En Vaca Muerta crece un bosque de 130 hectáreas

YPF plantó 100.000 álamos en el área Loma Campana.

Las empresa reutiliza el agua que destina a refrigerar en la generación eléctrica. Antes terminaba en el Neuquén y ahora la llevan hasta la alameda. Se usan 60 mil litros por hora para el goteo.

 

Neuquén. Es mediodía y el sol lanza aguijonazos al semidesierto ubicado sobre Vaca Muerta. Hay, en el ambiente, sobre todo tres colores: el turquesa de ensueño del cielo, el rojo marciano de la arcilla y el verde de las líneas de una alameda incipiente que es puro desafío. Son centenares de metros a la redonda que arrojan preguntas acerca de lo que es posible: hay miles de álamos y pinos que crecen en el mismo lugar donde comenzó la fiebre shale, ese nuevo paradigma energético del país. De a ratos parece una ilusión (el desierto es casi la ilusión por definición), pero lo cierto es que en Loma Campana está naciendo un bosque.

El proyecto se llama Pulmón Verde y es una derivación de la construcción de la Central Térmica Loma Campana. Había dos posibilidades: que el agua usada en la refrigeración durante el proceso de generación eléctrica vuelva al río Neuquén, o derivarla a través de un entramado de cañerías primarias y secundarias a unas 130 hectáreas para generar esta inédita arboleda. Y lo bueno es que la opción haya sido la segunda. “Es el último eslabón del proceso de generación de energía eléctrica. Está concebido así. Una solución para miles de litros de agua que impacta en una alternativa para Añelo”, dice Aníbal Lazarte, el gerente de operaciones Oeste de Generación Eléctrica de YPF, clave en los proyectos eléctricos de la compañía, rebosante de orgullo y calidez en sus tucumanos modos.

En rigor, el área útil de forestación es de 72 hectáreas. Se llega a 132 sumando la tierra reservada para cortafuegos y, aunque parezca muy loco, las áreas de seguridad de pozos perforados. Sí, hay árboles al lado de donde hubo torres de perforación, encima del principal desarrollo shale del país y el más importante del mundo fuera de Estados Unidos y Canadá.

Lazarte cuenta que hay un acuerdo con el Municipio de Añelo, que se hicieron los estudios de impacto ambiental, y que las autoridades de Medio Ambiente provincial dieron el OK para este desarrollo ubicado frente al pueblo y que marcará una suerte de división entre lo estrictamente urbano y el área productiva de no convencionales.

La siembra de este gran bosque (no es fácil ver sus límites desde dentro de su perímetro) implicó infraestructura nueva. Hay una pileta de almacenamiento para el riego por goteo, que está automatizado. Se utilizan 60 mil litros por hora que se bombean 24 horas al día, todo el año, para los álamos de Vaca Muerta.

Al costado, en el ingreso a la plantación, hay un pequeño invernadero donde en una primera instancia los plantines se acostumbran al rigor de la estepa patagónica. Luego son plantados, dos mil de ellos por día. Ese fue el ritmo que imprimió un puñado de operarios a la iniciativa.

“Yo estoy en proyectos de generación. Pero este también es un proyecto prioritario para mí y para la empresa. Tengo esta responsabilidad. Estamos tratando de dejar algo más en la comunidad, entendiendo que parte del proceso de generación puede incluir aportes de este tipo. Es el salto que ahora da la empresa”, explica Lazarte, ante la pregunta-sospecha de por qué alguien se tomaría este trabajo en una meseta desértica.

De fondo, hacia todos los puntos cardinales, desafiando la hosquedad de la geografía, miles de arbolitos se consolidan, sus ramas bailoteando por el rigor del viento. En un puñado de años, los futuros habitantes de Añelo también se darán una vuelta por el pulmón verde de Loma Campana.

Un pulmón verde le gana la batalla al desierto de Loma Campana. Álamos y pinos le cambiarán la cara a una porción de desierto sobre Vaca Muerta.

 

Es en el corazón shale de la provincia

La impactante alameda que crece sobre Vaca Muerta se emplaza en el corazón de los desarrollos de no convencionales de la provincia. El área Loma Campana, de YPF en sociedad con Chevron, es el segundo yacimiento más productivo del país. A diferencia de otras áreas, todo lo que se extrae allí es bajo los procedimientos de no convencionales.

Se trata del empleo de nuevas tecnologías, como el tan mentado fracking o estimulación hidráulica, para poder ir hasta la roca generadora de hidrocarburos, perforarla y obtener gas y petróleo.

Este yacimiento implicó el paso inicial, a gran escala, de una empresa encarando la producción bajo este nuevo horizonte productivo: el de las áreas ubicadas sobre la formación geológica Vaca Muerta.

YPF construyó una central térmica para abastecerse de energía eléctrica para sus operaciones. Ahora, con el agua que utiliza para refrigerar la generación riega unos 100.000 árboles.

“Es una muestra de todo lo que pueden hacer las empresas. Nosotros damos un salto e incluimos esta alameda como parte de un proyecto de desarrollo energético”, dijo Aníbal Lazarte, Ingeniero de YPF

100 kilómetros de manguera para regar todo el bosque.

El terreno donde están plantados los árboles está cruzado por miles de metros de manguera negra. Es parte del riego automatizado, por goteo, que lleva el agua al pie de cada árbol.

590 pozos en desarrollos no convencionales

 

Son los que perforó YPF desde que opera en Vaca Muerta, en su sociedad con Chevron, en Loma Campana. La empresa fue precursora y hoy lidera este tipo de desarrollos. Marcó un camino para todo el sector energético.

 

 

 

LmNeuquén

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