Las «tierras raras» y el control de China sobre los iPhone

China continua controlando la producción de los metales conocidos como “Tierras raras” por el apoyo gubernamental a las operaciones, la buena suerte en las condiciones geológicas y la minería contaminante (y a menudo ilegal), así como las prácticas de intercambio que las autoridades no quieren o no pueden evitar. Ningún otro país ha podido empezar una línea de producción entera para los 17 elementos raros. Y sin esos metales es imposible imaginar la industria contemporánea.

El candidato presidencial estadounidense por el Partido Republicano, Donald Trump, le advirtió una vez al director ejecutivo de Apple, Tim Cook: «Si salgo elegido, vas a tener que empezar a producir todos tus dispositivos en Estados Unidos. Vamos a hacer que Apple comience a construir sus malditas computadoras y demás artículos en este país en lugar de en otros países”, dijo Trump, quien a menudo acusa a las empresas norteamericanas que producen en China, de estar dejando a los norteamericanos sin empleo.

La iniciativa, como muchas otras del republicano, atiende a un problema real pero carece de un enfoque apropiado. (Trump nunca explica cómo haría para hacer que las empresas vuelvan a producir en USA, y las altas tarifas que amenaza con cobrar a los que operan afuera, difícilmente serían aprobadas por las instancias que deben autorizarlas).

El deseo expresado por Trump podría encontrarse con un pequeño problema en el camino: China es el productor prácticamente monopólico de itrio y praseodimio, 2 de los 17 elementos raros (elementos químicos también conocidos como “Tierras raras”), que son esenciales para la producción de Smartphones:

** Tierras raras es el nombre común de 17 elementos químicos: escandio, itrio y los 15 elementos del grupo de los lantánidos (lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometio, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio).

** El itrio es un metal plateado, brillante, ligero, dúctil y maleable. 2 de sus compuestos se utilizan para hacer el color rojo de los diodos luminiscentes o ledes, usados en los visualizadores (como los televisores en color de rayos catódicos o CRT).

** El praseodimio es un elemento metálico plateado suave, que se debe guardar bajo un aceite mineral ligero o sellar en un cristal. Se utiliza como un agente de aleación con el magnesio para crear los metales de alta resistencia que se utilizan en motores de avión. También forma la base de las luces de arco de carbón que son utilizadas en la industria de movimiento de imágenes. Y es un componente del cristal de didimio, que se utiliza para hacer ciertos tipos de soldaduras y vidrios soplados.

El Gobierno chino posee por lo tanto la habilidad de recortar o aumentar la producción a discreción, más la capacidad de hacer que el precio de estos elementos escasos escale hasta los cielos o caiga hasta por debajo de la Tierra, según necesite en un determinado momento.

Hoy por hoy, China produce el 89% de los elementos “Tierras raras” del mundo, según Foreign Policy, y le sigue Australia en un lejano 2do. puesto con el 9%.

China es además el principal consumidor (67%), seguido de Japón (16%) y USA (13%). En 2010, Beijing hizo sentir al mundo su dependencia cuando decidió recortar la exportación de elementos raros en un 40%, provocando que muchas empresas mudaran sus operaciones allí para asegurarse un abastecimiento permanente del material.

El itrio y el praseodimio son 2 metales que forman parte de los 17 elementos raros (escasos en la superficie terrestre), que hacen que nuestros teléfonos inteligentes sean tan pequeños, poderosos y brillantes, explica Lee Simmons de la revista Foreign Policy.

El líder chino Deng Xiaoping dijo en una ocasión: “El Medio Oriente tiene petróleo, y China tiene minerales raros”.

“Detrás de sus palabras subyace el hecho de que esos metales son clave para la producción de artículos de alta tecnología que van desde teléfonos móviles, televisores de pantalla plana, cables de fibra óptica, vehículos híbridos y hasta misiles teledirigidos”, escribió María Esperanza Sánchez de BBC Mundo.

