Las industrias del litio de Chile y Argentina podrían beneficiarse de los planes de EE.UU. de invertir US$369.000 millones de aquí a 2030 en reducir en 40% sus emisiones de gases de efecto invernadero respecto de los niveles de 2005.
Para ello, ambas naciones sudamericanas debieran alinear su legislación y normativa de producción con el enfoque definido por la denominada Ley de Reducción de la Inflación, aprobada en agosto y que promueve la producción nacional de energía limpia y los vehículos eléctricos, mientras el Estado otorga créditos e incentivos tributarios.
A fin de satisfacer la demanda de minerales críticos para la fabricación de baterías —como el litio, el níquel, el cobalto y el manganeso—, al menos el 40% debe provenir de operaciones mineras en EE.UU. o países con los que mantenga tratados de libre comercio, pero el porcentaje se elevará a un 80% a partir de 2026.
La semana pasada, el ministro de economía de Argentina, Sergio Massa, se reunió con funcionarios en la Casa Blanca para promover la cooperación bilateral en asuntos climáticos y energéticos, en minerales críticos y en seguridad alimentaria, entre otros temas.
EE.UU. es uno de los principales importadores de litio, junto con China, Japón y Corea del Sur.
Un informe del Departamento de Energía de EE.UU. señala que el litio chileno y argentino empleado en la fabricación de vehículos eléctricos representó el 90% de dichas importaciones entre 2016 y 2019.
Las exportaciones de carbonato de litio de Chile totalizaron US$4.320 millones en los primeros siete meses de 2022, frente a los US$449 millones de un año atrás, aumento de 862%, según un reporte de la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales. Argentina exportó US$335 millones de litio en el período, lo que supone un incremento de 203%, mientras que los pronósticos indican que los envíos al exterior continuarán aumentando gracias a la transición energética.
Al menos 2.000 millones de vehículos eléctricos deberían estar en circulación para lograr la neutralidad en carbono hacia 2050, según el Foro Económico Mundial.
La producción de baterías por sí sola multiplicará la demanda de litio por seis a 500.000t en 2030, de acuerdo con la Agencia Internacional de Energía (IEA). En 2021, la producción mundial de litio alcanzó un récord de 100.000t, 21% más que en 2020, mientras que el consumo se ubicó en 93.000t, aumento de 33%.
En Chile, el litio es producido por la local SQM y la estadounidense Albemarle y paralelamente se están logrando avances en un modelo de asociación público-privada. En Argentina, se produce litio en la mina Fénix de Livent y en el proyecto Salar de Olaroz, operado por Orocobre, Toyota Tsusho y Jemse.
“Las intenciones de EE.UU. de impulsar una cadena de suministro nacional agregarían presión competitiva al panorama de la producción y elevarían los estándares de las empresas productoras», dijo a BNamericas Gabriel Brasil, analista sénior de la consultora de gestión de riesgos Control Risks.
Brasil agregó que la mayor conciencia sobre la importancia de los minerales críticos, como el litio, para los vehículos eléctricos, los paneles solares y otros componentes para la transición energética, continuará impulsando la demanda global y favoreciendo a productores en Argentina y Chile.
Sin embargo, algunas entidades como Alianza Americas, red de organizaciones latinoamericanas en EE.UU, han cuestionado la ley, pues aseguran que beneficiaría a megaindustrias de energía renovable en lugar de apoyar a comunidades e iniciativas locales. Más aún, sigue beneficiando excesivamente al segmento de energías fósiles, según un comunicado.
En contraparte, el Foro Económico Mundial indicó que la ley favorecerá a fuentes de energía limpia como la nuclear y el hidrógeno, aunque los efectos reales se verían con el tiempo.
Si bien las autoridades de Chile y Argentina han reconocido la importancia de la minería para lograr la neutralidad en carbono, la brecha entre oferta y demanda representa todo un desafío.
Fuente; Bnamericas
