Minería: de un año de buenas noticias a calmar expectativas y afrontar los desafíos 2025

El 2024 fue un año de buenas noticias, pero también hay claroscuros. Tenemos cuestiones muy positivas y algunos temas que desarrollar. Debemos ser inteligentes para afrontar los desafíos para el 2025.

Es un momento único, con una necesidad de muchísimo compromiso y vale la pena hacer una revisión de qué es lo que se ha hecho en el año, qué es lo que proponemos para el 2025 buscando consolidar definitivamente a la minería como una actividad imprescindible para la vida moderna.

Venimos de un año de buenas noticias en relación al sector, pero al mismo tiempo con desafíos porque esas buenas noticias, en algunos casos, pueden tener una durabilidad muy corta.

Podemos destacar la implementación del RIGI, que genera posibilidades para el desarrollo de proyectos que llevan décadas y que por distintos motivos, vinculados fundamentalmente con lo macroeconómico, no habían permitido el desarrollo de la minería en los niveles deseados.

El RIGI vino porque era necesario darle al mundo un mensaje donde tres aspectos fundamentales debían ponerse arriba de la mesa, que tienen que ver con tener un país competitivo en materia tributaria, que quienes inviertan se sientan cómodos cuando tienen que pagar sus deudas, sus préstamos, sus intereses, el pago de dividendos y fundamentalmente por el historial que tenemos, la posibilidad de litigar en el exterior si seguimos incumpliendo. Esta herramienta tendrá un efecto fundamental hacia adelante, hacia lo que todavía no se ha desarrollado. Pero al mismo tiempo nos obliga a ser muy conscientes de cuáles son los desafíos que vamos a tener en el 2025 y en adelante.

La otra buena noticia, y que impactó enormemente, es que la provincia de Mendoza ha tomado con mucha convicción la decisión de ir adelante con la minería. Y sus autoridades han hecho un trabajo impresionante. Hay muchas cosas que podemos aprender de la convicción, la decisión, la fortaleza para ir adelante en una situación adversa. Y la situación en Mendoza ha cambiado totalmente.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que hay mucha ansiedad, mucha inquietud y si no lo manejamos adecuadamente puede jugarnos en contra a todos. Así que digo, es un año de buenas noticias. El litio avanza con las dificultades que todos conocemos porque ha habido una caída de precios muy brusca, pero hoy empiezan a darse las condiciones para que esa tendencia se revierta y se consolide.

En cuanto a los desafíos 2025, mencionaría, por un lado, la minería del oro y la plata y, por otro lado, la minería de los minerales industriales. En el primer caso, no hay interés generalizado para desarrollar nuevos proyectos. La única alternativa que tenemos es incentivar a los que están para que puedan calzar que en algún momento haya nuevos intereses. Y lo hablo en términos generales, porque hay una buena noticia de Gualcamayo y aparece Hualilán. Pero tenemos claro que esto no va a reemplazar lo que dentro de tres o cuatro años se va a acabar. Necesitamos es un régimen específico para la minería del oro y de la plata para que se incentive la decisión de los accionistas que en términos generales están bastante cansados de la Argentina.

Y en cuanto a los minerales industriales, que han padecido una definición política en relación a la obra pública. Entonces tenemos dos caminos, o nos resignamos o buscamos las alternativas diferentes para que la obra privada la sustituya. Y creo que ahí también tenemos un camino importante para recorrer para que se apuren los procesos de licitaciones y que las obras empiecen a fluir como se necesitan para que de alguna manera los proyectos que vengan del cobre tengan la posibilidad de desarrollar conjuntamente con sus proyectos la infraestructura necesaria para el desarrollo de este tan preciado mineral que va a cambiar la historia de la Argentina.

Así que, dicho esto, tenemos claroscuros, tenemos cuestiones muy positivas y tenemos algunos temas que tenemos que desarrollar. Y en los desafíos que tenemos para el 2025, tenemos que ser inteligentes. ¿Por qué? Porque de alguna manera vamos a tener seguramente en 2025, 2026, 2027, un crecimiento en la actividad.

Y ese crecimiento va a estar vinculado con las definiciones que van a venir de la mano del RIGI. No hay duda de que no se va a demorar mucho tiempo independientemente de que hay que calmar expectativas. Necesitamos ponernos de acuerdo en el proceso de crecimiento, el desarrollo de proveedores, la contratación de mano de obra local, la necesidad que vamos a tener también de que actores externos intervengan. Todo tiene que estar de la mano con que los efectos positivos de la industria minera deben llegar a los argentinos en su conjunto.

Presidente de la Cámara Argentina de Empresas Mineras (CAEM).


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Fuente: Ámbito Financiero

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