Noelia Vera tiene 27 años, es de San Juan y nunca tuvo vinculación con la actividad minera. Una amiga fue quien la convenció de presentarse a una entrevista de trabajo para el área de Seguridad e Higiene en Casposo, donde quedó seleccionada y pasó a ser la única mujer en su área.
Con el temor propio a lo desconocido, se aventuró a un mundo distinto que jamás imaginó: “Cuando me dieron la oportunidad de trabajar en la mina, no lo dudé, sabía que esto podía no volver a pasarme”, resalta emocionada.
Hace 4 años que trabaja en la mina y el año pasado llegó un gran evento que le cambió su vida para siempre: fue mama de una nena. “Cuando quedé embarazada ya no me permitieron subir a la mina por mi seguridad y la del bebé. Inmediatamente la empresa tomó la decisión de crearme un puesto de trabajo en la ciudad de San Juan, donde realizo tareas de manera normal, respetando mis períodos de lactancia”, comenta Noelia.
Acerca de su trabajo, Noelia dice que trabajar en una mina es completamente distinto a otros trabajos porque el ambiente genera una gran familia. “Cuando un compañero se va, uno siempre se acuerda, porque somos pocos, compartimos muchas horas y días dentro de la mina”.
Por el momento su labor se tornó más administrativa debido a su maternidad reciente, pero en la mina era la encargada de dar capacitaciones de Seguridad e Higiene, ingresar al túnel y hacer recorridos por toda la operación. Hoy da soporte a sus compañeros de su oficina de la capital sanjuanina.
En su recorrido por estos años en la minería, Noelia está convencida de haber crecido mucho como profesional pero sobre todo como persona porque dentro de la minera se relacionó con mucha gente, aprendió a escuchar y a lograr empatía permanente con el otro.
Para quienes apuesten y se arriesguen como ella a entrar a la actividad, no duda en darles un mensaje positivo de que “sí se puede”, que hay que dejar atrás los prejuicios porque “la minería es un ambiente muy lindo que presenta enormes desafíos”.
