La marcha del carbón

Los mineros de Río Turbio realizaron una marcha en la Ciudad de Buenos Aires para reclamarle al Gobierno nacional la reactivación de las obras en el yacimiento y la usina térmica. Esta semana, los trabajadores mantendrán nuevas reuniones con funcionarios nacionales y legisladores para avanzar en el posible tratamiento del proyecto de ley que crea YCF SE.

El reclamo por la puesta en funcionamiento de la usina térmica de Río Turbio tuvo su semana más álgida, ya que los trabajadores de la Cuenca Carbonífera realizaron su primera marcha en la Ciudad de Buenos Aires para exigirle al Gobierno nacional la continuidad del proyecto. Fue una movilización donde confluyeron todos los sindicatos que intervienen tanto en la mina como en la usina, a los que se sumaron otras entidades como la CTA. Según su palabra, fue la primera de más movilizaciones en CABA. A su vez, los mineros mantuvieron reuniones con la senadora María Ester Labado (FPV) y Alfredo Martínez (UCR). El objetivo de esas reuniones fue acelerar un posible tratamiento en el Senado del proyecto que crea Yacimientos Carboníferos Fiscales Sociedad del Estado.

Presupuesto de “ajuste”- La iniciativa parlamentaria quedó trunca desde la última sesión del año pasado y a pesar del compromiso público del jefe del bloque del FPV, Miguel Angel Pichetto, para avanzar con su tratamiento en este año parlamentario, hasta ahora no hubo novedades. De hecho, el rionegrino hizo poco para lograr la aprobación definitiva de esta iniciativa, que ya cuenta con la media sanción de la Cámara de Diputados.

“Nos moviliza el hecho que desde el cambio de Gobierno, el yacimiento está paralizado con la excusa de la auditoría. Nunca una auditoría significó el freno de las obras. Por otro lado, el presupuesto presentado por Nación es de ajuste y desinversión, y no conforme con eso deciden avanzar sobre los Convenios Colectivos de Trabajo. Lo que proponen es volver a una nueva flexibilización laboral”, sostuvo Daniel Castellón, delegado de ATE Río Turbio.

La semana que viene, los trabajadores de la mina volverán a Buenos Aires para seguir insistiendo con el tratamiento del proyecto de ley. “Este Gobierno no nos sorprende, no cree en la soberanía energética, ni en las empresas del Estado. Nosotros debemos defender a los trabajadores y las empresas del Estado, contrario a lo que se quiere hacer desde Nación. Incluso tenemos que enfrentar una campaña en contra desde los medios, los que dicen que la mina es obsoleta. Eso nos llevó a presentar nuestra propia auditoría”, añadió Castellón.

Esa auditoría fue entregada al ministro de Energía, Juan José Aranguren, en junio de este año. Allí, los trabajadores de YCRT (o mejor dicho, YCF, como les gusta decir a ellos) sostuvieron que la empresa estaría en condiciones de generar 622,08 toneladas de carbón por turno, es decir 2488,32 toneladas por día. En un año, cada frente largo podría producir 507.617 toneladas de materia prima. Si se tiene en cuenta que la mina cuenta con cinco frentes largos, la mina estaría en condiciones de producir el 1,2 millón de toneladas para alimentar los 240 MW de la termousina.

Alto nivel de reservas- En la Argentina existen varias reservas de carbón mineral, en Mendoza (yacimiento Cervantes), La Rioja (La Negra), Neuquén (Burgos). Pero las mayores reservas están en Santa Cruz. Sólo en Río Turbio hay un reservorio de 752,3 millones de metros cúbicos, sin contemplar los recursos existentes en los yacimientos Río Coyle y la Criolla. Si se compara las reservas de carbón con el resto de las fuentes de energía no renovables, éste tiene una participación del 49 por ciento, seguido por el gas (23,0), el petróleo (20,0) y el uranio (8,0).

Según esta auditoría, la mina estaría en óptimas condiciones para producir el carbón necesario para la usina. Otro aspecto destacable de la auditoría de los trabajadores es el detalle de las obras que aún faltan realizar: finalizar la galería de uno de los frentes largos, el mantenimiento de tabiques, la limpieza y reubicación de carteles indicativos en el interior de la mina, espolvoreo en las zonas del frente largo 73D y mejorar la ventilación en la galería de retorno, entre otros aspectos. Si a esto se le suma lo que resta de la usina (un 15 por ciento), el Gobierno nacional debería invertir 400 millones de dólares, muy lejos de los 6,5 millones de dólares presupuestados para 2017, según se desprende del detalle de inversiones del fascículo dedicado al Ministerio de Energía.

