Tras presentar el Proyecto Patagonia el jueves pasado en Viedma, el presidente Mauricio Macri publicó una carta abierta donde recordó que «hace 20 años» que no se lleva a cabo una reunión con todos los gobernadores de la región, y si bien explicó sus intenciones de desarrollar y potenciar el sur del país, no hubo detalles de obras e insistió en que el proyecto es por ahora, una mesa de diálogo.
Bajo el título «La audacia de generar una visión para la Patagonia», la carta apunta a la mecánica de trabajo y a los objetivos del proyecto. «La reunión fue una invitación a que juntos tengamos la audacia de generar una visión capaz de desplegar todo el potencial que la Patagonia tiene. (…) Sin una visión compartida, los problemas de largo plazo no se van a resolver. Y esta reunión fue una muestra de que la metodología sigue siendo el diálogo», explicó Macri en la misiva publicada en el periódico Tiempo Sur, de Santa Cruz. No casualmente, fue la mandataria de esa provincia, Alicia Kirchner (FpV), la más escéptica respecto al plan. La gobernadora había dicho en Viedma: «Espero que las diferencias políticas no sean la obstrucción para el desarrollo».
La carta fue una forma de darle fuerza a un plan que en muchas provincias fue leído en clave política: un intento de Cambiemos de acercarse a una región hasta ahora adversa en términos electorales, aunque el anuncio careció de cifras, plazos e iniciativas concretas.
El diputado nacional del FpV por Río Negro, Martín Doñate, expresó de forma abierta lo que otros dicen en voz baja: «El presidente Mauricio Macri juntó a 6 gobernadores y no pudo explicar de qué se trata ni en qué consiste el Proyecto Patagonia. Pretende compensar su maltrato constante a la Patagonia con un Proyecto vacío», dijo en sucesivos tuits.
El fin de semana, un estudio de la consultora E&M Patagonia aseveró que el 31% de los despedidos en la era Macri son patagónicos. Una caída 23 mil puestos de trabajo.
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