Es que además de los iPhone, los elementos raros tienen un rol clave en la defensa e irónicamente, en el desarrollo de tecnologías limpias de energía, tales como las turbinas de viento y los autos eléctricos. Irónicamente, porque el proceso es sumamente contaminante. Implica procesar grandes cantidades de material para obtener solo una taza del producto. Para los elementos livianos, que representan una buena parte de la producción del planeta, el proceso –no la minería- es la parte realmente sucia. Los residuos pueden ser contenidos pero China no lo ha estado haciendo.

Los 3 usos de los metales raros son:

> Tecnología. Los elementos raros se encuentran en circuitos, sensores, pantallas, micrófonos y baterías. Todos excepto 1 (el prometio, que es radioactivo) de los 17, son utilizados en los Smartphones. Sin ellos, una laptop sería doblemente pesada y perdería el brillo de la pantalla.

> Defensa. El ejército norteamericano depende de los metales raros para la producción de los siguientes elementos: sistemas de guía y control presentes en los misiles teledirigidos, las bombas inteligentes y los drones, la tecnología láser, los motores eléctricos, dispositivos de comunicación tales como radares, sensores avanzados que detectan los niveles de radiación en un área, sistemas que determinan el nivel de contaminación química. Uno de los más recientes proyectos de la marina estadounidense, el arma electromagnética, también depende del suministro de elementos raros. También el sofisticado sistema de defensa israelí conocido como “Domo de hierro”, necesita de estos para ser construido. En febrero, la Oficina de Contabilidad del Gobierno Estadounidense solicitó al Pentágono tener asegurada una producción estándar de elementos “Tierras raras” para asuntos de seguridad nacional.

> Energía limpia. Los imanes de “Tierras raras”, basados en el neodimio, son componentes clave en los autos eléctricos y en las turbinas de viento avanzadas, y hacen a los aires acondicionados mucho más eficientes. La iluminación LED depende del itrio y el cerio, entre otros. Los vehículos híbridos (aquellos que combinan un motor de combustión interna y uno o varios motores eléctricos), son una tecnología que requiere elementos raros. La demanda global de vehículos híbridos está proyectado que sea de entre 14 y 16 millones de vehículos por año para 2017, por lo que el impacto en el mercado de elementos raros podría ser asombrosos. Advirtiendo sobre los riesgos en la oferta, algunos desarrolladores tales como Siemens, están buscando opciones alternativas.

En los años ’60, Estados Unidos era el gran abastecedor de elementos raros del mundo, y había muchos otros grandes productores como India. «Lo que ha pasado en los últimos 25 años es que cuando China abrió sus minas comenzó a producir a un costo mucho más bajo y la producción en otros países, declinó», explica el profesor Animesh Jha, de la Universidad de Leeds en Reino Unido, a BBC Mundo.

El rol irreemplazable de los “Tierras raras” en industrias sofisticadas como tecnología, defensa y energía limpia, ha hecho que la demanda crezca de manera brutal. Este año, el consumo global se espera que sea de alrededor de 155.000 toneladas, mucho más que las 45.000 toneladas usadas hace 25 años.

La demanda solo continuará creciendo –probablemente a un ritmo acelerado- mientras que el mundo intenta frenar el cambio climático. El Acuerdo Climático de París compromete a los países a mantener el calentamiento global por debajo de 2 grados Celsius. Eso implicará una mayor proliferación de vehículos eléctricos y turbinas de viento, lo que significa una mayor demanda para los metales raros.

Actualmente, sólo China puede satisfacer esa demanda. Pero a Beijing le interesa menos exportar estos elementos que utilizarlos para alimentar su industria interna de alta tecnología. Además, mantener el material en casa alienta a las corporaciones a llevar sus manufacturas a China.

“El resto del mundo estaba dormido mientras que China creció hasta convertirse en el Goliat de la industria de los elementos raros. Le llevó al resto del mundo 20 años darse cuenta de que el futuro de la alta tecnología podría estar en las manos de este productor único. Mientras que puede haber abundantes elementos raros en la corteza de la Tierra, el desafío es localizar las reservas que vale la pena explotar y establecer la infraestructura y los procesos necesarios para minarlos y procesarlos”, explica el portal WhaTech.

