Los millones de dólares que resigna Vale con tal de irse de Mendoza

Es el dinero que dejó en el Fondo de Desarrollo Socio Ambiental. Aseguran que se usó en obras, pero costó para que los recursos llegaran a su destino final. La empresa, que sigue gastando dinero, quiere cerrar su historia en la provincia y no volver más.

La historia de Vale, una de las empresas mineras más grandes del mundo, tuvo un sabor amargo en su paso por Mendoza. Ese sabor fue tal para todas las partes: para la compañía, los mendocinos que esperaban encontrar en la explotación minera un cambio en sus vidas y las autoridades que esperan que fuera una fuente de empleo y de generación de recursos.

Finalmente eso no sucedió y esta semana Memo contó dos factores propiamente mendocinos que atentaron contra el desarrollo del proyecto. A ellos se sumaron los factores propios del negocio, como la caída en el precio del commodity. Hoy. la historia dice que Potasio Río Colorado está a un paso de quedar en manos de la Provincia de Mendoza.

El acuerdo con la provincia considera la entrega del yacimiento con toda la infraestructura que significó una inversión de 1.500 millones de dólares, casi un 50% más de lo que cuesta hacer Portezuelo del Viento y, además, un monto en dólares para que la provincia tenga una margen de tiempo para definir qué va a hacer con el complejo instalado en Malargüe.

Tal es el deseo de Vale de olvidarse de su experiencia mendocina que ni siquiera se acordó (o no quiso discutir) del destino de los US$12 millones que entregó a modo de anticipo por el 1% de la facturación que acordó con las autoridades provinciales. Perfectamente, y considerando que nunca comenzó a producir, podría haber pedido que le devolvieran un dinero que se entregó a cuenta por pedido del gobierno de Celso Jaque.

Rastreando en qué se gastaron los US$12 millones, que al cambio de esos años eran un 45 millones de pesos, ningún exfuncionario consultado tenía del todo claro en qué se gastó el fondo que la empresa transfirió en cuotas trimestrales a las cuentas de la provincia. Sin embargo, el exintendente de Malargüe, Juan Agulles, en conversación con Memo detalló que se gastaron en la terminal, una sede universitaria (que está en el mismo edifico de la terminal en la planta alta) y una larga serie de obras de urbanización.

Según explicó el exjefe comunal, todas las obras se hicieron con fondos municipales y después eran reembolsadas por la provincia sacando plata del Fondo de Desarrollo Socio Ambiental, pero lo hacían con bastante demora. Tal era la situación que Vale depositó todo el dinero antes de frenar PRC en 2012, pero recién a fines de 2015 la administración de Francisco Pérez terminó de transferir todo el dinero que correspondía al municipio del sur provincial.

Otro funcionario de la época comentó a Memo que era muy difícil lograr que se hicieran las transferencias porque como todo el dinero ingresaba a las cuentas comunes de la provincias, había ocasiones en que los que manejaban la billetera de Mendoza no querían hacer los pagos para poder cubrir otros gastos. Recordemos cómo estaban las finanzas provinciales por esos años, cuando Pérez no alcanzaba a cubrir el dinero de los salarios de los empleados estatales.

«Vale hoy podría decir que le devuelvan el dinero, pero no está en el espíritu de la negociación», dijo un exejecutivo de la firma sobre el proceso de traspaso de PRC a la provincia, el cual se mantiene en estricta confidencialidad. «Vale ya puso a PRC como pérdida en sus cuentas. Creo que no hay nada extraño, porque hoy ya vendió su división de fertilizantes y el que la compró no quiso el yacimiento en Malargüe, así que quedó fuera de su radar de negocios», explicó.

En ese mismo sentido, agregó que «hoy está gastando dinero y logística en mantener en condiciones PRC (algo cercano al millón de dólares por mes). Además, tenés oficinas en Buenos Aires y un grupo de abogados de los más caros del país. Lo mejor es entregar todo y evitar una judicialización que se va a extender quizás por una década y que no le va a traer ningún beneficio».

El exejecutivo de la empresa señaló que en esos años desconocían en qué se habían gastado los US$12 millones que se depositaron en el fondo y que nadie sabía responderles. «Nosotros pensamos que se iban a invertir en el hospital, pero después me dijeron que no fue así», recordó. Haciendo «futurismo», dijo que seguramente el destino de ese 1% de recaudación se hubiese convertido en foco de conflicto entre la empresa y el Gobierno.

Del total de ese dinero nada fue a dar al hospital, pero si se financió el proyecto ejecutivo. Las obras, según explicó Agulles, fueron financiadas a través del Fondo de la Soja por una decisión del gobierno de Jaque, pero en un principio se pensaba en el aporte de Vale para esos fines.

A la producción o al desguace
Con el impacto que ha tenido la cuarentena en la economía, se le ha consultado al gobernador y al ministro de Economía por la opción de desarrollar la minería como una forma de atraer inversiones y generar recursos. Suarez dijo que es tema cerrado y Vaquié apuntó a Potasio Río Colorado. Sin embargo, lo cierto es que hoy- con las condiciones del mercado del potasio haya dos caminos posibles y lejanos a lo que el ministro intenta transmitir.

De lograr un nivel de producción, no se puede pensar en los 4 millones de toneladas del proyecto que frenó Vale y tampoco en los 1.5 millones que tenía en mente Río Tinto, la propietaria anterior. En ese caso, se tendría que pensar en una planta mucho más pequeña y con una producción mucho menor, si es que hay algún interesado.

La segunda opción es el desguace del proyecto para comenzar a vender lo que se pueda de la infraestructura que cuenta con un campamento para miles de trabajadores y hasta una pista de aterrizaje. «Hay miles de aires acondiciones, por ejemplo. Pero también tenés un equipo de perforación en el yacimiento y otro que nunca se trasladó y que aún debe estar en Buenos Aires», dijo el exejecutivo al referirse a lo que es factible para una venta por parte de la provincia.

Consultados por Memo, especialistas señalaron que el equipo de perforación que está en PRC «es uno muy sofisticado que camina solo» y que permite perforar hasta los 2.000 metros o más. Si el equipo nuevo que está en Buenos Aires es similar al que está en Malargüe, tiene un precio de unos US$25 millones. El usado sigue siendo caro, pero con un precio propio del desgaste de la utilización.

Ahora habrá que esperar el traspaso para ver cuál será el destino de PRC y su infraestructura. Además, y según lo previsto, otro desembolso de Vale llegará a la hoy golpeada billetera provincial con un fin específico, tal como ocurrió al inicio de la década pasada con el Fondo de Desarrollo Socio Ambiental.

Debería ser el cierre de un largo camino lleno que demostró que una designación poco acertada puede afectar más de lo que pensamos, lo mismo que el gastar a cuenta en vez de impulsar el desarrollo productivo.

Memo

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