Cobre en América Latina: una paradoja persistente

Los fundamentos del mercado del cobre se mantienen sólidos en 2019 y sus participantes prevén un déficit de oferta que sería menos dramático y no tan próximo como se anticipó anteriormente, advierte el nuevo informe Intelligence Series de BNamericas.

La producción minera experimenta un lento aumento y la demanda sigue fuerte, pero los precios actuales están lejos del mínimo de US$3,20/lb que los analistas estiman necesario para impulsar la inversión. Entre enero y septiembre, el cobre promedió US$2,74/lb.

La guerra comercial que libran Estados Unidos y China está poniendo trabas al crecimiento y, como China consume alrededor del 50% de la producción mundial de cobre, cualquier desaceleración de su economía afecta la demanda. Sin embargo, cualquier amenaza seria al crecimiento chino probablemente se encontrará con medidas de estímulo compensatorias. El crecimiento global está perdiendo fuerza, lo que afecta los ánimos y la demanda. Al mismo tiempo, el repunte previsto en el consumo de cobre por un eventual aumento de la demanda de vehículos eléctricos y aplicaciones de energía renovable ya no parece una panacea en el corto plazo.

«Aunque creo que los fundamentos del mercado son buenos, el peso de los factores macroeconómicos y la incertidumbre geopolítica que ha afectado los precios este año parece que no va a cambiar en el próximo», señala el fundador y director de la consultora chilena Plusmining, Juan Carlos Guajardo. «Cualquier proyección debiera partir de los mismos niveles en que hemos estado en el último tiempo».

La consultora británica CRU proyecta ahora una oferta de mina de 900.000t/a adicionales para principios de la década de 2020 respecto de este momento el año pasado. El pronóstico de un déficit en la producción de cobre refinado frente a la demanda a principios de la década de 2020 se redujo de 600.000t en 2018 a 200.000t en 2019. El Grupo International de Estudio sobre el Cobre (GIEC) corrobora esta tendencia al informar una disminución de 1,4% en la producción de metal rojo de mina en el primer semestre de este año, que redunda en un déficit de 220.000t. El GIEC prevé que la desaceleración económica global tendrá un impacto adverso en el consumo mundial de cobre refinado con déficits de 190.000t en 2019 y 250.000t en 2020.

«Hace un año esperábamos que la producción de mina del mundo cayera en 2022 y 2023. Ahora prevemos un crecimiento anual de 2-3%», dice la estratega en jefe del área del cobre de CRU, Vanessa Davidson. La investigadora predice un déficit de 270.000t en 2023.

Bnamericas

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