Argentina es el país que más aprovecha litio; Bolivia avanza

 

El precio internacional de la tonelada de carbonato de litio en 2016 estaba en $us 7.475, en 2014 era de $us 5.050. El país prevé consolidar la industrialización en 2019.

Mientras que Argentina es uno de los países que más  aprovecha la bonanza de  precios del litio para  impulsar la  producción, Bolivia aún está en proceso de consolidar el proceso de  industrialización.

La cotización internacional  de la tonelada de carbonato de litio en 2016 estaba en 7.475 dólares, mientras que  en 2014 llegaba a  5.050 dólares.

En Argentina  actualmente hay dos  emprendimientos en producción, que extraen alrededor de 40.000 toneladas al año entre los dos, con una tendencia a subir hasta 130 mil toneladas, en el caso de concretarse nuevas inversiones.

Estos son Olaroz de Sales de Jujuy  que produce 17.500 toneladas, y Salar del Hombre Muerto, de FMC, en Catamarca, del que se sacan 22.500 toneladas. Esto representa el 16% del litio a nivel mundial, señala una  publicación del portal del periódico La Nación.com.ar.

Argentina, junto con Chile y Bolivia, forma el llamado «triángulo del litio” y se encuentra en cuarto lugar en cantidad de reservas probadas del mineral, detrás de Bolivia, Chile y China (algunos rankings la ubican tercera), cita la publicación.

De los tres integrantes del «triángulo del litio”, Argentina es la que está «mejor perfilada” para aprovechar este auge. ¿Por qué? Porque, según el secretario de Minería de Argentina, Daniel Meilán, Bolivia ahuyentó a las empresas mineras al exigir que  produjeran los autos eléctricos en territorio boliviano, y Chile tuvo un conflicto con la minera Soquimich por mal financiamiento de la política, lo que paró un poco su producción, señala el análisis de La Nación.

La empresa estatal Yacimientos de Litio Boliviano (YLB), sobre el artículo publicado afirmó que es una de muchas  notas sobre la explotación de los recursos naturales como materia prima hecha por transnacionales.

«Se habla de millones de inversiones y miles de toneladas de producción, pero, ¿es de los argentinos?’  En Argentina con el gobierno de (Mauricio) Macri se dieron todas las facilidades a la inversión extrajera en minería, pero, ¿qué participación tiene el Estado argentino en dicha industria? Si es que la tienen es mínima, sin ninguna incidencia en la dirección de emprendimientos”, observó.

Asimismo, señala que tanto en Argentina como en Chile a  las empresas que explotan litio no les «interesa” generar valor agregado y sólo se llevan la materia prima, por eso no hay emprendimientos para la industrialización.

«En Bolivia  estamos encarando toda la cadena productiva del litio, desde la producción de materia prima (carbonato de litio), su industrialización (conversión en cátodos) y producción de producto final (ensamblado de baterías de litio), todo en escala piloto”, explicaron en la estatal.

Según la empresa estatal, todo el proceso tecnológico en las plantas es impulsado  por profesionales y universitarios nacionales, no se le debe patente o fórmula a ningún extranjero. «Tenemos el orgullo de señalar que la industria del litio  es 100% boliviana. Bolivia es el único país que asume la industrialización  en toda la cadena”, destaca.

La cadena productiva del litio  se inicia con  la exploración que   permite identificar  áreas de mayor concentración de litio en el Salar de Uyuni. La explotación consiste en la recuperación y transformación de la materia prima (salmuera), hasta obtener carbonato de litio en la Planta Piloto.

A partir de este proceso  se levantará una Planta de Cátodos de Litio para la fabricación de cátodos y electrolitos de litio.

La empresa estatal Yacimientos de Litio Boliviano (YLB) informó  que está en fase de conclusión  el montaje de la planta industrial de cloruro de potasio y se espera que para inicios de 2018 se inicie la producción.

Sobre la planta de carbonato de litio, informó que evalúan  las firmas para el contrato de construcción y su puesta en marcha. «En la planta de cloruro de potasio, en el Salar de Uyuni, a fin de año se harán pruebas   y ajustes al vacío y en los primeros meses de 2018 se iniciará la producción en escala  hasta alcanzar su capacidad total 350 toneladas por año”, señalaron en respuesta a un cuestionario.

Para la planta de  carbonato de litio, fase industrial, se  evalúa  a 10  proponentes y se prevé que en noviembre  se firmará el contrato con la empresa que se hará cargo de la construcción, montaje y puesta en marcha, con una capacidad de 15.000 toneladas año.

Sobre las operaciones de las plantas piloto,  YLB  precisó que a la fecha  la planta de cloruro de potasio produce 300 toneladas por mes; se tiene un stock de 2.000 toneladas y se gestiona su venta. En el mercado interno se comercializaron 2.000 toneladas, hasta la fecha.

La  de carbonato de litio produjo siete toneladas/mes. En 2016 se vendieron  51 toneladas a países de Asia y  a la fecha se tienen comprometidas  40 toneladas en grado técnico (99% de pureza), que serán entregadas en los próximos días.

Para la planta de materiales catódicos, instalada en La Palca, Potosí, se procesa carbonato de litio obtenido del Salar de Uyuni. Con este material procesado actualmente se ensamblan las primeras baterías con litio boliviano.

También se ensamblan baterías de varias  capacidades y  que están en fase de prueba  en diferentes aplicaciones.

Se instaló un telecentro en la unidad educativa de Ibarecito-TIPNIS con sistema fotovoltaico y baterías de litio. Otro similar en Pasorapa, Cochabamba, y se proyecta su aplicación  en comunidades sin acceso a la red eléctrica para las lámparas de mineros y  otros proyectos.

Las fases  del litio

Inicio La industrialización del litio incluye tres fases: en la primera se construyeron las plantas piloto  de carbonato de litio y la  semiindustrial de cloruro de potasio.  La segunda es la producción de esas plantas a escala industrial y por último,   la producción de derivados de litio con valor agregado y baterías.

Inversión La ex-Gerencia  de Recursos Evaporíticos, ahora Yacimientos de Litio,  con  créditos  del Banco Central de Bolivia,  proyectó una inversión de más de 900 millones de dólares  para ejecutar las tres fases.

El litio es un metal cuya demanda crece día a día. Dentro de poco tiempo, las baterías de litio sustituirán a la gasolina y al diésel en los vehículos automotores. Partiendo de esta premisa, recordemos que Bolivia tiene el yacimiento de litio más grande del mundo en el Salar de Uyuni.

Bolivia ha decidido que hasta la segunda fase, la industrial, sólo se usará tecnología, capital y personal boliviano, y esto irrita a las empresas extranjeras que ven desaparecer la oportunidad de aprovecharse de la riqueza boliviana para su beneficio particular. Nos ha ocurrido con el estaño, con la plata, nos ocurre con el zinc.

De varias formas se  intenta presionar al país para que vengan las empresas extranjeras y se lleven la materia prima para añadirle valor en el extranjero y así generar empleos, desarrollo y todos los beneficios que eso conlleva.

Dicen que hay que aprovechar el boom del litio. Ese boom todavía no ha llegado y Bolivia, a paso lento, parece que estará a tiempo con su producción.

Lo temible en el mercado del litio es la aparición de gigantes como la Argentina y Chile porque ellos venden materia prima para que se haga la industrialización en otros países.

El futuro dirá si la política boliviana es o no correcta; pero lo que sí se puede decir es que es digna y soberana y que ya no es aquella que pretende entregar los recursos naturales para que otros se enriquezcan.

Página Siete, Bolivia

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