Los países del llamado “triángulo del litio” (Argentina, Bolivia y Chile), territorio que concentra el 60% de las reservas mundiales de ese mineral, deberían pensar una estrategia regional conjunta para agregar valor a la extracción de esa materia prima, llamada a ser un recurso natural fundamental en las próximas décadas.
“(Hay que) descentrar un poco la cuestión del “triángulo del litio” y pensar en el entramado científico, industrial (y) estatal de la región. Eso sería lo más importante, por eso tratamos de hablar del litio en Sudamérica, no tanto del litio en el triángulo, que remite a esa imagen de la materia prima”, explicó a esta agencia Bruno Fornillo, doctor en Geopolítica por la Universidad de París y coordinador del libro “Geopolítica del Litio”, publicado en 2015.
Los vértices que dan forma al “triángulo del litio” están en el salar de Hombre Muerto (Argentina), el salar de Uyuni (Bolivia) y el salar de Atacama (Chile).Allí se concentra el 80% de las reservas de salmuera, “el método más sencillo de extraer litio”, según Fornillo, y el 60% de las reservas mundiales.
Fundamental para el funcionamiento de artefactos tecnológicos como los teléfonos móviles, las tablets y las notebooks, pero también para los satélites, la producción de psicofármacos antidepresivos y los autos eléctricos, el llamado “oro blanco” puede ser clave para una transición energética que necesariamente deberá ser llevada a cabo cuando se agote la energía fósil, sostiene Fornillo en el libro.
Industrialización
Sin embargo para el especialista argentino si bien contar con tan fácil acceso a la materia prima es importante para los países del triángulo, la apuesta debe ser lograr una industrialización a partir de su extracción.
“Eso sería lo más interesante y lo hablamos a nivel regional (…) Hay un mercado potencial en la región y eso además implica un montón de cosas en términos de soberanía tecnológica, energética, soberanía en general, política”, enumeró Fornillo.
Por su parte para el especialista chileno Gustavo Lagos, magíster en Ingeniería de Minas y frecuente consultor del Gobierno de su país en temas relacionados con la minería, la accesibilidad al litio no garantiza que los países desarrollen políticas de industrialización para agregar valor a la extracción de esta materia prima.
“Uno de los ejemplos que se ha dado varias veces es fabricar baterías de litio (para los autos eléctricos). Bueno, eso se podría lograr solo si se llega a acuerdo con alguno de los gigantes que tienen dicha tecnología. ¿Qué valor agregado quedaría en Chile, aparte de la mano de obra? Posiblemente muy poco”, observó.Mientras en 2009 había unos 500.000 autos eléctricos o híbridos, se espera que para 2020 haya unos siete millones de estos vehículos.
Políticas de estado
Para Fornillo los países deberían desarrollar políticas de Estado que garanticen una institucionalidad acorde con esa industrialización.
“Una cosa es la extracción, la materia prima en sí y la institucionalidad que corresponde a eso y otra la institucionalidad, el circuito productivo y demás que corresponde al crecimiento dentro de la cadena de valor: baterías, derivados químicos del mismo litio, sales que son más complejas que la pura materia prima”, observó.
Pero para llegar a la industrialización, primero habría que consensuar las políticas ya existentes sobre la extracción, que difieren según el país.Mientras en Bolivia el control del Estado “es prácticamente absoluto”, en Chile “predomina la empresa privada” y en Argentina se da la particularidad de que el control de los recursos se maneja a nivel provincial, aun cuando el Estado nacional en los últimos años “tuvo una política de intentar crecer en la cadena de valores”, explicó el especialista argentino.
Mantener el control sobre la riqueza
“Si bien tener la materia prima es un hecho importante, significativo y lo ideal sería el mayor control a nivel regional y local de esa materia prima para que no vengan países exteriores y finalmente terminar controlando esa riqueza, de todos modos nuestra perspectiva es que el grado de incorporación de valor y la mayor riqueza se encuentren ascendiendo en la cadena de valores”, añadió.
En 2010, la Unión Europea inscribió al litio entre los 40 minerales considerados “críticos”, por lo que debe “asegurarse” su abastecimiento, explica Fornillo en el libro.Lagos, por su parte, sostiene que en su país “no existe” una política de Estado sobre este tema, aunque “sí hay ganas” de apostar a una estrategia de industrialización.
En 2016, la demanda estimada de toneladas de litio para la producción de baterías en el sector automotriz, rondará las 20.000 toneladas. Para 2025 se espera que llegue a las 180.000.
Revista Técnicos Mineros