Simmons de Foreign Policy especifica que en el caso del itrio y el praseodimio, no es que estos metales suaves y plateados sean tan escasos, sino que el problema es que a menudo se encuentran en concentraciones pequeñísimas, entremezclados con otros metales e incrustados en duras rocas, lo que los vuelve muy difíciles de separar. En China, que produce el 89% de los metales raros del mundo y consume el 67%, los residuos tóxicos de fábricas de metales raros han contaminado el agua, arruinado las granjas y ha enfermado a la gente.

En 2010, Beijing recortó la exportación de metales raros en un 40% -posiblemente para dar impulsa a su sector de alta tecnología- y dejó de proveer a Japón debido a una disputa territorial. Esto hizo que los precios se disparen, y desató nuevas exploraciones en busca de metales raros alrededor del mundo.

El miedo a la restricción de la exportación de este producto rápidamente se expandió globalmente, explica David Abraham en el sitio ChemistryWorld, de la Royal Society of Chemistry. Las compañías comenzaron a preocuparse de que las políticas de exportación de China, que también incluían cuotas extra y controles estatales de los niveles de producción, podrían significar que sus operaciones de manufactura podrían verse afectadas. Los precios de los elementos raros llegaron al cielo.

Muchos productores intentaron reducir su dependencia de los metales raros, otros relocalizaron sus fábricas en China para asegurarse un suministro permanente, y otros intentaron apoyar la producción de metales raros afuera de China. Después de todo, China estaba produciendo en ese momento más del 90% de todos los metales raros, así como muchos de los otros metales.

Un boom en la minería ilegal en China regresó, desde ese entonces, a hacer bajar los precios, volviendo extremadamente difícil que las minas de otros países sobrevivan. De todas maneras, el resto del mundo no se ha dado por vencido: hay todavía 50 depósitos en una etapa avanzada de desarrollo que podrían algún día desafiar al dominio chino.

Llevaría 10 años armar una industria viable fuera de China

La situación del mercado hoy ha vuelto a ser parecida a la que era antes de esa crisis en el 2010. China continua controlando la producción de los elementos “Tierras raras” por el apoyo gubernamental a las operaciones, la buena suerte de las condiciones geológicas y la minería contaminante (y a menudo ilegal), así como las prácticas de intercambio que las autoridades no quieren o no pueden evitar. Ningún otro país ha podido empezar una línea de producción entera para los 17 elementos raros.

Lynas, la única minera de elementos raros fuera de China (tiene su depósito en Australia), no produce la totalidad de ellos. Los pasos “para reconstruir una industria afuera de China, podrían llevar hasta 10 años”, explica en WhaTech, Susan Eustis, autora del informe “Cuotas de mercado de los elementos raros y pronósticos globales, 2011-2017”.

“Mientras tanto, China tiene un gran liderazgo en educación de los ingenieros y científicos, y en todos los aspectos de la industria de los metales raros. Este es un tema que ha estado negado en Estados Unidos y en el mundo occidental hasta ahora”, explica Eustis.

Además, una amenaza potencial a los intentos de desarrollar esta industria en otros países es que China podría aumentar su producción en cualquier momento, haciendo caer los precios para poner a las operaciones incipientes fuera de competencia antes incluso de que puedan empezar a producir a gran escala. De esta manera, al menos por el momento, China continuará dominando el mercado de los elementos raros casi de manera monopólica, volviendo a las industrias tecnológica, de defensa y de energías limpias, dependientes de ese país.

La guerra que viene

En lo alto de una montaña en un pequeño pueblo de San Bernardino (California) se abre un enorme agujero de más de 150 metros de profundidad: Mountain Pass, el mayor yacimiento de Estados Unidos de «tierras raras».

En el caso del smartphone,

** el neodimio sirven para fabricar los imanes que hacen vibrar los altavoces;

** el europio crea el rojo brillante en la pantalla del iPhone;

** el cerio se introduce en disolvente para crear una sustancia que los trabajadores utilizan para encerar y pulir los dispositivos en la cadena de montaje.

La reciente subida de precios de las «tierras raras» recuperó el interés de Mountain Pass por rehabilitar la mina bajo el nombre de proyecto Phoenix.

