La baja de reservas de China no limita inversiones en Argentina y el mundo

 

La caída de las reservas monetarias chinas del 1,32% y del 0,96% en 2015 y 2016, respectivamente, resaltadas en diferentes ámbitos no implican un deterioro de su economía, como tampoco la desaceleración del crecimiento, que sigue siendo muy elevado, sino que se explica en razones más profundas que una mera relación cuantitativa de suma y resta, porque debe analizarse en el marco de su creciente inserción internacional, continuando sus inversiones en Argentina y en el mundo.

Esta última, tan temida por el futuro presidente Donald John Trump, implica, entre otras cosas, que los chinos vía los sectores público y privado, se han convertido en los número uno de las inversiones extranjeras en los Estados Unidos de América, su país, en el que en 2016 alcanzaron a u$s 46.500 millones, cifra que triplica a la de 2015 y decuplica a la de 2005 como lo remarcó el analista Jorge Castro.

Pero las inversiones chinas en el exterior no se han limitado a los EE.UU., ya que registran un importante crecimiento en la Unión Europea, en África y en América Latina, fundamentalmente, destacándose las correspondientes a las áreas energética, de alta tecnología industrial y del conocimiento hasta el punto de haber desembarcado en California en el Silicom Valley, epicentro del más avanzado saber contemporáneo.

Tampoco en el pasado 2016 faltó alguna suerte de nacionalización de empresas extranjeras en la propia China como fue el caso de la gastronómica McDonnalds, ahora controlada en el 52% por el sector público de ese país en conjunto con la firma estadounidense Carlyle, que se quedó con el 28%, que pagaron -por la transferencia accionaria del 80%- un total de u$s 2.080 millones a la vendedora que retuvo el 20% de un comercio con 2.000 bocas, que serán llevadas a 3.300, en todo el país.

Las reservas chinas alcanzaron a fines de 2016 a u$s 3,01 billones contra los u$s 3,038 billones de 2015 y los u$s 3,126 billones de 2014, lo que implica una merma para el bienio de u$s 116.000 millones.

Esta es una cifra mucho menor a la destinada para las inversiones y compras de empresas en el exterior, como en el caso de unas 150 pymes tecnológicas en Alemania, además de algunas mayores que, en el caso de la compañía Waldriche Corburg, ya pasó de 500 a 800 operarios.

Alemania ya desplazó, como primer lugar de inversiones chinas en Europa, al Reino Unido al que llevaba destinados unos u$s 24.000 millones, dejando en tercer lugar a Francia con alrededor de u$s 12.000 millones, en tanto se acrecientan las que se vienen desarrollando en el continente africano donde el primer lugar lo ocupa Nigeria con u$s 21.000 millones, seguida por Argelia y Etiopía con u$s 15.000 millones cada una y por Sudáfrica con u$s 10.000 millones.

La expansión de los negocios de China en el mundo, donde en el pasado 2016 tuvo un superávit comercial de u$s 348.000 millones, tiene al continente americano en su conjunto como un objetivo central, ya que además de los EE.UU., adquirió la petrolera Nexen, en Canadá, por u$s 15.000 millones, a través de la empresa estatal China Natural Offshore Oil Corporation (Cnooc), también con activa presencia desde México al sur en buena parte de América Latina.

Precisamente la Cnooc es una de las alternativas para el gobierno mexicano del presidente Enrique Peña Nieto, a través de las inversiones esperadas en el negocio hidrocarburífero, ante los riesgos que afronta su economía como consecuencia de las presiones que su par estadounidense, Donald Trump, para que empresas radicadas en México retornen a los EUA en un giro desintegrador del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

El gobierno chino ha formalizado 40 tratados bilaterales con Chile, Ecuador y Perú, habiendo invertido en la minería de este último país u$s 19.000 millones, merced a lo cual ya controla el 33% de ese sector de la economía peruana, mientras proyecta el desarrollo del Canal de Nicaragua entre los océanos Atlántico y Pacífico, un ferrocarril transamazónico desde el Brasil hasta el Perú y otro que también una ambos mares entre la Argentina y Chile.

En la Argentina una empresa china se hizo cargo en 2006 de la compañía minera Hipasam y en materia hidrocarburífera se comenzó por la adquisición del 50% de Bridas en u$s 3.100 millones, a través de ésta el 60% Pan American Energy en u$s 7.100 millones y, vía la misma PAE, la filial local de Esso en u$s 800 millones, mientras en el Brasil adquirió el 40% de la española Repsol y prestó u$s 10.000 millones a la estatal Petrobras, mientras planea invertir otros u$s 28.000 millones en Venezuela.

Télam

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