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Con el Mercosur debilitado, Argentina se acerca al Pacífico

Para incrementar las exportaciones, el Gobierno busca nuevos socios para complementar la unión con Brasil.

El cambio de signo político se empieza a notar en la política exterior argentina. El presidente Mauricio Macri comenzó a orientar al país hacia la Alianza del Pacífico, el bloque económico estrella de América Latina que había sido ignorado por la gestión anterior. Con el Mercosur paralizado, el Gobierno busca aggiornarse y acercarse a los países que muestran las tasas más altas de crecimiento de la región y el mayor grado de internacionalización.

La semana pasada terminó con un paso concreto de Macri en este sentido. Participó en Chile de la cumbre presidencial de la Alianza del Pacífico (AP), que reunió a los mandatarios de Chile, Colombia, Perú y México. Argentina formalizó así su ingreso a la alianza como país observador. Desde Puerto Varas, Macri buscó aclarar que por más que el barco haya encallado, no piensa abandonarlo. “Queremos un Mercosur del siglo XXI, que claramente tenga una visión de convergencia con la Alianza del Pacífico”. Para Lorenzo Sigaut Gravina, de Ecolatina, “el gobierno de Macri quiere moverse más en esta área. A nivel comercial, Argentina está teniendo una actitud mucho más abierta de la que tenía antes”.

Los dos bloques pasan por situaciones muy diferentes. Mientras los países del Pacífico crecieron en promedio entre 3 y 4% en los últimos años, Argentina y Brasil están en recesión, Uruguay está estancado y Venezuela se está desangrando. Sólo se desmarca Paraguay, que creció 3% el año pasado.

“En los últimos diez años, el Mercosur priorizó la construcción de la unión política”, remarca la consultora IDESA. En cambio, “la AP pone énfasis en lo económico para promover una integración más dinámica y eficiente con el resto del mundo”. Desde esta óptica, “los países de la AP se unieron para comerciar más con el mundo, mientras que Brasil y Argentina se unieron para comerciar menos con el mundo y más entre ellos. Que Chile, Colombia y Perú generen tasas de crecimiento que casi duplican a las de Brasil y Argentina sugiere que, como le ocurre a la Unión Europea, el Mercosur no ha adoptado una estrategia de integración inteligente”.

El Mercosur y la AP son bloques económicos con formatos diferentes. El primero es una unión aduanera que prevé libre comercio intrazona, pero altos aranceles consensuados entre todos sus miembros para las operaciones con terceros. En cambio, la AP tiene libre comercio entre sus miembros y cada uno tiene autonomía para negociar con terceros.

Desde la Asociación de Importadores y Exportadores de la República Argentina (AIERA) remarcan que no todo fue un fracaso. Apuntan que entre 1994 y 2014, las exportaciones argentinas al Mercosur crecieron 272%: pasaron de US$5.000 millones a US$18.600 millones. En este período, las exportaciones de todos los países del bloque pasaron de US$13.100 millones a US$53.700 millones. “El comercio de Argentina al Mercosur creció en esos años al doble de la tasa del comercio mundial, y las exportaciones de todo el Mercosur crecieron aún más. Un gran salto, fuera de duda”.

Pero la situación cambió en los últimos años. Entre 2010 y 2014 las exportaciones de Argentina al Mercosur apenas crecieron un 0,4% y las del Mercosur al mundo, un 2,3%. En cambio, las de AP se expandieron 10%. AIERA marca otra diferencia central: mientras el 26% de las exportaciones del Mercorsur son productos manufacturados, en la AP esa proporción es más baja: en Chile es 15%, en Colombia, 17% y en Perú, 15%. En México es mucho más alto, del 79% por el acuerdo de las maquiladoras con Estados Unidos. Esto explica que los formatos de los dos bloques sean diferente. “La AP no tiene arancel externo común porque no buscan tener un sector industrial desarrollado, ni concentrar sus esfuerzos en exportar valor agregado”, postula AIERA. Pero también remarca que para revitalizar al sector “deben ampliarse los mercados con los que se tiene libre comercio y que son la base para la ampliación de las exportaciones de valor agregado. Se requiere más integración con la AP”.

Si bien en la última década Argentina reforzó su discurso en favor de la industrialización, para Jorge Vasconcelos, de la Fundación Mediterránea, “en las exportaciones argentinas hubo una tremenda sojización. Este año el complejo agroindustrial explica el 50% de las exportaciones; es una proporción inédita”. Para no seguir perdiendo terreno, “el proceso de integración no se puede hacer en forma súbita y desaprensiva: hay que ser muy cuidadosos en el tiempo y en las formas, de ningún modo me parece conveniente hacer algo apresurado”.

Para Marcelo Elizondo, de la consultora DNI, el acercamiento a la AP le dará a Argentina mayor autonomía relativa frente al Mercosur, sin que esto implique abandonar al bloque como principal alianza estratégica. Apunta que el Mercosur autoriza a los miembros a tener acuerdos de complementación económica con los países de ALADI (Asociación Latinoamericana de Integración), a la que pertenecen los cuatro países de AP. “Se podría avanzar por esa vía. Este acercamiento podría permitir a la Argentina iniciar negociaciones en materias que están fuera del arancel externo común del Mercosur. Normas técnicas, estándares de calidad, parámetros paraarancelarios, obras de integración física, acuerdos para la protección de inversiones, regulaciones comunes en normas para compras gubernamentales, regulaciones en propiedad intelectual son ejemplos de posibles materias de negociación”.

Elizondo destaca que, de cara al mundo, “la AP tiene la reputación positiva que el Mercosur hoy no tiene”. Y si bien la AP cuenta con 49 países con status de “observador”, Elizondo destaca que “ninguno de los otros observadores tiene la relevancia que tiene la Argentina en cuanto a cercanía geográfica. Además, la nuestra es la economía más grande detrás de Brasil y México”.

A la crisis económica que arrastra el Mercosur, este año se le sumó la crisis política, con la suspensión de Dilma Rousseff en Brasil y su reemplazó por Michel Temer, más la situación caótica de Venezuela. Una señal en este sentido es que la reunión cumbre de presidentes que se iba a realizar dentro de 15 días está suspendida.

Para la consultora Economía y Regiones, el Mercosur “así como está, no es de utilidad como trampolín de crecimiento ni para Argentina ni para los otros países miembros. Es un bloque comercial estancado, sin dinamismo. Lleva cuatro años seguidos de caída de actividad comercial con el resto del mundo”. Pero también advierten que no hay integración que valga “si el sector privado no es competitivo como consecuencia del elevado gasto público y presión tributaria, alta inflación, costoso capital y baja productividad relativa del trabajo”. Para Sigaut Gravina “el Mercosur se consolida y se repotencia o termina de implosionar. Este es un momento bisagra”.

 

Clarín

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