Sergio Ríos Molina: “No podemos concebir Nicaragua sin minería”

El presidente de la Cámara Minera de Nicaragua sugiere aprovechar bien los recursos minerales del país para crear más empleo y bienestar social.

La industria minera ha conseguido ubicarse como uno de los tres exportadores más importantes de Nicaragua, y aún queda en el país mucha riqueza mineral.

Aunque han sido criticadas por organizaciones ambientalistas, las empresas de este sector aseguran que la explotación adecuada de yacimientos está dando muchos beneficios a las comunidades, en empleo, impuestos y un aporte al PIB del 3%.

“Las licencias sociales se tienen que ganar y los pobladores tienen que estar convencidos de que estos proyectos van a mejorar sus condiciones de vida y las de sus hijos”, afirma el empresario Sergio Ríos.

¿Qué significa ese lema, Minería para todos?

No es un lema, es la visión de los socios de la Cámara Minera de Nicaragua y el COSEP sobre la industria y los actores vinculados a la minería: El gobierno central, los gobiernos regionales, autoridades municipales, comunidades donde la minería está presente, sociedad civil, ambientalistas, movimiento comunal, mineros artesanales, pequeños mineros y la minería industrial. Bajo esta visión estos actores deben trabajar juntos para desarrollar una minería responsable y sostenible, que genere riqueza y bienestar para las comunidades mineras, a la región, al país y que satisfaga la demanda de minerales de nuestras sociedades modernas, sin comprometer el medioambiente ni la calidad de vida de las generaciones futuras.

En los años 90, algunas organizaciones ambientalistas criticaban mucho a la industria minera. ¿Cómo ha cambiado esa situación?

La minería es completamente esencial para la humanidad y su desarrollo. No es posible concebir nuestro mundo sin minería. Actualmente somos 7.5 billones de personas y el crecimiento poblacional es exponencial, eso significa que el apetito humano por minerales solamente va a crecer. Como seres humanos debemos tomar conciencia sobre que no podemos seguir creciendo a este ritmo sin tomar en cuenta el efecto que causamos al medioambiente. Tenemos que crear un balance entre nuestras necesidades de cara al crecimiento poblacional y la producción de desperdicios y contaminantes. La minería, al igual que el resto de industrias, ha venido transformándose aceleradamente y transformando su actividad hacia modelos en los cuales su impacto sea positivo.

¿Qué tipo de concertación puede surgir en el congreso que inician el martes, entre el sector minero y otros actores sociales y económicos?

Yo no hablaría de concertación, sino de reafirmar la importancia de la minería para el desarrollo de Nicaragua, porque sin la extracción de minerales no tendríamos los estándares de vida que hoy disfrutamos. Por ejemplo, en este congreso se presentará por primera vez un estudio serio y científico sobre el impacto de la minería en Nicaragua realizado por la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides).

Cuando hablamos de minería, algunos pensamos en oro o plata. ¿Qué es en la realidad, en Nicaragua?

En efecto, minería no solo es producción de oro y plata a nivel industrial. Está la minería no metálica que extrae, entre otros, arena, yeso, piedra cantera, piedra caliza, toba, material selecto y agregados; todos productos claves para el auge del sector construcción, comercial, industrial y residencial que ha experimentado Nicaragua en los últimos años. También es hablar de pequeña minería y minería artesanal, que representan el 30% de las exportaciones de oro del país.

¿Cómo medir el aporte de la minería a la economía y al desarrollo del país?

Podemos medirlo en términos económicos y sociales. La minería es uno de los tres primeros rubros de exportación, el año pasado Nicaragua exportó 318 millones de dólares en oro y representó el tres por ciento del Producto Interno Bruto, que es bastante similar al PIB que nos da el café. Hasta julio de este año se han exportado 189 millones de dólares. La minería metálica y no metálica aportó, solamente en impuestos específicos a su actividad cerca de 15 millones de dólares el año pasado, más los impuestos comunes a todas las industrias, como el IR. Muy importante, además, es la inversión extranjera directa en el sector minería, la cual ha sido de 349 millones de dólares en los últimos tres años. En términos sociales, la minería emplea directamente a 4,958 personas y se calcula que indirectamente a 15,000. Los colaboradores directos devengan un salario promedio mensual de 16,600 córdobas, más los beneficios sociales que pueden ser becas de estudio para hijas e hijos, bonos por producción, transporte, canasta básica, entre otros. Adicionalmente, está la cadena de valor de la minería: Suplidores, pymes, contratistas, entre otros; y los proyectos sociales que se dan en las comunidades desarrollando sinergia con los pobladores y sus gobiernos municipales.

En términos de impuestos, ¿cuánto ha crecido el aporte de la minería?

La minería paga los mismos impuestos que paga el resto de las industrias. Adicionales a estos, la minería contribuye con dos tributos específicos: Derecho de explotación o Ad valorem y Derecho superficial. El pago de estos impuestos ha crecido desde 2010, cuando la minería aportaba 3.3 millones de dólares hasta llegar a los 15.7 millones que contribuyó en 2015.

318 millones de dólares generaron las exportaciones de oro nicaragüense en el 2015.

Y del aporte social, ¿qué destacan?

