*Patricio Giusto. En lo que constituye uno de los giros más resonantes en materia de política exterior argentina de los últimos años, el Presidente Mauricio Macri inició recientemente un proceso de acercamiento con la Alianza del Pacífico. Si bien se trata del bloque económico más joven de la región, en apenas cinco años ha logrado muchísimo más en términos de integración y acuerdos extrazona que el Mercosur en un cuarto de siglo.
La aproximación a la Alianza parece enmarcarse en la postura aperturista y pragmática que ha adoptado hacia el exterior el nuevo Gobierno. Macri ha buscando rápidamente recomponer relaciones con potencias estratégicas, como los Estados Unidos, mientras explora nuevos horizontes comerciales. Tal es el caso de la Alianza, que reviste especial interés para el futuro de nuestro país.
En primer lugar, cabe resaltar la audacia de Macri para avanzar hacia el Pacífico instando al malogrado Mercosur a “salir del congelamiento”. Aunque con el tambaleante Brasil de Michel Temer y la destrozada Venezuela de Nicolás Maduro, es evidente que ese descongelamiento no sucederá, al menos en el corto plazo.
Con buen tino, Macri resolvió no perder más tiempo.
Atravesando el Océano Pacífico, China, Japón, Corea del Sur y los 10 países de la ASEAN concentran casi el 30% de la población y 25% del PBI mundial.
Se trata de la región de más rápido crecimiento en las últimas décadas y la más complementaria en términos económicos para la Argentina. Ello teniendo en cuenta nuestra dotación de recursos naturales y estructura productiva. Dicho sea de paso, absurdamente subdesarrollada.
Chile, uno de los cuatro miembros de la Alianza, es la vía de salida más directa a esos mercados de incalculable potencial que la Argentina, hasta el momento, apenas ha explorado. La relación con Chile ha quedado fuertemente dañada durante el kirchnerismo, por lo que se trata de otra de las relaciones bilaterales estratégicas a rehabilitar. El objetivo primordial debiera ser incrementar la conectividad terrestre para favorecer la salida de nuestros productos a través de los puertos trasandinos.
Por razones obvias, Chile siempre ha mirado hacia el Pacífico y claramente nos lleva la delantera en ese sentido. Pero aquí no se trata de competir sino de explotar complementariedades y enterrar definitivamente los rencores de un pasado que, cabe recordar, en varias oportunidades nos encontró al borde de la guerra.
Hay un nuevo escenario global que se presenta muy promisorio para Latinoamérica. Por ahora, nuestra región no ha sido alcanzada por la ola de terrorismo, xenofobia y catástrofe humanitaria por el éxodo masivo de refugiados provenientes de Medio Oriente. Fenómeno que amenaza con desangrar y desintegrar a Europa y a los Estados Unidos. La pesadilla hecha realidad del Brexit y el impactante ascenso de Donald Trump así lo demuestran.
Tras celebrar el Bicentenario de la Independencia, la Argentina está nuevamente ante una gran oportunidad histórica. La cual definitivamente está cruzando el Pacífico.
*Patricio Giusto es politólogo. Mg. en Políticas Públicas (FLACSO). Docente (UCA). Director de Diagnóstico Político
Clarín