“La Meseta de Chubut tiene una dependencia altísima de los planes sociales”

Lo dijo Marisa Arienza, presidenta de Green Cross, organización que impulsó la jornada “La experiencia de los pueblos originarios con los emprendimientos mineros. Diálogo intercultural en la actividad minera sostenible” que se hizo en Trelew.

 

La presidenta de Green Cross Argentina, Marisa Arienza, dijo que según datos del INDEC, “la subsistencia en la Meseta chubutense tiene una dependencia altísima de los planes sociales”, producto de la crisis productiva de la región.

Green Cross Argentina organizó, junto a la Fundación Ecologista Verde, la jornada “La experiencia de los pueblos originarios con los emprendimientos mineros. Diálogo intercultural en la actividad minera sostenible”, que se llevó a cabo el 8 de junio en Trelew.

Allí, Arienza contó que el origen de la realización de la actividad fue el análisis de la realidad en la Meseta chubutense y la consiguiente necesidad de generar alternativas para el desarrollo de la región.

– ¿Cómo se ideó la jornada de debate y reflexión sobre minería y comunidades originarias?

– En Green Cross analizamos detenidamente las distintas alternativas que había en la Meseta a partir del volcán Puyehue. Nosotros intervinimos porque era una catástrofe ambiental y no podíamos mirar para otro lado. Cuando comenzamos a adentrarnos en la Meseta vimos algunas realidades que eran dramáticas. Primero que si te fijás en el INDEC de 2010, la subsistencia tiene una dependencia altísima de los planes sociales. Segundo, tuvimos que recorrerla, viendo qué pasa con las fuentes de agua, que estaban todas destruidas por las cenizas, no se podía acceder a ellas, ni siquiera al agua superficial. Las cenizas del volcán destruyeron campos, vegetación y mataron animales del día a la noche. Tanto es así que veíamos que las familias comenzaron a separarse: se quedaba el hombre a cuidar el lugar y la mujer se iba a trabajar de empleada doméstica a Rawson, a Trelew o a la Cordillera y los chicos tenían que dejar los estudios para ayudar al padre. Este fue el panorama inicial. Nuestro escenario fue plantear que otras crisis pueden llegar, que el volcán puede volver a provocar una catástrofe ambiental y que entonces es necesario construir alternativas.

– ¿Cuáles pueden ser esas alternativas?

– Comenzamos a dialogar con empresas de la región para armar un polo industrial y que se comenzara a reactivar la zona. Hablamos con Aluar, con empresas pesqueras grandes que podrían poner plantas de procesamiento alejadas de la costa, pero todo fue un fracaso. Inclusive se nos ocurrió la idea de copiar al Polo Tecnológico y Científico de Bariloche, pero tampoco resultó, ya que nadie estaba dispuesto a poner nada en la Meseta por incómodo, alejado, no tener caminos, falta de comunicación y poca población. Pensamos en cuál podía ser el disparador que en la Meseta genere capital suficiente para que, en una década o dos, se generen actividades absolutamente distintas que permitan desarrollar la actividad agrícola, el ganado con capital más intensivo y que pudieran atraerse empresas limpias y de punta que muchas veces están dispuestas a desembarcar en un lugar si este lugar tiene una base económica mínima. Fue en este momento en que tomamos contacto con los proyectos mineros. Creemos que el debate puede darse, buscando aquellos proyectos que pueden llevarse a cabo, que no generen un impacto socio ambiental negativo y que se puedan controlar adecuadamente. Tomando en cuenta todos estos puntos, armamos un escenario donde la minería puede ser un disparador. Armamos un documento que lo hicimos circular en el Gobierno, lo presentamos en Puerto Madryn y llegó a gente de Pan American Silver, quienes nos contactaron interesados por el planteo que realizábamos. Nosotros no tenemos nada en contra de las actividades en general, sí contra las malas prácticas, la no inserción en lo local y, además, tiene que estar muy claro cuál es el beneficio para las comunidades, que sea auditable y que la comunidad, junto con las autoridades, hagan un plan de desarrollo y que no se convierta en asistencialismo, porque eso solo dura lo que dura la actividad productiva de la mina.

– ¿Por qué existe tanta oposición al desarrollo de algunas actividades productivas?

– El problema de la cuestión ambiental, a veces, es que se dicen cosas ideológicas y se desvirtúa la realidad científica. Estoy muy de acuerdo con que haya quienes ideológicamente repudien a las empresas trasnacionales, que planteen esas cosas, pero en lo que no estoy de acuerdo es en el engaño y en la manipulación. En esta o cualquier otra actividad no vamos a negar que hay buenas prácticas y que se puede hacer las cosas bien. Acá no se trata de estar a favor o en contra, sino de que la discusión está fuertemente ideologizada y se minimiza a los estudios científicos.

– En esta jornada faltaron algunas partes como líderes religiosos, ¿qué opina al respecto?

– Creemos que este es el inicio, que deben darse muchas otras reuniones, que hay que comunicarse con los líderes antimineros y realizar más aproximaciones. La gente cuando se conoce como ser humano aprende a respetarse. En mi caso personal tengo amigos de ultraizquierda y amigos de derecha, con los cuales podemos intercambiar opiniones y sacar conclusiones. Cualquiera sea el resultado de lo que pase en la Meseta se les debe dar lugar a todos para debatir sobre la actividad minera. Si cada una de las partes, los opositores y quienes están a favor de la actividad, están dispuestos a tratarse con respeto, no descalificando, se va a generar un diálogo sumamente rico, donde van a quedar los comentarios más sesudos.

– ¿Por qué se hace tanto hincapié en la cuestión del agua?

– Hay algunas cuestiones que se usan como slogan. “El agua no se toca” es uno. Hay que tener mucho cuidado, sobre todo en los datos que se arrojan de manera espontánea, sin tener un respaldo científico. Green Cross solo se maneja con concepciones científicas. En el caso de las muestras, por ejemplo, para ser válidas se llevan a tres laboratorios, uno público, el otro privado y una tercera muestra es custodiada por un escribano, para desempatar en caso de que haya alguna diferencia. El problema es que si la discusión pasa por las creencias no es correcto. Analicemos un caso: yo veo agua cristalina en muchos lugares y no por eso están libres de contaminación. El lago Nahuel Huapi es un ejemplo. Es un lugar bellísimo de nuestra Patagonia, pero que tiene contaminantes graves en sus aguas, principalmente producto del descuido cloacal.

– Se planteó la idea de tener facilitadores desde las distintas partes involucradas…

– Propendemos a que haya gente capacitada, que brinde las herramientas científicas adecuadas para comparar y llegar a conclusiones verdaderas. La Iglesia, que está fuertemente en contra de la minería, debería aportar técnicos, químicos, físicos, geólogos para que los pueblos originarios tengan argumentos de debate y luego puedan armarse mesas científicas.

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