«Un minerito de Mina El Aguilar para el mundo»

Esta es la historia de Abdón Paredes, un jujeño impulsado por su anhelo de obtener el casco blanco. Hoy es geólogo.

Abdón Paredes compartió a El Tribuno de Jujuy su vida, una historia de superación impulsada por sus más profundos sueños gestados tímidamente desde El Aguilar.

«Mi nombre es Abdón Paredes, nacido y criado en Mina El Aguilar, hijo de un minero jubilado, con sus 8 hijos a cargo, que trabajó en producción subterránea por 25 años. El símbolo del casco blanco, del jefe tan admirado y deseado fue mi sueño. En el año 1984, partí hacia Córdoba sin conocer a nadie, con dinero para dos meses de estadía, tímido, de poco hablar, de poco decir, y sólo en contadas oportunidades había estado en San Salvador de Jujuy.

Terminé el secundario donde me recibí de técnico de Minas y Petróleo, volví para mi querida Fiesta de los Estudiantes a dedo, lo hice porque sabía que terminaba un ciclo de la vida tan bonita para cualquier ser humano.

No olvidaré nunca el primer día de clase en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) en la carrera de Geología, ya estaba en camino al casco blanco. Había encontrado trabajo en una playa de estacionamiento de noche, era cuestión de empujar hacia adelante, lo hice trabajando. Pero tenía otro problema, tenía 7 hermanos y a mi padre jubilado. Al segundo año empecé a hacerme cargo de ellos, que en ese momento de mi vida fue pura audacia.

Me recibí de geólogo en 1992, el casco blanco me pertenecía. Volví a Jujuy donde estuve dos años trabajando para el Consejo Federal de Inversiones, realizando proyectos de agua potable, por ese entonces Agua de los Andes. Allí tuve la oportunidad de conocer los pueblos y parajes más recónditos de Jujuy (inicio de la ruta 40). Luego realicé un posgrado de Hidrogeología en la Universidad Nacional de Salta (Unsa).

Tuve que partir de nuevo a trabajar en exploración en mineras multinacionales por todo el país y países limítrofes. De nuevo conocer lugares jamás explorados (más ruta 40). Volví a la UNC a brindar conferencias técnicas y un buen día me convocaron para enseñar mis experiencias en minería, otro sueño cumplido en la casa donde habían estudiado los jefes de Mina El Aguilar. Con el tiempo me instalé en la ciudad de Alta Gracia donde resido actualmente, con la tranquilidad y lo posibilidad de seguir viajando pese a ya haber completado la mítica ruta 40, de Santa Catalina hasta Ushuaia.

Visité países limítrofes como Brasil, Bolivia, Perú y Chile haciendo la Ruta del Che Guevara, siempre con la camiseta del «lobo». El año pasado en Europa visité Madrid y Sevilla, (lugar donde vive el cura que nos enseñó a jugar al básquet), conocí también París, Londres, Berlín, Ámsterdam, Roma y participé de una audiencia con el papa Francisco en el Vaticano gracias a la gestión del obispo (Pedro) Olmedo de Humahuaca. Siempre con la camiseta del «lobo» jujeño.

Pese a haber conocido muchos sitios mi lugar en el mundo es Mina El Aguilar, me animo a decir que en aquellos años éramos los malvinenses de la Puna, pero ya todo cambió debido a las comunicaciones.

Ahora me encuentro en busca de más aventuras y nuevos destinos, porque los viajes enseñan.

Hasta pronto, un minerito de El Aguilar por el mundo que sigue soñando».

El Tribuno

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