Aportar al país- A esta altura del año, para muchos queda claro que el freno de la obra no es una cuestión presupuestaria, sino de decisión política. Los 400 millones de dólares de inversión que faltarían son menos que los 600 millones que el Estado dejará de recibir este año por la eliminación de las retenciones mineras. Es decir, mientras que se frena un proyecto productivo con incidencia en la economía local, se beneficia la exportación de materia prima lisa y llana, sin industrialización.

“El rol del yacimiento es aportar al país, a la industrialización de la provincia, generar empleo y aportar al interconectado –sostuvo Castellón-. Lamentablemente, vemos a un Gobierno nacional que se pronuncia en contra del movimiento de los trabajadores, por eso necesitamos un blindaje legal para la empresa (YCF SE) y garantías para la expansión de la Cuenca Carbonífera”.

La trampa ecológica

El carbón juega en el mundo un papel central en la generación de energía. Se calcula que el 39 por ciento de la energía global es generada a partir de este recurso. En Estados Unidos, ese porcentaje llega al 45 por ciento.

En los años venideros, el carbón será un insumo básico en países en vías de desarrollo, sobre todo en Asia, en los que la demanda de electricidad y de acero para la construcción, fabricación de coches y electrodomésticos aumentará al tiempo en que se incrementarán los ingresos de esas sociedades.

Frente a este escenario, la Argentina está ante el desafío de convertir el carbón de la mina en Río Turbio en energía (valor agregado) y no la mera exportación de esa materia prima, como ocurrió durante la década de 1990, luego de la privatización de YCRT.

A principio de año, la asociación Greenpeace, que tiene varios de sus referentes en el Ministerio de Ambiente de la Nación, sumado a un diputado de la nación del PRO, Juan Carlos Villalonga, presentó un documento en el que reclamó la finalización de las turbinas eléctricas de Río Turbio por sus emisiones de CO2. En el mundo, los países más desarrollados tienen mayor nivel de emisión de dióxido de carbono.

“La emisión de CO2 está positivamente asociada a la mejora de las condiciones de vida de la población, a la necesaria y aún pendiente interconexión vial y logística del país, así como a su desarrollo económico y nivel de industrialización”, sostiene el Observatorio de la Energía, la Tecnología y la Infraestructura para el Desarrollo (OETEC – ver gráfico).

Esto no quiere decir mantener una relación de irresponsabilidad con el ambiente, sino que el bienestar social debe encontrar un equilibrio entre el ambiente y el desarrollo económico. Una de las primeras reflexiones de algunos legisladores de la oposición santacruceña fue que la energía a base de carbón generada desde Río Turbio debía ser reemplazada por energías “verdes” como la eólica.

De hecho, las naciones más desarrolladas del mundo siguen inaugurando centrales a carbón (contaminantes según los ecologistas). “Tal la coyuntura de Alemania y China pero también de los Estados Unidos. En efecto, entre los puntos más importantes de la plataforma política de Donald Trump se encuentra la continuación de proyectos para nuevas centrales carboníferas, además de la plena vigencia de las más de 600 centrales que ya están operando en territorio estadounidense”, analizó OETEC.

Una de las claves del proyecto de YCRT es la tecnología que utiliza. Su particularidad es que fue diseñada con un sistema de calderas adaptadas para quemar el carbón en estado puro (directo de la mina), cuando la mayoría de estos establecimientos trabajan con el mineral purificado (refinado y lavado), lo cual produce fuerte contaminación de los ríos.

Es decir, el carbón que se extrae de la mina es un 50 por ciento mineral puro y otro 50 por ciento de material estéril. La caldera puede quemar el carbón sin la necesidad de la limpieza. El agua que utiliza forma parte de un circuito cerrado, es decir, que no se genera ningún gasto continuo de este recurso. El sistema de agua desmineralizada posee dos tanques de 1000 metros cúbicos cada uno. Desde los tanques, el agua es distribuida a los distintos consumidores: tanques de condensado, sistemas de refrigeración, laboratorio, caldera auxiliar, entre otros.

Tampoco hay emisión de Co2. Y se implementó un sistema de captura de azufre para evitar las lluvias ácidas. Alemania, Polonia, España y Chile son los únicos cuatro países del mundo que operan con esta clase de centrales.

Tiempo Sur

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