El artesano, de los metales

La orfebrería es un oficio, noble, tradicional, y de mucha creatividad. Marcelo Toledo, es uno de los representantes argentinos de mayor renombre en esta área. Diseñó joyas para la realeza, para obras de Broadway y el mismo Papa le pidió una de sus piezas. En una charla con El Sureño, cuenta sobre su nueva etapa como escultor, y cómo se encontró inspiración en el extremo sur argentino para su obra ‘Tramas’.

Marcelo Toledo, es orfebre desde los 14 años. Casi por esa época vendía sus producciones en La Boca, sobre la calle Caminito. Su habilidad para moldear los metales y sus creativos diseños, lo llevaron a elaborar joyas para actos oficiales, pero ése fue solo el principio.

Marcelo Toledo llegó a diseñar y producir joyas para la realeza española, británica, y de los Países Bajos. Entre sus clientes también se cuentan Madonna, Ricky Martin, las familias Clinton y Obama, y otras personalidades internacionales. Algo de lo que se siente particularmente orgulloso, es haber diseñado varios elementos para el papa Francisco y algunos de sus predecesores.

A pesar de su fama mundial, Toledo asegura que no es un artista de elite. Hoy, se dedica a la escultura a gran escala, sigue trabajando el metal, pero para producir mega estructuras artísticas.

“Lo que me está atravesando hoy, no me lo imaginaba -asegura el artista- Pero desde muy chico, desde siempre, supe lo que me gustaba y adónde quería llegar. Lo que estoy haciendo ahora en realidad es plasmar lo que me pasa adentro, la verdad que no sé si en algún momento me pensé haciendo grandes esculturas”, comenta.

Tramas del Sur

La nueva exposición Marcelo Toledo está presentando se llama Tramas. Según explica, se inspiró en los enredos, combinaciones, formas y texturas de la naturaleza. Asegura, que pretende mostrar en su obra, cómo se puede encontrar situaciones de enredo en todos los aspectos de la vida: “Tiene que ver justamente con todas las cosas que se juntan, que se tejen, que se enredan, que de alguna manera forman un tejido”.

Evocando su último viaje a la Patagonia, explica: “Por eso, me inspiré tanto en nidos de diferentes partes del país. Me pareció maravilloso estar en el Glaciar Martial por ejemplo. Una tranquilidad sentarme ahí a dibujar, a ver cómo se desarrollaban distintos tipos de nidos, como se enredaba la vegetación. También, cuando viajé hasta el Faro del Fin del Mundo ver los nidos de pingüinos. En general, la naturaleza siempre me inspiró. Y por ahí ver un lugar tan puro, y tan abierto como Ushuaia, uno siempre se siente más inspirado. Y justamente traté de plasmar en cada pieza todos esos enredos. Incluso hay hasta corazones enredados. Como estas tramas, que a veces uno tiene, o como uno se suele enroscar en determinadas cosas”.

La evolución desde la orfebrería hacia las mega esculturas genera, para quienes conocen la obra de Marcelo Toledo, una alta expectativa. Pero el orfebre dentro del escultor, no se achica y muestra que tiene con qué crecer: “La verdad es que… lo que tiene la orfebrería es que es un oficio, una profesión muy completa. Para poder ser orfebre necesitás saber dibujar, necesitás saber esculpir aunque sea en tamaños chicos, necesitás saber soldar, saber sobre equilibrio, armonía y estética. En realidad todo eso lo llevé a otro plano. A otra escala”, explica entusiasmado.

En el momento en que sintió la necesidad de llevar su obra a otra escala Toledo comenzó a tomar clases, con una psicóloga y artista de arte contemporáneo. Pruebas de habilidad no le faltaron. El año pasado Toledo expuso su obra en la Galería Rubbers; y el año anterior fue exhibido en el Museo Fortabat.

Después de ver sus obras lucidas por personalidades de importancia en todo el mundo, hoy Toledo desea mostrarse en otras esferas. “Hoy más que personas, tengo la necesidad de ver una gran estructura emplazada en un espacio. Ya sea una plaza, o en un museo. Que estas grandes esculturas puedan traspasar las fronteras”.

Desde su nuevo taller en el Distrito de las Artes, cercano a los barrios de San Telmo y La Boca, el escultor se proyecta hacia nuevos con entusiasmo. “Un día me di cuenta que por ahí ya había hecho muchas cosas en el norte y tenía ganas de conquistar el sur. He trabajado para reyes, actores y actrices, he hecho cosas para Broadway… Y un día dije, ‘ya conquisté el norte, ahora voy por el sur’”, anunció emocionado.

 

 

El Sureño

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