La fiesta de YMAD se sigue pagando

Silenciados los debates sobre la fiebre causada en la Universidad Nacional de Tucumán por las regalías mineras, hoy se asiste al temor de lo que sobrevendrá con el cierre de la Minera Alumbrera. ¿La UNT tendrá que pagar deudas ambientales, económicas y sociales? Mientras la rectora Alicia Bardón asegura que ya no se recibirá dinero por ese lado, se analiza el futuro de Yacimientos Mineros Agua de Dionisio (YMAD), empresa que integra la UNT junto a Catamarca y la Nación, y se intenta reducir el déficit o mantener el equilibrio de la explotación menor de Farallón Negro (empresa operada por YMAD). Por otra parte, ciertas noticias sacuden el escenario: la denuncia contra el ex presidente del directorio, Manuel Benítez, y otros funcionarios, por administración fraudulenta; la demanda de la UNT en la Justicia federal de Catamarca contra el convenio de 2008 (firmado por ese ex presidente ahora denunciado y por el ex rector Juan Cerisola, entre otros) que le quitaba a la UNT el 50% de su derecho a las regalías y se lo entregaba a otras universidades; y la suspensión de actividades de la minera ordenada por la Justicia Federal hace tres semanas, suspensiuón que fue levantada ayer.

El botín de las regalías

No bastaron los escándalos que desató Cerisola con el convenio firmado el 2 de enero de 2008, cuando cambió el destino de las regalías mineras que hacía apenas un año había comenzado a recibir la UNT. Por la ley 14.771, de creación de YMAD, a la casa de altos estudios le correspondía el 40 % de las utilidades y todo debía estar destinado a la construcción de la Ciudad Universitaria. Pero Cerisola dio por concluida esa Ciudad Universitaria, determinó que se entregase el 20% a las otras universidades y que el otro 20% de utilidades quedase de libre disponibilidad. Es decir, que pudiese usarlo como quiera.

Eso dio lugar luego a dos causas judiciales por el uso de los dineros de regalías mineras: las investigaciones de la Justicia Federal sobre las irregularidades por 353 millones de pesos en obras universitarias tienen ahora como imputado a Cerisola y a varios miembros de su ex gabinete, por sobreprecios en los montos de las contrataciones de las obras, colocación de parte de los fondos en “cuevas” bancarias e incumplimiento de la Ley de Obras Públicas.

La larga causa judicial -ya lleva siete años- es un reflejo de la relación de Cerisola con la empresa interestatal minera desde su cargo de rector hasta su reciente paso como directivo de YMAD nombrado por la UNT, hasta hace dos años. Hoy sólo está vinculado por el caso judicial, cuyo final aún no se ve. En él se investiga lo que ocurrió con esos dineros, llegados entre 2006 y 2009, y cómo se usaron en las obras.

Un sueño vigente

Otra causa judicial es la que se abrió con el acta que daba fin a la Ciudad Universitaria. La minera siguió dando utilidades al menos hasta 2014, pero se supone que desde 2008 hasta entonces la UNT cobró el 50% de lo que le correspondía, gracias al convenio acordado por Cerisola con YMAD. El Consejo Superior de la UNT determinó hace dos años que ese convenio era nulo y también lo señaló así la Justicia federal en la causa por las obras. Ahora se ha denunciado eso en la Justicia Federal de Catamarca y con ello se abre un nuevo camino: ¿habrá dinero para la Ciudad Universitaria otra vez? En todo caso, el viejo sueño vuelve a estar vigente. Hay que ver cómo se lo logrará cumplir.

Pero el contexto actual es de carencias: la Minera Alumbrera, que había anunciado el cierre de Bajo La Alumbrera para este año, lo extendió un año más gracias a la quita de retenciones que hizo Mauricio Macri apenas asumió como presidente. Igual no llega plata a la UNT, que el año pasado descubrió qué mal le había hecho el dinero de las regalías, no sólo por las millonarias irregularidades por las que está imputado Cerisola, sino porque empeoró sus manejos admininistrativos: “La UNT está pagando la fiesta de YMAD”, dijo hace un año el vicerrector, José García. En este tiempo saltaron a luz muchos desbarajustes y se advirtuó que se habían tapado desmanejos financierons con el oro de Catamarca. La última remesa fueron 10 millones de pesos en 2015.

