Por las trabas a la compras en el exterior, faltan insumos químicos, repuestos y maquinarias. Advierten sobre posibles suspensiones de actividades y quebrantos de pymes.
La salida de la postergación de Salta a través de la minería corre peligro por las políticas económicas. Archivo
El descalabro que produce el cepo cambiario a todas las actividades económicas empezó a sentirse con mayor intensidad en la industria minera a través de una de las derivaciones de esa política monetaria sobre las importaciones que requiere el sector. Distintos actores de la minería salteña alertaron a El Tribuno la preocupante situación que atraviesan al no poder adquirir insumos y bienes de uso básicos que no se consiguen en el país.
Si bien aún no se registraron suspensiones en las mineras radicadas en la provincia ni en los proveedores, es una situación que no se descarta en el corto plazo, mientras dure la incertidumbre por la pérdida de los dólares que administra el Gobierno nacional y las medidas desesperadas que se toman para evitarlo.
«Seguramente va a haber quebrantos importantes por culpa de esto. Estamos en una situación muy difícil, se está complejizando y el problema será, más allá del tipo de cambio, por el desabastecimiento», advirtió Diego Pestaña, presidente de la Cámara de Proveedores de Empresas Mineras de Salta (Capemisa).
Lo cierto es que desde hace unos tres meses, cuando el Banco Central empezó a recrudecer las trabas para las compras en el exterior, el sector minero tiene prácticamente clausurada la posibilidad de abastecerse de productos que necesita para producir o desarrollarse, en el caso de las minas que están en construcción. Y a finales de junio todo empeoró tras la adopción de medidas todavía más restrictivas.
«Hay una sucesión de resoluciones del Banco Central que hacen un laberinto difícilmente de salvar, tan difícil que todas las empresas que están en la necesidad de importar algunos insumos le consultamos a los bancos y tardamos varios días y en algunos casos semanas en entenderlas y después de buscar la forma de saltar los obstáculos», contó a este diario el dueño de una pyme minera salteña, quien prefirió reservar su nombre para evitar aún más escollos para hacer funcionar su empresa.
Es que la improvisación en lo que es importaciones es tal que las decisiones sobre qué se puede comprar y quién lo puede hacer se define literalmente a dedo.
«El criterio del Banco Central fue trancar todo y empezar a destrabar a dedo y a partir de ahí uno no sabe con qué criterio lo hacen», dijo el empresario.
Otra distorsión se produce por la inflación de precios global, que arrancó con la guerra en Ucrania, que no es contemplada por la administración nacional.
«Te permiten importar volúmenes históricos más porcentajes que ellos establecen como un aumento natural, sin considerar que este año todas las materias del comercio exterior han subido de precios, por lo tanto los topes son bajísimos», se quejó el emprendedor minero.
«Si llegas a salvar esa situación, te ponen que tenés que pagar a 180 días, o en algunos casos a 90 días y si no te financia el proveedor tenés que conseguir que tu banco te financie o el proveedor, cosa que algunas empresas que tienen filiales en el exterior logran hacer en forma parcial, pero una empresa pyme minera no lo consigue y más por la volatilidad de precios», describió.
En el caso de que un banco financie la importación, la intervención tiene su costo que suma a lo engorroso de la operación.
Lo paradójico es que la minería es una de las pocas actividades cuya balanza comercial es superavitaria. En algunos casos del sector por cada dólar que se importa se producen 3 o 4 dólares en ventas al exterior. Es decir que al frenar las importaciones para resguardar la divisa estadounidense se puede crear el efecto contrario.
Gestiones
En la Secretaría de Minería de la Provincia están al tanto de la problemática, pero no tienen muchas herramientas para intervenir.
«Acompañamos a las empresas en las gestiones ante Nación, caso por caso», dijo consultada para esta nota la secretaria de Minería, Flavia Royón.
Señaló que las gestiones se hacen por importaciones de insumos de producción como productos químicos (para las borateras el azufre es fundamental y sólo proviene desde el exterior) y en el caso de los proveedores mineros, maquinarias.
«Hay dificultades, pero no me han comunicado escenarios críticos de paradas de producción o similar, por el momento», señaló la funcionaria.
Destacaron la intervención desde la empresa Mansfield, a cargo de la mina de oro Lindero, que es, por ahora, el principal yacimiento en producción de Salta.
“Estas últimas semanas las empresas mineras han trabajado conjuntamente con la Secretaría de Minería y el Gobierno para agilizar el proceso de importación de repuestos e insumos estratégicos y críticos para la producción minera salteña que no se obtienen en el país”, dijo Facundo Huidobro, gerente de Relaciones Institucionales de Mansfield.
“La inversión futura en minería en Salta depende de poder lograr producir y para producir es esencial contar con todos los insumos necesarios para cada uno de los procesos mineros”, agregó el geólogo.
Sobre ese punto, el titular de Capemisa adelantó un panorama sombrío: “Hoy no hay cubiertas, filtros y una cantidad de insumos que van a trabar las obras de construcción de las minas”, dijo Diego Pestaña.
“Estamos todos con problemas, con los repuestos desde ya. No se pueden importar repuestos y, lo que importás, te permiten pagarlo a 180 días, con lo cual no sabés a qué tipo de cambio lo vas a pagar y es un cambio importante en cuanto a los costos”, alertó.
Como medida paliativa, los inversores esperan una resolución similar a la que obtuvieron de Nación la industria automotriz o la farmacéutica para facilitar, al menos en los papeles, las importaciones. Las gestiones para ello se tramitan desde la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM).
El Tribuno