Atraso cambiario: se perdió el 50% de la competitividad ganada

 

La inflación que no cede, sumada a una mayor oferta de divisas luego de la salida del default y tasas altas que alientan las posiciones en pesos, hicieron que el tipo de cambio real se apreciara en las últimas semanas. Se encienden las alertas, pero analistas coinciden en que la situación no es tan agobiante para los exportadores como a fines del gobierno kirchnerista

Según datos del Banco Central (BCRA), con el dólar cercano a los $14, el tipo de cambio real volvió a niveles de fines de 2014, un escenario donde la inflación había licuado la competitividad ganada por la devaluación impulsada por Axel Kicillof. Analistas coinciden en que pese a «la foto» es la misma, el panorama actual en materia de tipo de cambio y competitividad es distinto que en aquel entonces. La mejora competitiva obtenida en diciembre, del 38%, ya se redujo a la mitad.

«En lo que va de mayo, tenés una pérdida de competitividad del 5%», aseguró Martín Polo de Analytica. «Lo venimos diciendo y ahora se van convenciendo: la mejora de la competitividad mediante una devaluación del tipo de cambio nominal, nunca va a llegar. En un contexto inflacionario, lo que ganas por depreciación lo perdés por el aumento generalizado de los precios», añadió.

Según Ecolatina, a febrero de este año, con el dólar cercano a los $16, la mejora competitiva era del orden del 36%. A este mes, esa ventaja se redujo al 18%.

Lorenzo Sigaut Gravina, economista jefe de esta consultora explicó: «Lo que vemos es una tendencia. Si la película sigue así, con una inflación que si bien ya no está en niveles tan elevados, se mantiene alta (3,5% en mayo y por encima del 2% en el segundo semestre) y el dólar bajando levemente, hay riesgo de un nuevo atraso cambiario».

En ese sentido, afirmó: «La corrección del atraso es parcial respecto a lo que se esperaba en diciembre».

Polo, a su vez, sostuvo: «Si bien la competitividad no volvió a niveles de 2011, permitió mejorar el comercio en el corto plazo».

A pesar de la política agresiva del Banco Central, la inflación se resiste a bajar. En tanto, aumenta la entrada de divisas provenientes del agro y las tasas altas de Lebac desalientan la dolarización de los portafolios.

Como resultado, el dólar comienza a desinflarse y se encienden las luces de alerta, especialmente entre los sectores vinculados con la exportación o que compiten con el mercado externo.

Sin embargo, para los analistas la situación de los sectores vinculados a la industria no es tan agobiante como hacia fines del gobierno kirchnerista. «Se vieron beneficiados por la quita de las retenciones y por un menor costo del financiamiento en dólares, que pasó del 10% al 8%, lo que le permite a estos sectores el acceso a más y mejor crédito», afirmó Polo.

Para el economista de Analytica, un tipo de cambio real apreciado puede beneficiar a actividades postergadas durante la década kirchnerista. «Los sectores de la energía, la infraestructura y el agro que son los que necesitan capital intensivo podrán conseguir financiamiento más barato», dijo.

La pregunta es cuánto más puede erosionarse la competitividad ganada desde la salida del cepo.

Sigaut Gravina adelantó: «El segundo semestre es un oasis. Pero la situación de sobreabundancia de dólares puede comenzar a cambiar hacia el mes de agosto, por lo que creemos que en el segundo semestre el dólar pueda acompañar un poco más la suba de precios.»

Para Analytica, el dólar cerrará el año debajo de los $16. «Con estas previsiones, en seis meses ganancia por devaluación será del 10%, lo que anualizado da una mejora del 20%», aseguró Polo.

 

El Cronista

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