Para brindar con Shandong

 

Suena como las burbujas, pero es el nombre de la minera que capturó la mitad de Veladero y compañía, y de la provincia con la que San Juan busca asociarse. ¿Nuevo paradigma? Por Sebastián Saharrea

Chi, chi, chi….na, na, na!!!! Podría reemplazarse la última sílaba del emblemático grito nacional chileno de canchas de fútbol por la última del país de los chinos, para simbolizar el nuevo rumbo de la estrategia asociativista de San Juan en el plano internacional.

No se trata de un giro desde el creciente vínculo estratégico con Chile hacia un futuro promisorio hacia oriente, muy tentador pero de más largo plazo este último. Sí de una apertura de óptica hacia un futuro estratégico que integre a Chile con China, ambas locaciones en el mismo eje para los sanjuaninos desde el minuto en que se abra el túnel sobre la cordillera.

El reciente viaje del gobernador Sergio Uñac a China integrando la comitiva presidencial no tuvo demasiadas revelaciones, sino por el contrario entregó la confirmación sobre el terreno de lo que se viene presumiendo desde hace tiempo. Que es un actor creciente en el mercado mundial hasta dimensiones insospechadas poco tiempo atrás, que es un jugador en el tablero global también de creciente influencia, y que las costumbres que adopten sus ciudadanos en este proceso de cambio cultural definirán como una bisagra a los que estén del lado de adentro y los que se queden afuera del mundo comercial.

De otra forma expresado, se trata de una población mundial de 1.300 millones de personas de la cuales aproximadamente la mitad están tomando costumbres culturales de occidente: consumen en el mercado, viajan por el mundo y hasta les gusta el fútbol.

Nace de allí una sana reflexión: qué pasaría, por ejemplo, en la industria vitivinícola si a una décima parte de ellos, es decir 130 millones de personas, les comenzara a gustar decididamente el vino. Y de allí, en cascada hacia el resto: qué sería de nosotros si comieran pasas, qué sería si se decidieran a visitarnos. La respuesta es obvia: romperían todos los relojes y alterarían la lógica estratégica por completo.

No son imposibles de concretar esas ilusiones, como sí son demorosas. Tardan años de intercambios de protocolos, la consabida paciencia oriental que no se condice con los tiempos de vértigo nacionales (anche provinciales). Sí es cierto que se lubrican por intermedio de visitas, mucha cena de camaradería en búsqueda de recrear confianza y afinidad. Con la idea que coronar al final del túnel.

Esa fue la finalidad del viaje del sanjuanino, con una perlita que habrá pasado desapercibida para el gran público pero representa el corazón mismo de este asunto. Entre tanto cóctel y vestido de gala en el tándem principal (Macri-Xi Jinping), Uñac decidió apostar sus fichas al contacto de un escalón más abajo, el de las provincias. Es decir, pares.

San Juan lo es de Shandong, en condición de provincias de sus respectivos países pero no en escala. La nuestra es una provincia de modestas dimensiones dentro del contexto nacional (las hay mayores y poderosas, las hay menores), mientras la china es un gigante dentro de su propio país, que ya es un gigante por sí mismo.

Shangong es una milenaria provincia china que es cuna, entre otras influencias gigantescas para el mundo, de la filosofía de Confucio. Guarda tesoros de todos los tiempos, muchos monumentos de la humanidad toda como el monte Tai, no sólo una de las montañas sagradas que anualmente recibe millones de visitantes sino también patrimonio de la humanidad.

Es, además, la segunda provincia más poblada de China, con sus casi 100 millones de habitantes. Es decir, dos argentinas completas. Media Brasil, un tercio de EEUU. Y es el primer productor chino de productos agrícolas como el trigo, de diamantes y de ……. oro.

No es muy difícil descubrir que existen sobrados puntos de contacto más allá de la diferencia de escala. Y sobrados motivos como para que la apuesta de integración con la provincia de Shangdong pueda convertirse en un motivo de estado para una provincia de las condiciones de San Juan. Aunque esos procesos demoren años en florecer.

En especial teniendo en cuenta que Shandong no es solamente el nombre de la provincia china sino también de la compañía minera Shandong Gold Group, nada menos que una de las grandes potencias mundiales de la actividad sino la compañía que acaba de hacerse de la mitad de la empresa que explota Veladero, Minera Argentina Gold SA (MAGSA), hasta ahora en manos exclusivas de Barrick.

A partir del perfeccionamiento del acuerdo entre Barrick y Shandong, lo que ocurrirá este mes entrante, los chinos quedarán con la mitad del capital de la empresa que explota Veladero, pero el verdadero interés del gigante asiático no radica en la mina que ha tenido ya tres incidentes ambientales, sino en lo que la rodea: los yacimientos conexos no incluidos en la actual explotación (dicen dos Veladeros más), el área Del Carmen, etc. Como ellos mismos dicen, minería para 100 años más, ahora de la mano de un gigante asiático que además llega con sello de calidad ambiental.

Shandong Gold es una corporación minera que pertenece a la provincia del mismo nombre. Lo que algunos soñaron hace un tiempo: minería seria de participación estatal. Pero se rige por las normas del mercado porque opera en el tablero mundial y además una parte de su capital accionario cotiza en la poderosa bolsa de Beijing. Por estos días ajusta clavijas para concretar su desembarco en San Juan, que ya viene concretando puertas adentro de la explotación.

La minera fue una buena puerta de ingreso para la aproximación entre provincias, la argentina y la china, pero no la única. Entre las gestiones que montó Uñac en la capital china con las autoridades de la provincia Shandong hubo puntos de interés en los agroalimentos, para lo que San Juan puede arrimar pero de ninguna manera abastecer un mercado tan grande. Y también sobre la posibilidad de un acuerdo de turismo, en condiciones como las que establece un país como china para sus ciudadanos. Allí se requieren acuerdos a nivel político para habilitar ese flujo migratorio, que en el caso turístico implicaría un salto gigante.

Ese contacto con Shandong ocupó menos espacio informativo pero fue lo más provechoso del viaje para San Juan, por encima de las gestiones para que el Eximbank financie los más de 850 millones de dólares que cuesta Tambolar. Y que ya tiene además alguna vía alternativa de financiación por si no prospera lo de China.

Lo dicho, demora tiempo y paciencia, también constancia. Algún día hay que tirar la primera piedra, y eso es lo que ocurrió con la visita reciente. No se trata sólo de sentarse a esperar.

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