate por la minería en Chubut, debate que reaparece por presión de las propias empresas y a través de algunos referentes políticos.

Cerro Solo es uno de los principales reservorios de uranio del país, también hay presencia de renio y en las últimas tareas exploratorias no hubo rastros de torio -otro metal con radioactividad capaz de alimentar una planta nuclear-. Teniendo en cuenta esto, y en el potencial caso de que se avance con la explotación, la CNEA debería decidir qué tipo de planta necesita in situ para procesar el mineral. Una mina a cielo abierto sería necesaria para su explotación.

Aquella investigación cubrió una superficie de 800 kilómetros cuadrados con pozos de monitoreo. Una de las conclusiones que CNEA se apresuró a confirmar es que el agua subterránea no es apta para consumo humano -dando por hecho que sí para el industrial como los procesos de lixiviación en la gran minería-. La línea de base ambiental, como se denomina este tipo de investigación geológica, brinda elementos de referencia antes de iniciar cualquier actividad previa a la producción.

La línea de base ambiental es un trabajo multidisciplinario. Las conclusiones tienen que ser en disciplinas como paleontología, estudios socioeconómicos, edafología, ecología terrestre (flora y fauna), arqueología, estudio de particulado atmosférico, geología y geomorfología, línea de base radiológica ambiental.

TRADICION ESTATAL

Los cateos por uranio tienen a varias empresas en acción, monitoreadas por la CNEA. U308 es una de ellas, una de las tantas empresas mineras con base en la «capital financiera» de Canadá: Toronto. Laguna Salada es el nombre del área y el objetivo «es proveer de uranio a la industria nuclear argentina», dijo su entusiasmado CEO, Richard Spencer, en el periódico especializado The Northern Miner, en agosto de 2014.

El uranio tiene una tradición de explotación por parte del Estado en Chubut y Mendoza, hasta que en los noventa fueron frenados todos los proyectos por la desinversión del sector público y las críticas mundiales a las plantas nucleares. Según la Asociación Mundial Nuclear, Argentina tiene producción cero aunque si dos reactores en funcionamiento (Atucha 1 y Embalse).

El pasivo ambiental es uno de los temas a discutir en cuanto al uranio. Cuando en Chubut se explotaba Cerro Solo, poco se pensó en las consecuencias a largo plazo y así le quedó la tarea a la CNEA aún en la actualidad de la remediación ambiental llamada «Plan Pichiñán». Contempla la evaluación ambiental y detectar los impactos que hubiera producido la explotación.

El Patagónico

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