Actividad compleja

YMAD es una empresa grande, surcada por problemas derivados de su misma actividad, y que durante años ha estado lejos de todo. En abril pasado hubo un sonado caso en Catamarca, por el juicio oral a un minero, empleado de Farallón Negro, que en 2013 mató a su suegra poniéndole una dinamita debajo del remise que la trasladaba. El tribunal de juicio condenó al minero, José César Rodríguez, y libró a YMAD de responsabilidades. Pero el testimonio del condenado en una de las audiencias dejó dudas sobre las normas de seguridad: dijo que consiguió los explosivos de un basural propiedad de la mina. “No había ningún tipo de control” en el lugar, ya que los “empleados podíamos entrar y salir sin problemas”, dijo.

En tiempos recientes los escándalos parecían estar situados sólo en el ámbito universitario tucumano. El Consejo Superior nunca pudo lograr que la rectora Alicia Bardón empuje a sus funcionarios contra YMAD para exigir respuestas o enviar delegados fiscalizadores. Los directores de YMAD por la UNT, Alfredo Grau y Faustino Siñeriz, no rindieron cuentas ante el Consejo (como no fuese de modo informal) sobre lo que pasaba. Ni están los balances de los últimos dos años. Incluso Santiago Albarracín, el nuevo presidente de YMAD (nombrado por Macri), dijo que nada sabía del convenio de 2008.

Pero fue con esta nueva gestión que se logró sacudir al directorio de la empresa, cuando se hizo la denuncia en la Oficina Anticorrupción contra el ex presidente Manuel Benítez. Este estuvo durante 16 años al frente de YMAD. La denuncia es tremenda: se habla de venta irregular de lingotes de oro a algunas empresas -una de ellas ligada a Lázaro Báez- y de compras con sobreprecios de cianuro. Una auditoría de 2016 evidenció que había crecido el volumen de venta. En 2008 fueron 12,5 kilos; en 2012, 1.152 kilos y en 2015, unos 1.155 kilos en lingotes de oro. Un informe interno dice que durante años a YMAD le costó el doble la producción de cada lingote de oro. YMAD dio pérdidas todos los años, durante una década, pero esa etapa coincidió con la llegada de utilidades de La Alumbrera, lo que permitió que la empresa no se resintiera tanto. O sea: también por ahí perdió plata la UNT.

Oscuro futuro

La cuestión que surge es: no se controló a Cerisola y sus convenios con YMAD, y tampoco se controló el manejo de la venta de oro. Dos causas que se ventilarán a lo largo de los años en la Justicia Federal. ¿Qué hacían los directores nombrados por la UNT? ¿Qué hacen los que están ahora?

Cuentan en el Consejo Superior que los debates de hoy rondan alrededor de qué va a pasar con la Alumbrera cuando se cierre la mina y cuando llegue a su final Farallón Negro, en tres años. La rectora dijo en enero que se analiza hacer asesorías ambientales (lo cual es confuso, porque YMAD y la UNT aún no saben si serán acusadas como corresponsables en las causas por contaminación ambiental que tiene encima la minera) y buscar otros caminos de provisión de servicios de energía, o de producción de mármol, como sugirió en su momento el ex director Florencio Aceñolaza. Dicen que si YMAD logra acordar para proveer servicios en nuevos emprendimientos mineros como el cercano Agua Rica, aún tiene un valor cercano a los 700 millones de dólares. Si no logra ser prestador de servicios, no vale nada.

Pero aún tiene otros problemas económicos subyacentes. Uno es el cierre de la mina Alumbrera. No se sabe si tendrá consecuencias económicas y ambientales, sobre todo desde que la Justicia Federal ha determinado que deben revisarse los problemas con el dique de cola, construido sobre un terreno con elevada permeabilidad. Otro es el déficit de Farallón Negro, que da trabajo a unas 850 personas. Lucía Corpacci, gobernadora de Catamarca, dijo que ellos quieren quedarse con YMAD. La UNT no sabe qué hacer, porque el futuro, tal como se han manejado las cosas, sólo promete problemas.

 

La Gaceta

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