Los socios de Caminic impulsan iniciativas sociales y ambientales que generan impacto positivo en las comunidades y municipios donde operan. B2Gold ha invertido en los últimos cinco años 20.5 millones de dólares en programas sociales, como el desarrollo de pequeñas y medianas empresas en El Limón y La Libertad; Cemex ha beneficiado a 34,000 nicaragüenses a través de Patrimonio Hoy y los Centros Productivos de Autoempleo; Lafarge Holcim ha invertido más de 900,000 dólares en la comunidad, en distintos proyectos. Otro ejemplo significativo es el Plan de Ordenamiento y Desarrollo Urbano (PODU) de Bonanza, impulsado por el gobierno central, el gobierno regional, la alcaldía municipal y Hemco. En los últimos años han desarrollado más de 30 proyectos de infraestructura, deporte, salud, educación y vivienda, que marcan un antes y un después en la vida de este municipio. Igual ocurre con el Modelo Bonanza, que es parte del PODU, y que impulsa el desarrollo de la minería artesanal a través de capacitaciones, planteles industriales exclusivos, planes de financiamiento y ordenamiento del sector. Este modelo es tan exitoso que ahora se replica en La Libertad, donde recientemente se inauguró el plantel Los Ángeles, y en San Juan de Limay con Recursos Encinal.

Algunos proyectos mineros han sido desaprobados por las autoridades. Rancho Grande no recibió el permiso. ¿Cuánta inversión se ha estancado por esto?

Es una cuestión de costo de oportunidades. Nicaragua tiene mucha riqueza mineral. En los años 50 y 60 figurábamos entre los más grandes productores del mundo. Es nuestro deber aprovechar los recursos que tenemos para generar empleos y bienestar social. Si en una comunidad se descubre un yacimiento y con una explotación responsable y sostenible se puede generar su desarrollo, se debería valorar esa posibilidad de generar trabajo local sostenible, impuestos, aporte al 3% del PIB y programas comunitarios. Como entidad rectora de los recursos naturales, el Marena tiene la potestad de determinar los sitios que científicamente no deben explotarse y los socios de Caminic reconocen esa potestad, con eso no hay discusión; sin embargo, es importante valorar el contexto en pro de esa comunidad, sus pobladores y de Nicaragua. En el caso de Rancho Grande el concesionario se vio afectado, ya que había invertido en exploración y dejó de invertir para desarrollar el proyecto. Yo creo que al final del día la mayor afectación no fue para la industria, sino para la comunidad y el municipio, pero tampoco podemos creer que somos nosotros los dueños de la razón, las licencias sociales se tienen que ganar y los pobladores tienen que estar convencidos de que estos proyectos van a mejorar sus condiciones de vida y las de sus hijos. Si esas condiciones no se dan, lógicamente no podés desarrollar un proyecto. Eso también es lo que significa minería para todos.

¿Cómo sería Nicaragua si no hubiera aquí industria minera?

No podemos concebir Nicaragua sin minería. Nicaragua es un país históricamente minero y su valor no está solo en su aporte al desarrollo. Hablamos que todo lo que no produzcamos en el país, obligatoriamente lo tendríamos que importar, ya sea en materia prima o en productos terminados. El resultado neto para el país sería negativo. La tierra es una sola, todo está interconectado, bajo esa premisa lo único que pasaría si en Nicaragua no hubiera minería, es que no generaríamos empleos permanentes ni indirectos, no aportaríamos impuestos ni bienestar social.

¿Qué importancia tiene la minería nicaragüense en relación con el resto de Centroamérica?

Nicaragua es un país históricamente minero. Se calcula que en 1880 se inició la actividad minera industrial en este país. Desde entonces hemos avanzado muchísimo. El PIB de la industria minera es casi igual que el del café, tenemos municipios enteros cuya actividad depende de la minería. Nicaragua es el país centroamericano que cuenta con minería industrial consolidada, que forma parte de los primeros tres rubros de exportación.

Algunas campañas contra la minería son financiadas por organizaciones europeas. ¿Cómo explica eso?

Es importante reconocer que existen organizaciones serias que realmente trabajan por el bienestar de los pobladores y la naturaleza. Esto es bueno para el país y para la industria misma. Pero también hay otras que utilizan este financiamiento para afectar el crecimiento de industrias en países menos desarrollados y eso es incorrecto. Debemos estar claros que los países de donde proviene ese tipo de financiamiento son países desarrollados que lograron su nivel actual de riqueza aprovechando sus recursos naturales, y en muchos casos aprovechándose de los nuestros, y ahora pretenden que nosotros no lo hagamos. A la fecha no he visto ninguna campaña para frenar la importación de minerales a sus países, y debe ser porque afectaría sus economías, ya que no podrían vendernos productos terminados o de alta tecnología. Adicionalmente, la mayoría son países donde las actividades mineras no solo son permitidas sino importantes y esos grupos de interés, en lugar de obstaculizar sus inversiones, prefieren hacerlo en las nuestras. ¿A qué se debe esto? Probablemente a que no quieren afectar el empleo en sus países o confrontarse a quienes le afectarían. Ellos justifican diciendo que sus empresas tienen las mejores prácticas, pero yo pongo en duda que haya una diferencia sustancial. Aquí las regulaciones son estrictas y el gobierno está permanentemente verificando el desempeño. Por eso no considero correcto que esas organizaciones vendan la idea que en nuestros países no podemos hacer bien las cosas.

 

El Nuevo Diario

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