Pese a las retenciones y a menos reintegros, la megadevaluación oxigena la producción de carne, cítricos, vino y automóviles.
Con una suba del dólar en 2018 superior al 100%, los claros ganadores son los grandes exportadores como cerealeras, algunas economías regionales que venden parte de su producción al exterior, industrias como la automotriz y la minera, que mejoraron su competitividad cambiaria entre 26% y 67%, computando el efecto de la reciente suba de retenciones y baja de reintegros. Eso no necesariamente se traduce en una rentabilidad de igual magnitud ya que la ecuación final dependerá de la estructura de costos dolarizados de cada rubro.
Algunos analistas avizoran en el horizonte dudas de si esa competitividad se mantendrá en los próximos meses dado que el proyecto de Presupuesto 2019 contempla un dólar promedio de $ 40,10 frente a una inflación que seguirá alta, por lo que alertan del riesgo de un atraso cambiario que licúe la mejora. Ganadores. Mariangel Ghilardi Sierra, economista de Ecolatina, señaló que “midiendo el tipo de cambio real efectivo ajustado por reintegros y retenciones en los cinco principales sectores exportadores que concentran más de la mitad de las ventas externas argentinas y/o elaboran los 15 productos más exportados del país, la ganancia de competitividad es bastante importante”.
Según indicó, entre fin de 2017 y septiembre de 2018, la competitividad cambiaria de la carne vacuna mejoró 67%, granos y oleaginosas 51%, vitivinicultura 51%, automotriz 26%, y minería 44%. Asimismo, por las recientes medidas, calculó que “el dólar que recibe hoy el exportador es menor al que cotiza en el mercado cambiario”. Por ejemplo, el tipo de cambio efectivo que recibe la carne bovina (tomando para septiembre un dólar promedio de $ 38,8) es $ 36,3, o sea que es un 6,5% menor al de mercado”.
Rentabilidad. Sierra diferenció que “otra cosa es la rentabilidad, que no necesariamente es la misma de fin de diciembre” porque a la par de la devaluación “aumentan los costos dolarizados, con lo cual la ganancia de la devaluación no es plena, el cambio de rentabilidad dependerá de la proporción de esos costos” e inclusive aplicando las nuevas retenciones y baja de reintegros “puede haber un deterioro”. La economista estimó que “para los sectores representativos de la economía argentina, para la mayoría de ellos la proporción de costos dolarizados que mantiene la rentabilidad en dólares sin alteraciones se encuentra entre el 64% y 75%”. Ejemplificó que “para el maíz, que en 2017 no percibía reintegros, y no tenía retenciones y ahora paga $ 4 por dólar exportado, ese porcentaje sería 67, es decir que empresas del rubro con una proporción mayor de costos dolarizados hoy perciben una rentabilidad menor en dólares que en diciembre de 2017, aunque no necesariamente negativa”.
Javier Cao, de Abeceb, sostuvo que “nuestros cálculos muestran que si uno considera la magnitud de la devaluación y los derechos de exportación, la mayoría de los sectores exportadores aún son ganadores”. Economías regionales. El experto en comercio internacional Marcelo Elizondo identificó que las economías regionales que ganaron competitividad son las que exportan, “como peras y manzanas del Alto Valle, los cítricos del NOA, los vinos de Cuyo, ajo y cebollas en Mendoza, el arroz de Entre Ríos”. No obstante, Silvina Campos Carles, economista de Coninagro, relativizó la mejora al plantear que “la mayoría de las economías regionales vuelca la mayor parte de su producción al mercado interno” con lo cual están golpeadas “por la recesión, la inflación, y las altas tasas de interés”. Al respecto, advirtió que “el productor que menos está endeudado es por la mitad de su capital operativo, y eso lo tiene que refinanciar, o sea que la ganancia también se va a pagar intereses”.
Así, la radiografía de las economías regionales muestra resultados heterogéneos. Sierra coincidió, y ejemplificó: si bien la industria vitivinícola está entre los principales exportadores y mejoró su competitividad cambiaria, destina al exterior “solo entre 15% y 20% de la producción, y el resto es mercado interno, a la vez que tiene un porcentaje importante de costos dolarizados, sobre todo en la parte primaria, donde tenés fertilizantes, los corchos y botellas son insumos importados”. Cuánto dura, preguntan todos Los analistas vislumbran algunas dudas sobre si perdurará la mejora competitiva cambiaria. Elizondo afirmó que “hoy con un dólar cercano a $ 40 la foto está bien, pero hay muchos interrogantes de si se sostendrá en 6 u 8 meses la competitividad cambiaria en términos reales, aún resta un ajuste de precios domésticos, creo que en 2019 la ventaja se va a atenuar mucho”. Jorge Vasconcelos, economista de Ieral, evaluó que “hay un desafío fuerte: para que esta mejora del tipo de cambio de exportación se mantenga, desde octubre en adelante hay que moderar la tasa inflacionaria, el primer impacto de la devaluación es caída de las importaciones, y luego empiezan a repuntar las exportaciones si la mejora cambiaria se sostiene en el tiempo, es decir que la inflación no se come toda la devaluación”.
Sierra dijo que “a diferencia del Gobierno, que en 2019 ve un dólar planchado, prevemos que acompañará la inflación y esa competitividad continuaría hacia delante”.
Perfil