Un lugar para la bioconstrucción, entre los ganadores de subsidios mineros

 

 

Está relacionada con el uso de arcillas para la edificación, talleres, restauración de reliquias y la explotación turística de estas construcciones.

Aunque no es un término nuevo para muchos sanjuaninos, son pocos los que han puesto su energía en construir su propia casa bajo el concepto de bioconstrucción, que incluye  materiales de bajo impacto ambiental, como arcilla; y reciclados, como botellas.

Antonio Iacopino, junto a su hermano Felipe, presentaron y ganaron un proyecto en el Programa de Asistencia Financiera para la Pequeña y Mediana Minería, del Ministerio de Minería de la Provincia, que tiene como eje la bioconstrucción.

Su proyecto tiene base en Las Flores, departamento de Iglesia, donde con este sistema construye su propia casa, una obra que ya desde la calle impacta por su belleza y originalidad. Pero sus metas van mucho más allá de su vivienda.

Allí proyecta un gran salón que será también centro de aprendizaje para todos los interesados en bioconstrucción. «Aparte de la producción para la venta de materiales de este sistema, pinturas, estucado en arcilla y revoque grueso, que producimos nosotros, vamos a levantar un galpón que será destinado para guardar maquinaria, producir materiales y para dar cursos y talleres.

Queremos traer gente del sector privado que tenga interés en aprender la bioconstrucción, y del sector académico que tengan como materia de estudio la bioconstrucción o construcción en tierra que puedan venir a realizar su experiencia acá», contó.

A esto se suma una explotación turística en la casona ubicada en el mismo predio y recuperada con este sistema.

«Es una industria en crecimiento. Acá las construcciones antiguas son bioconstrucción de elementos nativos que la gente encontraba, pero hoy la bioconstrucción suma tecnología, elementos, diseño, para que sea más eficiente, sin apartarse del aspecto ecológico. Una casa de estas la desarmas y podes construir otra con esos mismos elementos. No tiene impacto ambiental y no dejan huella a largo plazo», aseguró Iacopino.

El subsidio que entrega el Ministerio de Minería es de $250.000 de los cuales ya recibió la primera parte. Compró tres mezcladoras para materiales, motores para una máquina, materiales de construcción y herramientas chicas. «Es un dinero que ayuda bastante», aseguró.

Antonio ya realizó 3 seminarios con la Facultad de Arquitectura, donde los alumnos hicieron experiencias para las materias electivas en la carrera.

Pero Iacopino aspira a más: «Con la experiencia que tenemos en uso de estos materiales queremos comenzar una empresa de restauración. Los edificios antiguos que son patrimonio histórico y no se pueden derrumbar pero que están muy deteriorados los podemos restaurar y dejar algo mejor», explicó.

Como este sistema de construcción no tiene una demanda fija, para obtener una rentabilidad más allá de la venta de materiales, el proyecto se apuntala económicamente con talleres y la oferta de restauración.

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