Apoyo oficial para un productor que le da una vuelta al arte funerario con travertino

El proyecto del albardonero José Alé Chávez no busca sólo el crecimiento económico de su pequeña empresa familiar, también, educar a chicos y grandes. Por Viviana Pastor

 

En la localidad de Las Lomitas, Albardón, hay mármol travertino en abundancia. Esa es la materia prima del artesano José Ale Chávez, ganador de un subsidio del Programa de Asistencia Financiera para la Pequeña y Mediana Minería, que otorga el Gobierno de la Provincia.

Aunque comenzó realizando pequeñas artesanías como relojes, morteros, ceniceros y pequeñas esculturas, se especializó en el arte funerario, tallando la piedra que cierra el nicho. Pero lejos de ser una piedra seca y vacía, estas suman color y hasta algún rasgo de la personalidad del fallecido, como la imagen del Che Guevara o la de Patricio Rey grabadas en travertino. También suele sumar escudos de equipos deportivos, cualquier cosa que le pidan sus clientes, hasta el rostro de la persona fallecida.

Y si bien hoy ese producto es su principal fuente de ingresos, aclaró que sigue realizando objetos pequeños, artesanías, mesadas y vanitoris a pedido.

Por el proyecto presentado, el Ministerio de Minería le entregará $151.663. Ya recibió la mitad, lo que le permitió ampliar el taller y comprar máquinas. «Compramos herramientas como amoladoras de mano,  grandes y chicas, y un compresor grande. También materiales de construcción para ampliar el taller, nueva conexión eléctrica trifásica, y materia prima. Ya presentamos la primera evaluación y vinieron a controlar cómo se había invertido», contó Ale.

Dijo que se enteró del programa para la minería artesanal por la radio y que rápidamente se puso en contacto con la gente de Minería. Es que Alé Chávez tenía un viejo proyecto relacionado con la actividad minera pero orientado a la educación: concientizar a los chicos en el uso que los huarpes le daban a las distintas piedras y también la fabricación de cacharros de arcilla.

Armó un nuevo proyecto donde incluyó su propia actividad y los talleres. «Es un proyecto muy ambicioso», contó, tiene 4 etapas, la ampliación del taller y compra de maquinarias es la primera, luego está el dictado de talleres a los chicos de las escuelas y a la gente grande. Y después la ampliación del taller con la construcción de una amoladora de mesa, que se fabricaría en Albardón.

Contó que durante muchos años se ganó la vida como albañil hasta que a los 34 años, después de aprender el oficio realizando varios talleres de capacitación, dejó su empleo y se dedicó de lleno a producir en mármol artesanalmente.

«Soy de los pocos artesanos en Albardón de tiempo completo porque casi todos  tienen otros oficios. Yo empecé a estudiar y aprendí el oficio y empecé haciendo relojes, morteros, ceniceros, esculturas chicas y eso se vendía todo afuera de la provincia. A las placas de nichos llegue porque le hice a una amiga y me empezaron a conocer y a pedir cada vez más. Eso relegó un poco lo artesanal pero sigo haciendo», contó José.

En su pequeña empresa familiar trabaja su hijo mayor, de 25 años, y su esposa. «Tengo 4 hijos y estoy muy feliz por la familia que tengo, mis hijos ya me dieron 2 nietos», dijo.

Si bien Alé trabaja casi exclusivamente con travertino, conoce la gran variedad de piedras que hay en San Juan y su proyecto educativo, Herencia Huarpe, está relacionado con la transmisión de ese conocimiento. «La meta es enseñarle a los chicos las piedras y cómo las usaban los indios de estas tierras. El año pasado logré dar una charla  a los alumnos de la escuela Vicente López, los chicos se llevaron materiales para trabajar y ganaron la feria de ciencias con ese trabajo. Mi sueño es este año sumar a otros artesanos y que todos puedan brindar sus saberes», señaló.

Por ejemplo, los niños también podrían aprender a hacer cestería como hacían los huarpes y cacharros de barro con la excelente arcilla de Albardón y enseñarles a cocinarlas como lo hacían los aborígenes, en un horno que hacía escavando un pozo en el suelo.

Alé Chávez destacó este subsidio fue muy importante para su actividad. «Significó mucho, nos dieron el 50 % del dinero pero el proyecto está en el 70 %. Sin esos fondos no lo hubiéramos podido lograr porque es muy difícil para mí obtener ese dinero de un banco. Y este es el futuro de mis hijos, pero detrás de esta actividad hay mucha gente más, tengo  dos personas que trabajan medio día, la gente de la imprenta, fletes, el proveedor de piedras, todo se compra acá en una cantera local», destacó el artesano del travertino.

 

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