La minería y un debate que no hay que evitar

 

(Editorial) Mucha agua ha corrido ya debajo del puente. Muchas posiciones fundamentalistas se han expresado a favor y en contra. Ahora, tal vez de una manera definitiva, los chubutenses tendrán la oportunidad de debatir en serio sobre la posibilidad de habilitar la llegada de la industria minera a la provincia.

Fue el líder político más importante de Chubut en los últimos treinta años el que, otra vez, marcó la cancha. “El futuro de la minería en Chubut lo van a decidir todos los chubutenses”, dijo el gobernador Mario Das Neves esta semana tras reunirse en Buenos Aires con empresarios y funcionarios nacionales, en el marco del “Mini Davos” que acercó al país a la crema y nata del mundo de los negocios.

Das Neves no cambió su discurso, lo adaptó. Nunca fue un fundamentalista, aunque muchos se colgaron de sus posiciones a favor de cuidar el agua y creyeron que le estaba cerrando la puerta a una industria extractiva en una provincia que hace más de cien años vive de la extracción de un recurso cada vez más escaso y con precios internacionales deprimidos, como el petróleo.

Que el gobernador haya dicho que “todos los chubutenses” decidirán el futuro de la minería alentó a buena parte de la sociedad que quiere escuchar lo que tienen para decir todas las partes, y alarmó a los grupos antimineros tradicionales, que de consignas absolutamente respetables como el “No a la mina” han virado en los últimos tiempos a posiciones más intransigentes como el “No es no”.

Si las palabras de Das Neves quieren decir lo que parecen decir, estamos a las puertas de una discusión que podrá extenderse un tiempo razonable pero que debiera terminar con todos los chubutenses decidiendo de alguna manera democrática qué hacer con la minería.

No hay nada más democrático que las mayorías imponiendo sus razones y las minorías controlando.

Posiciones

 

La explotación minera a cielo abierto está bloqueada en Chubut por la ley 5001, sancionada tras el plebiscito que se hizo en Esquel en 2003, cuando una mayoría del 82% votó en contra de la actividad en proximidades de esa ciudad de la cordillera.

La ley prohíbe la actividad minera metalífera en el ámbito de la provincia del Chubut en la modalidad a cielo abierto y la utilización de cianuro en los procesos de producción minera.

Sin embargo, esa norma se cumplió a medias, entre otras cosas porque le encomendaba al Consejo Provincial del Ambiente (Copram) que en un plazo de 120 días corridos realizara “la zonificación del territorio de la provincia para la explotación de recursos mineros, con la modalidad de producción autorizada para cada caso”, algo que no se hizo nunca.

Las cuestiones ambientales que son claves en la industria minera, se mezclan irremediablemente con las urgencias económicas de los pueblos, ciudades y de la misma Provincia del Chubut, que viene sufriendo el delicado estado de salud de su matriz productiva, sin que nadie piense en profundidad de qué va a vivir la provincia en los próximos 50 años.

Pros y contras

 

Hay situaciones que no ayudan a la industria ni a la visión social de la minería, como los continuos derrames que la multinacional Barrick Gold protagoniza en su yacimiento Veladero en San Juan.

Sin embargo, también es destacable cómo actuó el gobierno sanjuanino, una provincia que respira minería hace décadas: evaluó la magnitud del incidente y el gobernador Sergio Uñac paralizó la actividad en Veladero hasta tanto se determine que no existe riesgo alguno.

Además, exigió a la empresa la intangibilidad laboral y salarial de sus trabajadores aún en el período determinado para la detención de las actividades.

La única manera de que una industria con riesgos ambientales funcione es con controles severos, sanciones y garantía para sus trabajadores.

“Todos acá en la Meseta queremos que se explote la actividad minera para que se genere trabajo porque no hay y estamos dispuestos a ir a un plebiscito para que sea la comunidad la que decida”, dijo esta semana Mario Pichiñan, el intendente de Paso de Indios, la localidad más grande de la comarca.

Pichiñan y muchos dirigentes y ciudadanos que pugnan a favor de la actividad minera tienen un aliado impensado: el presidente Mauricio Macri. Él convenció a Das Neves de que era necesario que se reúna con el ministro de Energía, Juan José Aranguren, y empresarios interesados en invertir en Chubut.

El gobierno de Macri tiene muchos defectos pero algunas virtudes. Una de ellas es ir al frente con temas que saben de antemano que pueden generar alguna sensibilidad social.

Números

 

El regreso a escena de la minería se dio porque la empresa canadiense Pan American Silver, propietaria del Proyecto Navidad en la Meseta chubutense, le anunció al presidente Macri que estaba dispuesta a invertir U$S 1.000 millones en Chubut.

Según pudo confirmar esta Columna de altas fuentes, el plan de Pan American Silver contempla dos etapas: una primera fase con una inversión de U$S 1.000 millones, de los cuales algo más de la mitad serán destinados a la construcción de la planta, la mina y la administración, más otros U$S 160 millones para el desarrollo del estudio de impacto ambiental, U$S 150 millones para el capital de trabajo y algo más de U$S 160 millones para el mantenimiento.

Según el plan, las construcciones llevarán dos años y al cuarto año de producción se pasa a una segunda fase que implican otros U$S 400 millones más de inversión.

En Navidad se podrían generar 2.500 empleos -entre directos e indirectos- y en la segunda fase se agregarían otros 900 puestos de trabajo adicionales, según figura en el proyecto elevado al presidente Macri y que ya está en manos de las autoridades provinciales.

El proyecto es tan detallado que incluye datos de una masa salarial anual de U$S 57 millones, lo que promedia salarios de U$S 3.280, que equivales a unos 49.000 pesos.

Unos U$S 17 millones de masa salarial quedarán en manos de empleados que serán de la Meseta. Y otros U$S 4,6 millones en proveedores de los departamentos Gastre y Telsen.

Desde Navidad se proyectan exportaciones anuales por U$S 250 millones, con el consiguiente pago de regalías que deberían discutirse con las autoridades provinciales, además de la construcción de una línea eléctrica de alta tensión que conecte a la región en desarrollo minero con la red nacional de energía eléctrica.

Además, está prevista la conexión con el parque eólico “El Angelito” para abastecer de energía renovable el proyecto. Y atado a la rentabilidad del proyecto, la implementación de un fondo fiduciario para desarrollar los valles productivos de Paso del Sapo y Telsen, que podrían alcanzar los U$S 12 millones.

Los datos son apenas una parte del proyecto más grande que podría llegar a Chubut luego del necesario debate social, legislativo y político.

Sería un error histórico no darlo.

Diario Jornada

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