Los ladrilleros de San Juan cuentan desde ayer cuenten con un manual que les informa sobre sus derechos y obligaciones y los orienta para evitar ser explotados. Se trata del Pasaporte Ladrillero que Unión Obrera Ladrillera de la República Argentina (UOLRA) presentó hoy junto al Gobierno de San Juan. En el acto se conoció que San Juan avanza en la construcción del primer Parque Ladrillero de San Juan, que será pionero en el país y mucho más. Se prevé que empiece a ser construido este mismo año para que pueda estar operativo en 2019.
“Será el primero a nivel nacional y también en Sudamérica, por lo que se hace docencia con esto a nivel continental”, dijo Juan Pablo Cornejo de la Unión Obrera Ladrillera de la República Argentina (UOLRA) delegación San Juan. En el acto, encabezado por el gobernador Sergio Uñac y el titular del sindicato a nivel nacional, Luis Cáceres, se destacó que se quiere dar visibilidad a una actividad relegada y sacrificada, con ayudas concretas a partir de este parque y de créditos específicos con apoyo estatal.
La planta va a estar ubicada en La Bebida, dentro del Parque Tecnológico Ambiental, donde ya hay varias hectáreas destinadas a este proyecto que pretende establecer un parque ladrillero modelo, puramente dedicado a la producción de ladrillo, con un horno fijo que cuida el impacto ambiental, todo regulado por el mismo Estado y basado en el trabajo de cooperativas.
Esto beneficiará en una primera instancia a 40 horneros que son de la zona de Rivadavia y Chimbas, que representan el 10 % de los que hay en la provincia, ya que son 400 hornos. Cada uno da trabajo a unas 10 personas por lo que los ladrilleros en San Juan son unos 4.000. Se trata de un buen comienzo porque en La Bebida y Marquesado es una actividad que lleva décadas y los actuales hornos con la instalación de nuevos barrios afectan a la gente, diojo Cornejo.
Aunar la actividad en un solo parque tiene varias ventajas. La primera es el control del trabajo en negro que es mucho en ese sector que involucra inmigrantes y trabajadores golondrina, además de la lucha contra el trabajo infantil; por otro lado, el respeto a normas nacionales e internacionales de impacto ambiental y la quema de un 70 % menos de leña porque son hornos que se pueden reconvertir a gas. El Estado es el garante de que estas normas se cumplan.
Hay gran expectativa con que la producción de esta planta sirva para satisfacer gran parte de la demanda de la obra pública. El gremialista calculó que cada horno tiene capacidad para 4 horneros y se producen 40 mil unidades por boca.
Ya están trabajando en un segundo proyecto en la zona del Este, cerca de Alto de Sierra, pero primero hay que poner en marcha el pionero. Ahora se está trabajando en permisos ambientales, que es un tema complejo, indicó Cornejo. “No es fácil proyectar algo así”, expresó. Deben construirse una nave central, y hornos que son fijos que permite que no haya descartes como en los hornos comunes donde se pierde entre un 10 y un 15% de cada quemada. Además, consume un 70 % menos de leña. Para hacer un ladrillón hace falta un kilo de leña, y se emiten menos contaminantes al ambiente que a la vez pasan por un filtro que permite contaminación mínima.
El Estado financiará una parte y se habla de unos 7 millones de dólares de inversión, y otra parte la solventarán las cooperativas, dijo Cornejo. El sindicalista destacó que hay un trabajo de ingeniería social que se está realizando ya que hay que llevar el trabajo de cada ladrillero a la planta y no es sencillo. Apuntó que el trabajo infantil se está reduciendo bastante pero que el trabajo en negro sigue costando.
“Estamos trabajando con el Ministerio Minería en créditos para tecnificar el sector que no significa minimizar puestos de trabajo sino que la misma gente trabaje en mejores condiciones en un trabajo que físicamente es muy duro”, concluyó Cornejo.
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