Por Mario Capello / La minería es esa otra gran riqueza argentina que puede devolverle al país su autoestima y a las provincias cordilleranas su potencialidad…
Argentina está recuperando la confianza que había perdido. La potencialidad geológica minera, como quedó demostrado, no sirve para nada si dejamos de cumplir la ley. A partir del liderazgo de Mauricio Macri, 34 nuevas empresas llegaron para explorar nuestro país. Tallado tras la unificación cambiaria, el fin del cepo, la libre disponibilidad de divisas, la quita de retenciones a las economías regionales, el sinceramiento frente a los problemas de infraestructura y una estrategia para concluir con subsidios injustificados.
Este año, nuevas inversiones por más de 200 millones de dólares exploran nuevas áreas en busca de riqueza mineral. Un total de U$S 6.300 millones en 12 nuevos proyectos comienzan a concretarse. Es la respuesta que recibe un país decidido a reestablecer sentido común.
Muchos dirigentes emplean la muletilla sobre que debemos ser capaces de parecernos a Australia dada nuestra similitud geográfica, territorial y de actividades. En un pasado no tan lejanos teníamos mejores indicadores en casi todas las estadísticas respecto a la producción y el desarrollo humano, tal como puede comprobarse.
La minería hizo de Australia un país moderno,con un enorme desarrollo tecnológico en todas sus actividades económicas. Las ventas anuales de hierro, carbón, gas y oro suman U$S 87 mil millones y representan el 35% de las exportaciones, tanto de bienes como servicios. Sólo la producción de mineral de hierro aporta el 4% a su PBI.
Las minas a cielo abierto de Coulbreak, una empresa que comenzó sus operaciones en el 2008 en la región de Pilbur, producen 60 millones de tn anuales de mineral de hierro. Transportadas unos 620 km, cada tren llevan 35.000 tn hacia el puerto Herb Elliot. En este, 15 barcos luego de completar su carga en una rápida y eficiente operación, parten hacia China, destino del 92% del mineral australiano.
Nosotros podemos empezar ahora. Nos permitirá desarrollar modernidad en pueblos abandonados por la pérdida de la sustentabilidad que reclama el progreso. Volver a juntar familias desgarradas por la pobreza. Ocupar mucho mejor nuestro territorio. Poner las universidades y el conocimiento a desarrollar clúster tecnológicos. Trabajando unidos por una competitividad convertida en vital, frente a quienes ofrecen los mismos minerales que nosotros.
Desde Australia, Europa, China, India, Canadá, EEUU; empresas mineras líderes vuelven a preguntar por Argentina. Tenemos minerales que se valoran y requieren, aunque debemos saber que no somos los únicos en ofrecerlos. Los mitos que agitan los satisfechos, la soberbia de los que viven hablándose encima, quienes creen que todo vale, los que distraen para que no se hable de sus propias ineficiencias: son escollos que debemos vencer.
La buena ética es la que pone por sobre toda otra consideración la dignidad inherente al ser humano. Es el llamado utópico para que trabajemos sin distinciones por una Argentina con pobreza cero. La Industria Minera puede contribuir como pocas a ese desafío, que parte del corazón de nuestros mejores valores.
(*) Sub Secretario de Desarrollo Minero. Ministerio de Energía y Minería.
Diario de Cuyo