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Muy lejos de autosustentarse

El Ancasti / Muy lejos del objetivo de autosustentarse con el producto de su actividad, Catamarca Minera y Energética Sociedad del Estado (CAMYEN) se ve obligada a requerir en forma recurrente el auxilio del Tesoro provincial para cubrir sus gastos corrientes de funcionamiento. El fracaso de la empresa minera creada en 2012 resulta más palmario en cuanto se considera que es la única en el país habilitada para explotar y comercializar rodocrosita, privilegiada posición de la que sus gerentes no han sabido sacar provecho ni siquiera para obtener los recursos suficientes para abonar sin muletas el pago de sus suculentos salarios o cumplir con regularidad los compromisos con el fisco. El último aporte del Ministerio de Producción fue de $1,1 millón, destrabado en septiembre del año pasado para «cubrir gastos corrientes de la empresa del mes de agosto”, conforme a la resolución 310 de la cartera.

Esta asistencia se suma a otras dos anteriores, de $630.000 cada una, también destinadas al pago de gastos corrientes. En la primera de ellas, de enero de 2016, la firma justificó su déficit con «la devaluación de nuestra moneda y la decisión de nuestros clientes de inducir a ventas por debajo de los precios estipulados”, circunstancias que produjeron «un excedente de stock de mineral” y «un problema financiero para la sociedad dado a la falta de liquidez inmediata del stock y la necesidad de cubrir erogaciones corrientes ineludibles”. En la segunda, de marzo, CAMYEN añadió los inconvenientes devenidos de su «política de inclusión social” de vender rodocrosita a precio subsidiado a los artesanos. Informó que se analizaba «la conveniencia de realizar una subasta con mineral en stock con el fin de solventar los gastos corrientes de Minas Capillitas”, pero esto nunca ocurrió.

La cuestión es que CAMYEN, monopólica productora de rodocrosita, ya se chupó más de 7 millones de pesos del erario entre el aporte estatal para su capitalización y las transferencias para cubrir sus gastos. Se trata del caso más ilustrativo del fracaso de la política de creación de empresas y sacha empresas estatales, implementada desde la cartera de Producción en los inicios de la gestión gubernamental en curso. Ninguna consiguió afirmarse en la cacareada autosustentabilidad, y la mayoría son nichos donde bajo la excusa del cooperativismo se pagan salarios de hambre y en negro. Agroindustrial Catamarca Sociedad del Estado (AICAT) es una frustración, lo mismo que los emprendimientos para la construcción de muebles o mosaicos y hasta la COTALI. Todas se mantienen con aportes sistemáticos del Estado, en déficit perpetuo. A nadie se le pasa por la cabeza revisar el esquema ideado por la primera gestión de la cartera productiva.

CAMYEN, con sueldos para sus jerarcas muy por encima del resto, es al mismo tiempo joya de la corona y punta de iceberg. Cada vez resulta más evidente que para lo único que sirven estas empresas, cooperativas y sociedades del Estado es para canalizar a través de ellas recursos públicos sin tener que pasar por el tedioso tamiz de los controles que rigen para las reparticiones de la administración pública ordinarias. En el caso de la minera, es sugestiva la reticencia del oficialismo a avanzar en la conformación de la comisión bicameral encargada de fiscalizar su funcionamiento, circunstancia que echa más sombras sobre ella, como si no fuera suficiente la causa penal que se sigue por presuntos enjuagues en la comercialización de rodocrosita, a partir de una denuncia de Fabricaciones Militares.

 

 

 

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