Gabriel Rubacha, Lithium Americas: “Hasta 2025 tienen que entrar en producción un Cauchari por año”

El ejecutivo señala que la demanda por litio seguirá alta durante la próxima década y que ve complejo que Bolivia pueda materializar su potencial en la minería del litio.

 

Primero el 7 de junio y más tarde el 17 de julio, Lithium Americas, la compañía canadiense que en 2016 conformó un joint venture con SQM para desarrollar el proyecto Cauchari-Olaroz en Jujuy, Argentina, logró dos acuerdos para financiar el 50% de su participación en la iniciativa.

El primer contrato lo firmó con GFL International, filial de Jiangxi Ganfeng Lithium, por US$175 millones y derechos para comprar y vender parte de la producción de Cauchari-Olaroz que, en una primera etapa (el proyecto incluye dos) producirá 25 mil toneladas anuales de carbonato de litio equivalente (LCE); 50 mil una vez llegue a máxima producción,

El segundo acuerdo de financiamiento fue por US$113 millones y lo firmó con BCP Innovation, filial de Bangchak Corporation Public Company.

Cauchari-Olaroz es uno de los proyectos de litio más importantes actualmente en el portafolio de carbonato de litio en el mundo, pero hay otros. Solo en Argentina la australiana Orocobre (junto a Toyota) construye una planta con una capacidad instalada de 17.500 toneladas, Enirgi trabaja en el proyecto Rincón (de 50 mil LCE) y Galaxy Resource en el proyecto Sal de Vida, de 25 mil LCE.

No es el único proyecto de Lithium Americas en el mundo, también es dueño de Nevada, una iniciativa para extraer litio de arcillas en Reno, Estado Unidos. Sin embargo, Caucharí es el más importante, explica Gabriel Rubacha, presidente de Operaciones en Sudamérica de la canadiense.

“Nuestro foco en la actualidad es desarrollar Caucharí en los tiempos previstos. Nevada, un proyecto que estamos analizando en Estados Unidos y uno de los yacimientos de litios más grandes de Norteamérica, pero insisto, el principal es Caucharí”, explica el ejecutivo.

¿Cómo está avanzando Caucharí?

Estamos con la ingeniería de detalle y con la ampliación del campamento. También hemos seguido el programa de perforaciones y en la selección de contratistas para las pozas. Con esto, estamos dentro del cronograma que nos permitirá estar en producción en 2019.

¿Cómo ha sido el trabajo con SQM?, ¿no les complica el escenario judicial de su socio en el proyecto Caucharí en Chile?

De ninguna manera nos complica, no nos hace ningún ruido. SQM está intentando diversifica su producción, lo que entiendo como una estrategia razonable, pero reitero, no nos hace ningún ruido los temas que tenga en Chile.

Creemos que SQM es el socio ideal para el desarrollo del proyecto Caucharí, pues es la compañía con más experiencia en el desarrollo de proyectos de litio desde salares y estamos más que conforme de trabajar con ellos. Han aportado un valor enorme al desarrollo del proyecto.

¿Por qué se ha vuelto atractiva la minería del litio en Argentina?

Porque el marco regulatorio es atractivo, pero también tiene el potencial de recursos y los costos operativos permiten tener un proyecto rentable.

En relación a los costos operativos estamos estimando para el proyecto del orden de los US$2.500 la tonelada, comparable a lo que se consigue en el Salar de Atacama, en Chile, por lo que no vemos en los costos operacionales una desventaja.

Y factores como la disponibilidad de agua o el precio de la energía, ¿cómo inciden a la hora de invertir en el país?

Hay menos limitaciones en el tema de agua en Argentina que en Chile, claro. En relación a la energía, al menos para Caucharí, estamos cerca de fuentes de energía, a 60 kilómetros de la interconexión por lo que estamos evaluando alternativas: conectarnos o, como es probable, que terminemos optando por la autogeneración. Lo importante es que existen opciones. Caucharí tiene una localización bastante privilegiada.

Existen algunos proyectos de ley presentados en Argentina para regular el desarrollo del litio, uno de ellos buscaba declarar el recurso como estratégico, crear una YPF del litio y una comisión nacional de exploración, ¿cómo recibe un inversionista este tipo de iniciativas?

No creemos que vaya a pasar lo mismo que en Chile. Dentro del Acuerdo Federal Minero (firmado a mediados de junio en Buenos Aires, Argentina) existe una mesa el litio, pero no con fines regulatorios, sino que vinculado a levantar buenas prácticas.

Argentina está apuntando a ser un líder en producción de litio y para eso se está atrayendo inversionista, por eso no vemos el escenario señalado.

Se suele escuchar que la esfera del verdadero negocio del litio no es minería, sino que el de las baterías….

En el ámbito privado, en la actualidad, no hay ninguna iniciativa que conozca que se esté desarrollando en Argentina en esa dirección y es que, según mi opinión, primero hay que desarrollar la parte extractiva, tener una plataforma de producción interesante y ser competitivos, luego se debe pensar en el valor agregado.

¿Para cuánto está pensada iniciar la segunda etapa de Caucharí?

Aunque es aún solo una intención, pues no está tomada la decisión, es una vez que entremos ya en producción.

Como Lithium Americas, ¿no están mirando el potencial de Bolivia?, ¿creen que el país pueda desarrollar su potencial en el mediano plazo?

Lo veo muy difícil, al menos no parecería que en el corto plazo pueda existir una posibilidad y como Lithium Americas tampoco hemos evaluado entrar a Bolivia.

¿Cómo ven la demanda de litio para la próxima década?

Para 2025 la demanda va a seguir empujando más que la oferta, hasta ese año, tiene que entrar en producción, en promedio, un Cauchari todos los años, lo que representa un desafío bastante grande. Además, los proyectos en Australia, que pueden entrar en el corto plazo, (Mt Cattlin de Galaxy Resurse, Mt Marion de Mineral Resourses y Ganfeng Lithium o Pilgangoora de Altura) tienen un costo operativo mucho mayor.

 

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