Cada vez llegan más inversiones para la explotación del denominado «oro blanco» y para el 2020 se prevé abastecer el mercado mundial de baterías.
El litio va camino a convertirse en el insumo clave ante la transición energética que impone el virtual agotamiento de los recursos fósiles con los que contamos actualmente, gas, petróleo y carbón. En 2016, la producción de litio creció en la Argentina un 58%, lo que la posicionó entre los tres primeros países productores de este mineral junto a Chile y Bolivia. Esto gracias a las inversiones que se orientaron hacia esta actividad sabiendo que en el futuro el litio ocupará un lugar de privilegio dentro de la producción de energía.
Es necesario delinear una política de explotación de este recurso, en relación a que se están dando los primeros pasos de una actividad que, de acuerdo a lo previsto, aumentará considerablemente en la medida que avancemos en el desarrollo tecnológico que tiene al litio como su mejor aliado.
Debemos aprovechar que a pesar de tener menos reservas que los países vecinos mencionados, nuestro país es el que está atrayendo más a las empresas inversoras, con algunos objetivos concretos como el de abastecer al mercado mundial de baterías a partir del 2020.
El precio del litio es uno de los aspectos más atrayentes si consideramos que su cotización se elevó rápidamente desde el 2015 en adelante. Ese año la tonelada costaba 3.000 dólares, mientras que en la actualidad alcanza un valor de 6.800 dólares.
Son los salares ubicado en el noroeste argentino uno de los sitios más ricos en materia de litio de la región por lo que su explotación, de ser bien administrada, beneficiará en gran medida a una zona que históricamente se ha visto postergada en relación al desarrollo económico. Los principales debates respecto al aprovechamiento de este mineral se centran en las formas de explotación y comercialización. Los posicionamientos van desde profundizar el modelo extractivista que rige el conjunto de la minería; declararlo recurso estratégico para la industrialización de las baterías, o someter a un proceso de consulta territorial la extracción o gestión de este mineral.
Es un hecho que la transición energética deberá dirigirse hacia nuevas formas de producción, distribución y acumulación de energía, en la cual este mineral liviano se torna indispensable para las denominadas baterías Li-ion, utilizadas crecientemente para celulares, computadoras, tabletas, cámaras y en cada vez mayor medida en la industria de automóviles eléctricos. De allí que el litio con sus bajos costos de explotación y la virtual expansión de las nuevas tecnologías, proyecte un crecimiento exponencial de su demanda global con vistas al futuro, convirtiéndose en lo que algunos analistas han llamado «oro blanco» o «el petróleo del siglo XXI».
Diario De Cuyo