La Procuración General de la Corte Suprema de la Nación rechazó la defensa de Mendoza por lo que la provincia deberá someterse ahora ante el máximo tribunal. Tras el informe, la instancia del juicio se torna impostergable.
Mendoza no empezó bien en el camino para ganar a La Pampa la demanda que ésta hizo por el uso de las aguas del río Atuel. La primera instancia de la defensa, que incluía presentar “excepciones” para impedir un juicio ante la Corte Suprema de la Nación, resultó negativa.
Es que la Procuración General de ese Tribunal rechazó esa defensa y sus excepciones y, por lo tanto, promovió que la próxima instancia sea, precisamente, el juicio.
El dictamen de la procuradora subrogante, Laura Monti, fue emitido el pasado 7 de junio, pero recién se conoció en las últimas horas.
Mientras los pampeanos celebran que la Procuración “le dio la razón” a La Pampa “por el río robado”, en Mendoza, el fiscal de Estado, Fernando Simón, minimizó el hecho. “Se trata de una resolución lógica, pero no es para tanto”, dijo el letrado, reconociendo que “se viene el juicio”.
Lo que La Pampa reclama, con fuerte repercusión nacional, es que Mendoza le provoca un daño “ambiental y ecológico” al no permitir que las aguas del río Atuel pasen a esa provincia. De hecho usó el ejemplo de la “desertificación” que sufrió la parte que debería estar regada, aunque hoy la situación es totalmente contraria ya que hasta tiene inundaciones.
El pedido pampeano, que llegó a la Corte, se basa en parte en un acuerdo que en 2008 firmaron los entonces gobernadores Celso Jaque y Oscar Jorge y que avalaba la posibilidad de que el río mendocino, usado para regar unas 75 mil hectáreas locales, también irrigara zonas pampeanas.
Ese acuerdo nunca tuvo aval legislativo. Incluso en 2015, los legisladores mendocinos expresaron abiertamente su rechazo, facilitando así la tarea de la defensa. Es que para Mendoza, la situación ya era “cosa juzgada” a partir de un fallo de la Corte nacional en 1987, emergido tras otro reclamo pampeano iniciado en 1979.
Desde la visión de Simón, “ahora empieza todo” porque la instancia anterior era para tratar de evitar el juicio.
En agosto de 2015, Mendoza presentó su defensa a la Procuración. Desde un principio argumentó “la incompetencia” de la Corte en este tema, por considerar que es una causa judicial “típicamente interjurisdiccional”. En ese sentido entiende que la resolución corresponde a los Estados locales y no al Gobierno federal, porque se corre “riesgo de afectar la autonomía provincial”.
Además, planteó las “excepciones” a la demanda. Entre ellas que la situación es “cosa juzgada”. Pero también, en base al artículo 30 de la Ley de Ambiente (25.675) consideró que en el reclamo pampeano hubo “falta de legitimación activa”, ya que antes hubo quien interpusiera una demanda similar.
También “falta de legitimación pasiva”, ya que Mendoza no tiene responsabilidad en las afectaciones pampeanas, que derivan de “omisión de políticas públicas” de esa provincia y del Estado nacional.
Monti, en tanto, rechaza estos argumentos y, en primer lugar, asegura que la Corte Suprema sí es competente en este caso, “como medio de garantizar la paz interior” para resolver la querella.
Además, la procuradora rechazó las excepciones planteadas. Sobre si es “cosa juzgada”, se basó en el Código Procesal, Civil y Comercial de la Nación, para determinar que es necesario examinar esta contienda y la de 1987, para saber si realmente es así.
Sobre la “falta de legitimación activa”, refutó el amparo mendocino en la Ley de Ambiente, considerando que como la Corte actuará, no hay límites ni ampliaciones de ninguna ley que no sea la Constitución nacional para intervenir.
Finalmente, sobre la “falta de legitimación pasiva”, deja librada a la decisión de la Corte la solidez de esa excepción.
Con esto, ahora Mendoza deberá preparar su defensa, pero para el juicio que se viene.
Un desierto inundado
Parece increíble pero, en las últimas semanas, las zonas que La Pampa reclama que sean irrigadas por el Atuel, Algarrobo del Águila y Santa Isabel, han sufrido inundaciones.
Todo se debe a la gran cantidad de lluvias que llevaron al río a uno de sus máximos niveles de caudal, lo que generó serios inconvenientes en esas regiones, con desbordes, generación de un Comité de Crisis y hasta una persona muerta.
Los Andes