Una inquieta misionera de la minería

Jimena Barry (43) misionó en su adolescencia por el norte argentino y nunca imaginó que, años más tarde, en la provincia de Jujuy comenzaría una etapa de su vida ligada al amor, la familia y a “misionar” la minería entre las comunidades que conoció durante su labor solidaria.

A los ocho años de edad, dejó su añorada Mar del Plata natal y se mudó a Capital Federal. Primero, vivió cerca de Retiro y después en La Lucila, en una casa con jardín, durante dos décadas. En los recuerdos de su adolescencia aparece el grupo de amigos con los que fue a misionar siete veranos a las provincias de Salta y Jujuy. Todos eran del mismo barrio, pertenecían a la Parroquia Santa María y hacían colectas y eventos para recaudar fondos.

“Fue una época lindísima, conocimos lugares y gente muy linda. Con el grupo nos seguimos viendo”, indica Jimena Barry, jefa Corporativa de Comunicaciones del Grupo Orocobre. Estudió Relaciones Públicas en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) y en una capacitación que hizo en Jujuy conoció al amor de su vida: Martín, su esposo y con quien tiene dos hijas, Pilar (6) y Elena (3).

El destino hizo que aquella provincia donde misionaba de joven, abriera un nuevo capítulo a su vida. “Yo conocía a todos los hermanos de Martín porque estudiaban Abogacía en Buenos Aires; pero él estudiaba Agronomía en Jujuy. Fue mientras hacía la capacitación cuando pasé a saludar a su familia y ahí lo conocí. Mi hermana se conocía con su hermana y las dos empujaban para que me pusiera de novia con uno de los hermanos”, precisa Jimena. Desde entonces, comenzaron a salir y fueron novios a la distancia durante tres años.

En el 2008 y con 35 años de edad, se casó. La boda por Iglesia se hizo en Buenos Aires y el civil en tierras jujeñas. “Los dos, de osados, decidimos buscar un trabajo nuevo, empezar de cero juntos y a Martín justo le salió una buena oportunidad en Jujuy”, explica Jimena su mudanza al norte, de la mano de su nuevo proyecto; el matrimonio.

En Buenos Aires, Jimena trabajó en el ámbito privado en áreas de Comunicaciones y también hizo asesoría en forma independiente. “En Jujuy trabajé dos años en Protocolo de la Gobernación y me costó adaptarme a lo público porque venía con más ritmo, pero me gustó el desafío. Luego entré a Sales de Jujuy, por medio de una consultora. Comencé como recepcionista, por entonces había un pequeño grupo de exploración solamente. Arrancar de asistencia no era el perfil que buscaba y al puesto actual, de alguna manera, lo fui pidiendo. La adrenalina y la exposición cambian porque es más alta cuando se trata de la minería, siempre estamos dando batallas tratando de resolver dudas, de llegar con mensajes nuevos y estando atenta”, detalla Jimena.

Siempre estamos adaptando el mensaje minero para llegar a diferentes públicos y sumar instituciones. En cualquier industria, lo más cómodo es hablarle a los pares, en ese lugar de comodidad cada tanto volvemos y la realidad es que abrirnos al público en general hace que el mensaje se vaya comprendiendo, y entren a una industria que no comprendían. Con la comunicación avanzamos y, cada tanto, se vuelve a la zona de confort”

Lo que más le gustó de la experiencia fue armar el área desde cero en una empresa privada instalada en Jujuy y relacionarse con las comunidades. “Yo no sabía en detalle los conflictos en las regiones, pero había tenido apertura con las comunidades del norte y se dio un diálogo fluido”, precisa.

Jimena Barry, la mayor de tres hermanos (le sigue Jerónimo de 41 años, arquitecto; y la más chica es Sol que tiene 38 años y es médica), estuvo viviendo ocho años en Jujuy y aprendió a cambiar la mirada “de los que vivimos muchos años en Buenos Aires. Intento seguir con la mirada federal”.

En diciembre del 2015, desembarcó en Buenos Aires junto a Martín y las dos nenas que son jujeñas. “Estando contentos nosotros, ellas también lo están. Tuvieron meses para la adaptación que fue muy buena, las vemos contentas y con amigas. Siempre la idea fue buscar algo nuevo que nos haga bien”, comenta.

Instalados en Tigre, asegura que llevan bien la logística mientras esperan mudarse más cerca de Capital. “Se dio la posibilidad de vivir acá. Me encanta el agua y a Martín las montañas. Cuando paseaba con Martín en Jujuy algo me faltaba, hasta que me di cuenta que era el horizonte en el paisaje. Me siento cómoda donde estoy, tengo mi corazón en Mar del Plata, Salta y Jujuy, pero fluyo mejor en Buenos Aires”, indica.

Extraña todos los rincones de Jujuy “y la mirada más tranquila sobre la realidad para estar más pendiente de tu día a día. Martín tiene una manera de llegar al otro desde la amorocidad, era desafiante por lo que emprendía. Me gusta que se anime a nuevos desafíos, yo soy más inquieta”, describe Jimena, tía de 22 sobrinos (6 hijos de sus hermanos y 16 de los de Martín).

Trabaja en una oficina que la empresa tiene en Capital Federal, pero con un horario más flexible que le permite acomodar su vida de mamá y esposa. Todos los días va a la oficina y viaja cuarenta minutos en tren o en auto. “Después de vivir en Jujuy y viajar mucho, dejando a las nenas porque tenía que dormir en el yacimiento, tengo más tiempo para dedicarme a compartir cosas juntas. Intentamos hacer mucho lo que nos gusta, viajamos, nos vamos de vacaciones”, comenta la hija de un papá que también misionó en Salta –falleció hace tres años- y de una madre “súper inquieta”.

Jimena dice que tiene espíritu inquieto, pero sabe qué hará mañana. “Quiero quedarme mucho en el mundo minero, me voy poniendo metas pero con una base que me de seguridad. Me gusta el camino que fui armando y quiero desarrollar proyectos en el área”, concluye.

LA FICHA

  • Música: “Country, pero me gusta todo tipo de música, y también bailar”
  • Libro preferido: “Puedo decir que ‘La sonrisa de Mandela’ (John Carlin), pero prefiero más las novelas”
  • Comida: Las pastas
  • Hobby: “La fotografía y hace mucho que no lo hago”
  • Signo del zodíaco: Géminis
  • Película: “Diario de Motocicleta”
  • Miedo: “Le tengo miedo a las enfermedades”

 

 

 

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