Editorial Diario Norte/ En pleno siglo XXI ya nadie duda que los saberes científicos y los avances tecnológicos desempeñan un papel preponderante en el desarrollo de las naciones. Sin embargo, en períodos de recortes presupuestarios como el que atraviesa actualmente el país, algunos gobiernos de turno suelen caer en la tentación de colocar en un segundo plano a la ciencia desfinanciando investigaciones, desconociendo así que el progreso de los países más ricos se debió, en buena medida, a la firme decisión de apuntalar el trabajo de la comunidad científica local.
Discutir si el acompañamiento a la labor científica sirve o no al desarrollo del país es, a esta altura de la historia de la humanidad, una pérdida de tiempo. En todo caso, lo que se debe debatir es qué tipo de saberes científicos necesita el país y para alcanzar qué objetivos. Aunque, en rigor, esa discusión tendría que estar saldada hace tiempo en la Argentina, que necesita contar con un sólido sistema nacional de ciencia y tecnología que se acople a los distintos factores que dinamizan la economía.
En lugar de practicar el ajuste por el ajuste mismo, el país necesita seguir respaldando la labor de los investigadores. Valga como ejemplo el trabajo que lleva adelante un equipo del Instituto de Química, Medio Ambiente y Energía de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires y del Conicet que este año obtuvo en Amsterdam el primer premio del concurso internacional Mentes brillantes (Bright Minds Challenge), que selecciona las mejores propuestas para el desarrollo de tecnologías que permiten la generación de energía en forma sustentable. El equipo de científicos argentinos, liderados por el licenciado Ernesto Calvo, dise ñó un sistema alimentado por energía del sol que permite extraer litio de manera rápida, económica y eficiente. El invento hace posible la extracción del litio, un mineral que se extrae de los salares, por medio de electrodos de baterías con muy bajo costo energético porque utiliza energía solar. ¿Por qué es importante este trabajo? Entre otras cosas, porque se trata de un método innovador para extraer litio de manera más simple y ecológica, pero fundamentalmente porque actualmente el litio es un elemento central de la economía global que viene ya que se emplea en baterías de los nuevos autos eléctricos, celulares, pilas para pequeños dispositivos electrónicos portátiles. En otras palabras, este elemento que fue descubierto dos siglos atrás, hoy es el mineral estrella en el nuevo paradigma energético hacia el que se encamina el mundo; y además, la Argentina cuenta con importantes reservas de este elemento estratégico en las provincias de Salta, Jujuy y Catamarca.
La creciente demanda de litio en todo el mundo hizo que su precio trepara casi un 50 por ciento en los últimos tres años y se estima que su valor podría aumentar aún más. Especialistas en el desarrollo de energías renovables estiman que antes del año 2020 cuando los autos eléctricos comiencen a imponerse en el mercado mundial, habrá una fuerte demanda de litio, de manera que este mineral podría asumir el papel que tuvo el petróleo en el siglo XX. Por otra parte, si se apuntala el trabajo de investigadores argentinos en el campo de la electroquímica y las baterías, por ejemplo, podrían abrirse las puertas de una nueva industria nacional, teniendo en cuenta el escenario de crecimiento de la minería de litio que se proyecta en el país. Por esta y otras razones la Argentina necesita contar con políticas públicas activas que garanticen un sistema de ciencia y tecnología de alta calidad, que aliente la vinculación de los investigadores con la actividad productiva de las distintas regiones. Si se decide avanzar en ese sentido, entonces será posible hacer ciencia y tecnología que estén al servicio del desarrollo integral del país y de todos los argentinos.
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