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Proponen adoptar “buenas prácticas de sostenibilidad empresaria»

 

La planteó Juan Manuel Velasco, presidente de la Fundación Ecologista Verde, en el marco del evento que se lleva adelante hasta este jueves en Puerto Madryn con organización de Green Cross Argentina. Velasco fue uno de los participantes en la Mesa Redonda “Minería y su impacto en el ambiente”.

En el marco del evento “Diálogos por la Tierra” que, con organización de Green Cross Argentina y con la participación de conferencistas de distintos países se lleva adelante hasta este jueves en Puerto Madryn, se realizaron este miércoles paneles sobre las industrias extractivas, con eje en la minería y el petróleo.

Uno de los participantes de esos debates fue Juan Manuel Velasco, presidente de la Fundación Ecologista Verde, exministro de Ambiente de la Ciudad de Buenos Aires y exdiputado de la Capital Federal donde, como presidente de la Comisión de Ecología, fue autor de las leyes Basura Cero, contaminación acústica y educación ambiental.

Junto a otros expositores, como Michel Thibaud, director de la Fundación Vida Silvestre Argentina, y Jorge Cantallopts, director de Estudios y Políticas Públicas de la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco), Velasco formó parte de la Mesa Redonda “Minería y su impacto en el ambiente”.

Allí propuso la “adopción de buenas prácticas de sostenibilidad empresaria controlada y verificada por la sociedad civil” complementarias de los controles del Estado.

  • ¿Cuál es la idea de la Fundación que preside acerca de la industria minera y el desarrollo sustentable?
  • Nosotros lo que hacemos es promover la sustentabilidad desde todo punto de vista, especialmente en las actividades económicas que tienen un impacto en la sociedad y en el medio ambiente. Consideramos que estamos ante una situación de crisis civilizatoria, el cambio climático es una amenaza que se cierne sobre la humanidad y muchas de las consecuencias del cambio climático son provocadas por la contaminación que producen varios sectores productivos con su accionar. Entonces es necesario que esos sectores productivos asuman la responsabilidad que tienen y actúen de manera responsable en sus actividades. Pero no es suficiente eso: tiene que haber además mecanismos de control que les den garantías a la comunidad y a la sociedad en general de que realmente están adoptando las acciones necesarias para no generar un impacto mayor en el medio ambiente. Y la minería no es ajena a esto que ocurre en muchos sectores económicos. En ese sentido lo que proponemos es algo que ya se viene implementando en muchos sectores productivos: la adopción de buenas prácticas de sostenibilidad empresaria controlada y verificada por la sociedad civil a través de distintos mecanismos. En el marco de esta reflexión que “Diálogos sobre la Tierra” propone sobre cómo avanzar hacia la sustentabilidad de todo el planeta, nos parece importante compartir estas experiencias sobre las cuales venimos trabajando hace muchos años.
  • ¿Hay experiencias concretas en la Argentina?
  • Sí, por supuesto. En sectores como la industria forestal, el de la agricultura, el del turismo. Cada uno en su medida, si no hace bien las cosas, puede tener un impacto muy negativo sobre la comunidad y el medio ambiente.
  • ¿Esos controles se complementan con los del Estado?
  • Sí, y son más exigentes que los del Estado. Porque todos tienen un esquema de gobernanza global básicamente generada desde la sociedad civil. Para decirlo sintéticamente: ese control se trata de que distintas organizaciones de la sociedad civil articuladas en forma de red generen distintos tipos de controles y promuevan prácticas para que esos sectores se vean impulsados a reducir su impacto. Y que incorporen a la filosofía de su negocio la reducción del impacto que la actividad tiene, tanto en la comunidad como en el medio ambiente.
  • ¿Por qué habla de una crisis civilizatoria?
  • En esta nueva civilización a la cual estamos yendo y ya que está en juego la propia supervivencia de la especie, todos tenemos que ser muy responsables y muy conscientes de nuestros actos. Y todos tenemos que ser muy transparentes en nuestras acciones no solo para reducir el impacto ambiental y social de nuestras actividades, sino también para que el resto de la comunidad tenga tranquilidad respecto de lo que hacemos. Eso vale para los empresarios, para los gobiernos, para las ONGs, para los sindicatos, para todas las organizaciones de distintos niveles, de las más grandes a las más pequeñas.
  • Desde su experiencia, ¿las empresas están teniendo conciencia de este cambio de época?
  • Lo que vemos en varios sectores productivos es que, en el mundo, el consumidor está teniendo cada vez una forma de seleccionar los productos donde se fija no solo que lo satisfaga en términos de precio y calidad, sino que también la empresa que lo produce tenga una actitud responsable y consciente sobre el cuidado del medio ambiente y de la comunidad. La tendencia del consumo mundial es hacia el consumo responsable. Eso también forma de esta nueva civilización. Y las empresas poco a poco se tienen que ir adaptando. Muchas veces se han visto convencidas y otras veces obligadas a cambiar sus prácticas y adoptar buenas prácticas del medio ambiente y del cuidado de la comunidad para seguir comerciando sus productos. Esto mismo pasa con la agricultura: la red de agricultura sostenible es cada vez más grande en todo el mundo. Y los productos certificados en sostenibilidad agrícola cada vez tienen más ventajas respecto de los productos que no están certificados a nivel mundial. Esto está generando un impulso de adaptación de las actividades agrícolas a este nuevo comportamiento del mercado. Lo mismo ocurre con el turismo: ya hay varias empresas que han anunciado que a partir de 2020 no va a operar en destinos locales con empresas que no estén certificadas en sostenibilidad turística. Esto implica una adaptación de más de 10.000 empresas turísticas en todo el mundo. Es decir que estamos ante un cambio que la industria minera en nuestros países la debe percibir. Porque en otros países los controles y reglamentaciones son mucho más estrictas que en la Argentina. Esta gobernanza a partir de la sociedad civil a su vez está impulsando a que las empresas, aunque las reglamentaciones públicas no se lo exijan, tengan ir adoptando estas prácticas para seguir insertados en el comercio internacional.
  • ¿Tiene algún nombre este modelo de control?
  • El modelo de certificación de buenas prácticas empresariales surgió hace muchos años con las normas ISO. Lo que ocurre ahora es que están surgiendo nuevas normas específicas por sector y construidas de manera consensuada entre todos los actores vinculados al sector, no solo las empresas, también los sindicatos, los consumidores, las ONGs. Por ejemplo en el sector forestal participa hasta el WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza), y muchas organizaciones ambientalistas como “Amigos de la Tierra” y “Fundación Vida Silvestre” en la Argentina. Lo mismo en el caso de la red de agricultura sostenible o de turismo sostenible donde hay otras organizaciones ambientalistas muy conocidas a nivel mundial e importantes a nivel local. Son 4.000 organizaciones de todo el mundo las que trabajan en la definición de los estándares de buenas prácticas y en los ajustes que son periódicos y cada vez más exigentes.

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