Con permiso, soy la minería

 

La minería es una actividad económica e industrial compleja desde su origen, por su naturaleza. Su complejidad está dada por varios factores, primero por requerir muchísimo dinero para poder llevar adelante un proyecto para que se convierta en mina – representa una inversión de riesgo altísima con una larga espera para el retorno de la inversión. Esto que parece común para el ambiente minero, para la gente no lo es.

Los geólogos definen a ultranza el hecho de la que la minería tarda años en desarrollarse. La fórmula se repite de memoria: “de cada 100 proyectos, uno o tal vez dos se ponen en marcha”. Lo cierto es que no todo inversionista soporta años  y años de poner plata sin llevarse nada. Esta es la realidad, porque así son los negocios, en la minería y en cualquier otra actividad. Pese a eso, hay empresas que llevan años explorando en zonas mineras de nuestro país. Hay estudiantes de geología formándose en exploración minera con convenios con Universidades para fomentar estos estudios. Hay muchas cosas que se desconocen…

Superando este obstáculo inicial, la actividad sigue siendo compleja por la cantidad de procesos que se necesitan para llegar al metal doré (una barra con mezcla de metales preciosos, y otros no tanto, pero que aún le falta el refinado). Es un largo camino, pero la minería tiene etapas de exploración, construcción, hasta la producción, donde podríamos enumerar un sinfín de trabajos que se realizan para que se complete el proceso productivo de extracción de minerales. Se usan maquinarias de gran porte, muy costosas, se utiliza tecnología de última generación, se montan estructuras enormes en medio de la nada.

La minería no solo es el pit que nos muestran desde el cielo y que tanto puede impactarnos visualmente. Es una actividad industrial que necesita de mano de obra especializada, profesionales que en la Argentina no teníamos hace veinte años atrás, pero que hoy se han vuelto recursos humanos valiosos, porque crecieron y se formaron con la minería argentina.

La actividad también necesita de infraestructura, caminos, etc. Esto genera trabajo e involucra a proveedores de bienes y servicios.  Mueve a la economía de una región y revoluciona a empresarios locales que quieren proveer de sus productos a las empresas mineras.

Es compleja, por supuesto. Se utilizan químicos que pueden impactar al ambiente si no son debidamente manipulados, como puede pasar con los químicos que se utilizan en la industria petrolera o en la química, la de plásticos, la agroindustria, la farmacéutica, la tabacalera, entre otras. ¿Quién duda de la importancia de cada una de estas actividades?

Los impactos ambientales los generamos a diario, incluso en nuestro hogar, muchas veces sin darnos cuenta. Se pueden prevenir, desde ya. Lo que vale  es la educación y la concientización, por ejemplo,  de cerrar la canilla de agua y evitar desperdiciar el recurso o reciclar papel, plástico, no tirar pilas en la basura doméstica, etc.

Todo riesgo es posible, porque depende de nosotros mismos que somos humanos. Lo importante es minimizarlos y tener controles adecuados por parte del Gobierno Nacional y Provincial.  Es sumar inversiones para mejorar la tecnología  y eficientizar los procesos. Es invertir en mejores equipos y en capacitar a las personas que llevan adelante estos procesos delicados. Venimos de Gobiernos que no han sabido desarrollar estrategias para hacer crecer a la minería de una manera sustentable. No lo han hecho, solo fue un negocio para unos pocos.

Lo que debemos debatir y exigir como sociedad son más y mejores controles. No solo transparencia y participación ciudadana en los procesos de cualquier proyecto minero del país, sino también controles ambientales públicos, controles sobre las regalías que la minería deja en las provincias, sobre el destino de los fideicomisos que se generan.

Da vergüenza ver lo que se hizo en doce años con la administración  de Yacimientos Carboníferos Rio Turbio (YCRT) o en Yacimientos de Agua de Dionisio (YMAD), que son empresas del Estado. Estamos a julio y aún no se terminan de cerrar las auditorías que implican manejo de fondos de manera turbia, adjudicación de licitaciones directas a proveedores amigos, sobre precios, facturación trucha… Aún falta que paguen los involucrados, pero ¿Cuánto hay que esperar para que se hagan las cosas bien?

De acá a cuatro años podremos sacar una conclusión de lo que hizo este nuevo Gobierno para desarrollar la minería… Veremos si las decisiones fueron acertadas y si de las 14 minas que están actualmente en producción, aquellas que tienen más cerca su cierre, como Minera Alumbrera, pueden dejar un ejemplo a la población de que “con minería si se puede”. Veremos que tan acertada es la fórmula de los geólogos y sin con un mejor panorama se podrán poner en marcha nuevos proyectos que requieren grandes inversiones.

Hay quienes dicen que a la Argentina se le pasó varias veces el tren minero, pero lo cierto es que la minería está y pide permiso para quedarse.

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