La empresa ha ideado un método que parece ser la respuesta al caos tóxico que define la mayor parte de la minería mundial de estos preciados minerales. Si los ejecutivos de Molycorp están en lo cierto, podrían forzar a los competidores chinos a que mejoren la forma en la que operan.

Aunque parezca de perogrullo, este dato es importante porque en China, que produce más del 90% de los suministros mundiales de tierras raras, las leyes sobre medio ambiente han sido siempre demasiado laxas y excesivamente permisivas.

El centro de la minería de tierras raras está en Baotou, una ciudad mongola con 2,3 millones de habitantes que se distingue por ser uno de los lugares más destructivos para el medio ambiente del mundo.

Según dicen, la ciudad de mayor tamaño de toda la región autónoma de Mongolia Interior en la República Popular China, está cubierta por una niebla tóxica y densa. El aire es acre. Pero el mayor peligro de Baotou se encuentra al oeste de la ciudad, en un lago artificial donde las refinerías que procesan las tierras raras arrojan sus residuos a golpe de volquete sin ninguna clase de pudor.

Un intrépido periodista del Daily Mail, que consiguió burlar a los guardias y trepar las dunas de arena para alcanzar el borde del lago, lo describe como ‘una visión realmente apocalíptica’. Y añade: «el lago instantáneamente impacta en tus sentidos. Con solo unos segundos allí puedes notar como tus ojos empiezan a humedecerse y un hedor fuerte y áspero llena tus pulmones», afirmó en su artículo.

Otro reportaje del The New York Times asegura que los residuos radiactivos han penetrado hasta el último poro de la tierra. Los granjeros se quejan de que sus cultivos no crecen y que sus animales enferman. Un poco más allá, los habitantes de la zona cercana al lago, se quejan de que sus dientes se caen y su pelo se vuelve blanco de forma prematura.

La prensa oficialista china informó de un estudio de 2006 realizado por las autoridades locales que mostraba que los niveles de torio radiactivo en la tierra cercana al lago eran 36 veces más altos que en otras áreas de Boutou. El torio se encuentra habitualmente junto a las tierras raras y se separa y desecha durante el procesamiento en la refinería.

La exposición a niveles de torio tan altos puede causar cáncer de pulmón y de páncreas. Molycorp cree que su empresa podría reescribir la forma en que estos importantes minerales son extraídos y procesados. Sus máquinas trabajan 4 días a la semana. Actualmente, extraen unas 800 toneladas diarias de mineral de la mina de Mountain Pass. Estas rocas son transportadas a una enorme planta de triturado, un laberinto de tubos y cintas transportadoras que finalmente conduce a un silo donde el mineral es dividido en pedazos de algo menos de 10 mm.

A continuación, los guijarros son transportados a través de una cinta transportadora hasta un molino, un edificio largo y rectangular en lo alto de una meseta desde la que se ve el gran agujero de Mountain Pass. En dicho molino, las piedrecillas se mezclan con agua y se vierten en un cilindro gigante con bolas de acero de gran tamaño. La mezcla se convierte en un compuesto parcialmente líquido que se transporta a una instalación donde tendrá lugar el proceso de secado (pirometalurgia).

Molycorp añade químicos a la mezcla que, al ser calentados, se adhieren a las tierras raras y ascienden en forma de burbujas a la parte superior. Es entonces cuando lo que vale se separa de lo que no sirve y los operarios pueden extraer el concentrado de las tierras raras: el material inservible representa un 92% de la mezcla completa, y las tierras raras aprovechables tan solo el 8%. A los desechos resultantes, una mezcla de tierra, minerales, agua, rocas y una alta concentración de productos químicos, se los denomina «relave» y no tiene ningún valor comercial.

En Baoutou lo saben bien y no malgastan ningún esfuerzo en deshacerse de ellos.

En cambio, Molycorp prensa el «relave» para extraer el agua y reutilizarla. De este proceso se obtiene una pasta a la que añaden cemento antes de deshacerse de ella en el vertedero correspondiente.

El concentrado de tierras raras resultante se lleva a una instalación donde será dividido. Allí se le añaden ácidos para separar los diferentes tierras raras. Finalmente, los elementos separados se secan, se empaquetan y se venden en forma de polvos a los clientes.

 

 

Urgente24

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