A pesar de los buenos augurios que rodean a la explotación del litio por representar la energía del futuro para vehículos y dispositivos electrónicos, en Catamarca todavía restan resolver aspectos centrales de los proyectos de inversión, particularmente del que lleva adelante la empresa multinacional Livent en el Salar del Hombre Muerto.
Hay varios frentes de conflicto abiertos. Por un lado, la obra de construcción del acueducto en el río Los Patos, en Antofagasta de la Sierra, quedó paralizada por el rechazo de los habitantes a que se ponga en riesgo el ecosistema, por cuanto se trataría de un entubamiento del caudal para abastecer al predio del emprendimiento, ubicado a unos 35 km de la villa antofagasteña.
El senador departamental, Mario Carrizo, ofició de defensor de Livent al asegurar que esta vez “no sucederá lo mismo que hace 20 años”, cuando se secó el Trapiche, en el que además trabajaban en su mayoría operarios salteños. “Ahora la empresa quiere hacer las cosas de otra manera y tener más vínculo con la gente”, expresó sin lograr conmover hasta ahora a sus representados.
También la Intersindical Minera salió al cruce de «quienes se oponen al desarrollo de ese proyecto minero”, por cuanto de ese modo, aseguró, “se oponen también al empleo de nuestros comprovincianos y a las expectativas de crecimiento para aquellos pueblos de nuestro interior profundo». La entidad remarcó que la paralización del acueducto significó el despido medio centenar de trabajadores, de los cuales 24 son oriundos de Antofagasta.
Pero eso tampoco ha logrado torcer la opinión de los habitantes, que por ahora están más interesados en no perder el agua y en que la minería del litio les redunde en beneficios económicos tangibles. Pero también en no ser atropellados, como ocurrió recientemente con el intento de apertura de un camino hacia la mina a través de tierras de una familia, cuyos integrantes fueron detenidos muy eficazmente por orden de la fiscal de Belén simplemente por defender su propiedad.
Por otra parte, trascendió que el gobierno de Salta estaría dispuesto a avanzar con una ejecución fiscal contra Minera del Altiplano SA, empresa subsidiaria de FMC Corporation, cuya división de materiales de litio se llama ahora Livent Corporation, por no pagar regalías mineras en esa jurisdicción durante al menos cuatro años desde 2012.
El reclamo se debería a que MDA había inscripto hace unos años sus proyectos de litio en Salar del Hombre Muerto en Salta. Pero luego se trabó un litigio entre las provincias de Catamarca y Salta por los límites en Antofagasta de la Sierra, que llegó hasta la mismísima Corte Suprema de Justicia, la cual derivó el tema al Congreso nacional.
Y precisamente tal indefinición le habría servido como excusa para no pagar regalías en Salta aunque sí en Catamarca. Lo cierto es que a MDA, hoy Livent, le asoman nubarrones en el horizonte inmediato por una deuda millonaria que podría afectar sus operaciones en los salares de la puna catamarqueña.
De hecho, este año la Legislatura catamarqueña aprobó un proyecto de ley por el cual modificó los contratos celebrados en el ‘91 y ‘94 entre la Provincia, FMC Corporation y Minera del Altiplano SA, con el fin de que el proyecto minero Fénix-Salar del Hombre Muerto pueda incrementar sus permisos de producción de litio. El nuevo contrato contempla una inversión de 300 millones de dólares para producir un volumen de 40.000 toneladas en 2022.
Pero mientras tanto carece de licencia social para ampliar la escala de producción del litio; ni siquiera se conoce si hay estudios de impacto ambiental para la obra de entubamiento del río Los Patos/Aguas Calientes, pese a lo cual la empresa sigue perforando en la cuenca para abastecerse. Y tras 20 años de explotación del “oro blanco”, en la Puna siguen esperando el derrame de la riqueza.
La imagen es patética: los camiones cargados con el litio de los salares pasan frente a los caseríos pobres de los antofagasteños. La contradicción social en su forma más atroz.
Ancasti
