La protección de áreas, en la agenda estatal

 

Pocos lo afirman on the record pero mucho del «credo ecologista de Tompkins» inspiró el reciente anuncio del presidente Mauricio Macri de incrementar las áreas protegidas del país. La excepción fue Campo de Mayo, que para los ambientalistas no reúne los atributos naturales necesarios para la máxima protección ambiental.

Apenas asumió el Ejecutivo, Macri recibió a Kris McDivitt, la viuda del filántropo fallecido en Chile, y se entusiasmó con su visión de recuperar y preservar ecosistemas. Las conversaciones continuaron con fluidez entre el jefe de Gabinete Marcos Peña y la líder de Conservation Land Trust en la Argentina, Sofía Heinonen. Fueron ellas las que bregaron para que Cambiemos abrazara una agenda verde como lo hizo Barack Obama durante su mandato. Más tarde, Heinonen, respaldada por el Ministerio de Ambiente y Parques Nacionales, expuso la necesidad de crear áreas marinas hasta proteger el 10% del Mar Argentino.

En el Gobierno saben que el país quedó rezagado en el ranking de los Estados que preservan al menos el 10% de sus dominios, como recomienda la UICN. Y que solo una estrategia integral permitirá enfrentar los desafíos climáticos y de pérdida de biodiversidad, que convierte en páramos a los ecosistemas.

No por casualidad Macri y Peña volvieron a recibir anteayer a la viuda de Tompkins y a Heinonen tras el anuncio de incrementar el menú de parques.

Pero la alineación de intereses tiene fisuras: la modificación de la ley de glaciares para que avance la minería, y la promoción de hidroeléctricas en la Patagonia, que combatió Heinonen. Allí, el activismo ambiental se enfrenta con un modelo de desarrollo que no es compartido.

En su proyecto patagónico, donde otros ven monotonía paisajística y minería, la heredera de los Tompkins observa un oasis para la conservación y un impulso a las economías regionales. El gran ensayo fue Iberá, un exhumedal olvidado que visitó el Presidente, y encomió como arca de Noé.

Habrá que ver si la ola verde se impone a los intereses extractivos y productivos en el ambicioso plan de resguardar áreas a perpetuidad.

Mientras tanto, ambos deberán renovar su alianza y apoyo en el sur, donde se promueve la caza de pumas, choiques y guanacos, cuyas poblaciones los ambientalistas intentar reforzar. En medio de la crisis económica santacruceña, se abre un final abierto en el respaldo de Cambiemos. En tanto, la FFF ya negocia con la legislatura provincial donarles el Cañadón del Río Pinturas, que alberga a la Cueva de las Manos, para que Santa Cruz tenga su parque provincial y les permita avanzar en la restauración de otras áreas sin palos en la rueda.

 

 

La Nación

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