En Los Andes del 1 de febrero aparece una nota firmada por el Sr. Eduardo Sosa quien hace una apología de los denominados movimientos ecologistas que lograron, lastimosamente, la prohibición de la industria minera metalífera en nuestra provincia con la sanción de la ley 7.722.
En la nota se da a entender que hay un amplio, generalizado y mayoritario repudio de la sociedad mendocina hacia la actividad minera en general. Creo que no se puede afirmar que esto sea cierto, pues, hasta ahora, las expresiones en contrario siempre han provenido de grupos aislados de manifestantes que de ningún modo representan a la población de la provincia. Grupos de activistas anti mineros que utilizan, por lo común, la metodología “piquetera” consistente en tratar de imponer su autoridad basada en la prepotencia y la falta de respeto hacia los demás. Además es evidente la falta de sustento técnico-científico de sus ataques y sus propuestas, ya que los argumentos que usan no son más que preceptos ideológicos, muchas veces, con intencionalidad política partidaria.
Poco futuro tiene nuestro país si sus legisladores y dirigentes políticos consienten, conducen o se aprovechan de esta actitud profundamente antidemocrática y socialmente deplorable. El futuro de un país no se construye sobre la base de la ignorancia y la fuerza, sino sobre la razón, el diálogo y, fundamentalmente, el conocimiento.
Lo único que se ha logrado con los infundados embates, restricciones, y prohibiciones impuestas en los últimos años a la minería, industria primigenia, básica, e indispensable a todas las actividades humanas, es entorpecer el crecimiento económico con medidas basadas en el desconocimiento, el fundamentalismo ideológico político, los que por su falta de sentido común contribuyen a profundizar el estado de subdesarrollo y pobreza del país.
Leo Lardone
Lic. en Geología.
DNI: 8.030.088