Minería espacial: cuando la ciencia ficción deja de serlo

Viajar al espacio para explotar asteroides con el fin de extraer de ellos minerales es un proyecto cada vez más cerca de transformarse en realidad y ser menos de ciencia ficción. La minería espacial se ha convertido en los últimos años en el gran tema de conversación y debate entre los expertos espaciales.

Por ahora no es más que una proyecto futuro en el que trabajan, principalmente, dos grandes empresas estadounidenses y que despierta muchas dudas operativas y legales, pero que resulta igualmente apasionante y prometedor.

Para los no versados en la materia de la minería espacial, lo principal es saber qué se pretende y qué significa exactamente. Te contamos todos los detalles, a continuación.

¿Cuál es el objetivo de la minería espacial?

El fin de la minería espacial es el de explotar los numerosos asteroides que circulan en el Sistema Solar.

Según datos publicados por National Geographic, existen unos 9.000 asteroides más o menos próximos a la Tierra que disponen de recursos explotables considerados de “gran valor económico”. Se refieren a minerales como el oro y el platino, además de la posibilidad de encontrar otros elementos como agua, silicio, hierro y níquel.

La explotación de metales es uno de los principales fines de la minería espacial, pero no el único. Existe otro algo ‘menos empresarial’, por decirlo así, pero mucho más profundo en cuanto a la exploración se refiere. Tiene que ver con lograr extraer combustible y oxígeno, necesario el primero para los viajes y el segundo para la vida humana.

Sin ir más lejos, por ahora lo que se sabe es que miles de cuerpos rocosos que orbitan alrededor de la Tierra o que se hallan en el cinturón de asteroides localizado entre Marte y Júpiter son potencialmente explotables.

 

¿Cómo favorecería la minería espacial al viaje a Marte?

Uno de los principales problemas para poder cumplir el sueño de enviar una misión tripulada a Marte es que el viaje solo sería de ida.

Y es que se requiere de tanto combustible para atravesar la atmósfera terrestre y llegar al Planeta Rojo que no hay posibilidad de vuelta. De ahí que los expertos en la materia señalen la minería espacial como una posible solución.

Su propuesta e intención es convertir estos asteroides potencialmente explotables en algo así como gasolineras interplanetarias. Para ello sería necesario encontrar en su superficie o interior agua y oxígeno. El hallazgo y explotación de estos dos elementos contribuiría a la viabilidad de posibles asentamientos humanos en la Luna y Marte, por ejemplo.

El empresario Elon Musk, uno de los principales valedores de la que será la primera misión tripulada a Marte, apuesta porque el viaje se producirá en 2030, aunque la NASA lo ve más factible para 2040.

Sea una década antes o una después, el inconveniente del combustible sigue siendo uno de los mayores problemas. Eso y encontrar un material capaz de soportar una exposición prolongada a la radiación del planeta para salvaguardar la integridad física de los astronautas.

 

Las lagunas legales

Sin embargo, uno de los escollos con los que se encuentra la minería espacial, además de lo evidente como es el aspecto técnico y logístico, tiene que ver con la legislación: existe cierto vacío legal, que en los dos últimos años han intentado llenar desde Estados Unidos y, más recientemente, desde Luxemburgo.

Los expertos creen que estas normas nacionales contravienen el Tratado sobre el Espacio de la ONU, aprobado en 1967, por el cual “la Luna y otros cuerpos celestes no podrán ser objeto de apropiación nacional por reivindicación de soberanía, uso y ocupación, ni de ninguna manera”. Una afirmación que podría entrar en colisión con el hecho de la explotación de asteroides.

Sin embargo, los defensores de esta práctica -de momento sólo teórica-, argumentan que lo dicho en este tratado no tiene nada que ver con el hecho de explotar de forma privada los cuerpos celestes, ya que no sería una cuestión de “apropiación nacional” o “soberanía”, sino algo empresarial, con un claro ánimo de lucro.

¿QUÉ HA HECHO ESTADOS UNIDOS?

