Cinco iniciativas de litio, una de oro y otra de cobre ya solicitaron su adhesión al Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones. La primera se presentó hace siete meses, pero aún no hubo resoluciones. En el sector apuntan a la falta de capacidad del Estado para evaluar los expedientes.
Siete proyectos mineros presentaron su solicitud de adhesión al Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), pero hasta ahora el Gobierno no aprobó ninguno. Las iniciativas, que incluyen desarrollos de litio, oro y cobre, comenzaron a aplicar desde octubre del año pasado, aunque aún no hay definiciones oficiales. Según pudo saber EconoJournal, en la industria apuntan a la falta de recursos técnicos y humanos del Estado para revisar los expedientes en tiempo y forma.
El RIGI fue aprobado por el Congreso el 27 de junio de 2024, como parte de la Ley de Bases, y reglamentado el 23 de agosto mediante el decreto 749/2024. La normativa estableció un procedimiento que debía resolverse en un máximo de 45 días hábiles. Sin embargo, ese plazo puede suspenderse si la autoridad de aplicación requiere información adicional. Casi siete meses después del primer expediente, aún no hubo avances.
Litio en el centro
Cinco de los siete proyectos presentados pertenecen al sector del litio. La australiana Galan Lithium Limited fue la primera en aplicar, en octubre de 2024, con el desarrollo Hombre Muerto Oeste en Catamarca, que prevé una inversión de US$ 228 millones y una producción anual de 20.850 toneladas de carbonato de litio equivalente a partir de 2027.
En la misma línea, Posco Argentina -filial local de la coreana Posco Holdings- solicitó en octubre su ingreso al régimen para el proyecto Sal de Oro, en los salares del Hombre Muerto (Salta y Catamarca), con inversiones que superan los US$ 1.000 millones en dos etapas de producción.
También solicitaron su adhesión Río Tinto con Rincón Litio (US$ 2.700 millones, en Salta), Ganfeng Lithium con el proyecto Mariana (US$ 790 millones en planta y US$ 190 millones en energía solar, en el Salar de Llullaillaco) y Sal de Vida, otro desarrollo de Río Tinto, que en abril pidió sumarse al RIGI con una inversión de US$ 638 millones.
Oro y cobre también esperan
En noviembre, Minas Argentinas -subsidiaria de Yamana Gold- fue la primera en el rubro aurífero en pedir su ingreso al RIGI. Busca reactivar la mina Gualcamayo, en San Juan, con una inversión de US$ 1.000 millones.
En el caso del cobre, McEwen Copper presentó en febrero su solicitud por el proyecto Los Azules, también en San Juan. El emprendimiento contempla un desarrollo total de US$ 2.700 millones, aunque el monto aplicado al régimen es de US$ 227 millones para tareas preliminares y estudios de factibilidad.
Cuellos de botella y falta de expertise
Fuentes del sector minero coinciden en que la demora está relacionada con limitaciones internas del Estado. «Falta personal técnico con la capacidad necesaria para entender estos proyectos y firmar con respaldo», señalaron.
La resolución 828/2024 definió que la evaluación de los proyectos debe realizarla un comité interministerial compuesto por funcionarios de Jefatura de Gabinete, Planeamiento Estratégico, Energía, Minería, Producción, Hacienda y Finanzas. Pero el proceso, en la práctica, sigue paralizado.
Condiciones exigentes y dudas empresarias
Además de la magnitud de las inversiones, el RIGI exige un alto grado de avance legal, técnico y ambiental. Aunque no se solicita formalmente una «factibilidad bancaria», los requisitos son similares. Por eso, no todas las compañías están en condiciones de aplicar.
Incluso quienes cumplen con los requisitos consideran que el régimen, por sí solo, no garantiza la decisión de invertir. «El cobre se extrae a más de 5000 metros de altura. En Argentina hay que hacer rutas y líneas eléctricas desde cero. En Chile eso ya está. Si sos inversor, elegís donde el riesgo es menor», expresó Marcelo Álvarez, director ejecutivo de Barrick, durante el último congreso del IAEF.
La lógica del litio
La mayoría de los proyectos que aplicaron al RIGI son de litio por una razón: la entrada en producción es más rápida y menos costosa en términos de infraestructura. A diferencia de los grandes proyectos metalíferos, los salares permiten esquemas modulares, escalables y con menor impacto ambiental. Eso acorta los plazos y reduce la carga regulatoria.
Caso Josemaría: una adhesión demorada
El caso del proyecto Josemaría ilustra otro tipo de demora. Aunque es el desarrollo cuprífero más avanzado del país, la reciente fusión entre BHP y Lundin Mining para crear la firma Vicuña Corp. postergó la presentación al RIGI. La nueva empresa incluirá también el proyecto Filo del Sol y planea hacer una solicitud conjunta.
Mientras tanto, Jack Lundin, CEO de Lundin, celebró recientemente el descubrimiento de Filo del Sol como «uno de los más importantes en tres décadas«. Sin embargo, más allá del entusiasmo, Argentina aún no figura entre los productores relevantes de cobre a nivel mundial.
Fuente: Memo