En Estados Unidos, dado el auge e interés de la minería espacial en los últimos tiempos, decidieron dar el primer paso en este sentido aprobando hace dos años la conocida como The US Commercial Space Launch Competitiveness Act o Space Act, firmada por el entonces presidente Barack Obama, en noviembre de 2015.

Básicamente lo que determina es que “un ciudadano de los Estados Unidos tendrá derecho a los recursos obtenidos de un asteroide o el espacio, incluyendo poseer, apropiar, transportar, usar y vender este recurso de conformidad con las leyes aplicables, incluyendo las obligaciones internacionales de los Estados Unidos”.

En este sentido, algunos expertos señalan que la Space Act ha venido a regular un territorio aún sin explorar para rellenar un espacio legal que todavía despierta muchas reticencias y dudas y en el que muchos se temen que se produzca una suerte de fiebre del oro espacial.

¿Y EUROPA?

Estados Unidos ha sido el primer país en dar el paso a la hora de legislar la futura práctica, pero no el único. Luxemburgo ha elaborado un texto con el fin de regular este mercado y garantizar que la explotación se realice, llegado el caso, dentro de los marcos del derecho internacional.

De esta manera, quienes decidan apostar por la minería espacial deberán hacerlo bajo la concesión de una licencia de explotación.

Los grandes nombres de la minería espacial

De momento, la minería espacial es un proyecto a largo plazo. Pero la posibilidad no sólo ha dejado de ser ciencia ficción, sino que es una realidad en la que desde hace tiempo trabajan dos empresas privadas americanas, pioneras en el sector: Planetary Resources y Deep Space Industries.

Por un lado se encuentra Planetary Resources, que ya ha lanzado desde la Estación Espacial Internacional un primer detector de asteroides en busca de posibles recursos que explotar.

Detrás de Planetary Resources, centrada principalmente en la minería espacial, se encuentra un equipo formado por nombres como Larry Page (uno de los creadores de Google), Eric Schmidt (también relacionado con el buscador) y James Cameron (director y productor de cine).

Como su principal rival se sitúa otra empresa estadounidense, Deep Space Industries, fundada por Bryan Versteeg y Rick Tumlinson, con una importante carrera en el sector espacial.

La empresa trabaja en el lanzamiento de sondas que exploren los posibles recursos extraíbles como agua y minerales.

Aunque el verdadero sueño de Elon Musk y su empresa SpaceX es colonizar Marte, el empresario estadounidense explicó hace unos meses que en sus planes está el de que en ese viaje al planeta rojo se incluyan unos “robots minero/tuneladores” que serán los encargados de abrirse hueco hasta el interior del planeta.

Una de las opciones que se baraja dada la alta radiación que se registra en la superficie marciana es la de crear la base en su interior, donde existen un sinfín de túneles.

Psyche y Lucy, las misiones de la NASA

Igualmente, hace sólo unas semanas se conoció la noticia de que la NASA daba luz verde a dos misiones para explorar asteroides. Seleccionadas entre cinco proyectos finalistas, las elegidas fueron Lucy y Psyche.

La primera en lanzarse será Lucy, que lo hará en 2021 y cuya finalidad es explorar los asteroides troyanos de Júpiter, a los que tardará en llegar unos cuatro años.

Se trata de un grupo de asteroides que orbitan alrededor del Sol junto con Júpiter al verse atrapados por su gravedad y que se encuentran compuestos de un material no estudiado hasta la fecha.

Dos años después, en 2023, le llegará el turno a Psyche. Esta misión tiene como objetivo tomar imágenes del asteroide llamado 16 Psyche, situado a tres veces la distancia de la Tierra al Sol y compuesto de metal, con el fin de conocerlo mejor. Se calcula que la misión llegará a su destino en 2030.

Además de las fotografías, será interesante estudiar su composición ya que se cree que este asteroide es lo único que queda de un planeta parecido a Marte que fue destruido al formarse el Sistema Solar.

Tener más datos sobre él ayudará a comprender la formación del Sistema Solar y conocer un poco más el planeta que se quiere colonizar. No se niega tampoco el hecho de que un asteroide como Psyche puede ser un gran hallazgo para la minería espacial dada su composición.

 

 

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