Regalías en la mira ¿A dónde van?

La gestión de Uñac ve bien volver atrás y que los municipios las puedan destinar solamente a obras.

Generación. En San Juan hay actualmente tres grandes yacimientos que le dejan regalías mineras a los municipios y la Provincia. A Veladero en el departamento Iglesia se suman Casposo en Calingasta y Gualcamayo en Jáchal. Hace poco, la bloquista Graciela Caselles aseguró que habría que volver al viejo sistema que permitía usar las regalías mineras únicamente en obras. Lo dijo la correligionaria y amiga del iglesiano Mauro Marinero, el mismo que utilizó los recursos extraordinarios que provienen de Veladero para contratos y becas, y agrandar la planta de personal.

Sea como sea, con autoridad o no, el tema está planteado y según fuentes calificadas del oficialismo, en Casa de Gobierno ven con buenos ojos poner de nuevo el corsé y dejar sin efecto el decreto giojista que permite aplicar una parte de ese dinero a gasto corriente. Un hecho que traza la línea a seguir es el fondo minero creado por la gestión uñaquista, que sólo se puede destinar a infraestructura y emprendimientos productivos para el desarrollo de las comunidades influenciadas por la actividad.

En el programa “A todo o nada”, de Radio Sarmiento, Caselles se incomodó al hablar de cómo Marinero utilizó las regalías. Y con más incomodidad aún, anunció que le iban a plantear a sus socios del PJ un cambio en la reglamentación de la ley, para volver en el tiempo. No es otra cosa que bajar el decreto de Gioja y retomar el viejo mecanismo que limita el gasto a obras de infraestructura que generen un desarrollo sustentable de los departamentos con minería a gran escala.

En Paula y Libertador se muestran cautos y no hablan de la cuestión públicamente. Pero fuentes del entorno íntimo de Uñac levantaron el pulgar y afirmaron que la idea cae bien, aunque sin dar por hecho que la llevarán a la práctica. “Es algo que ya se venía hablando”, contaron. El gobernador Sergio Uñac y su ministro de Minería, Alberto Hensel, dieron hace poco una señal de qué piensan. Con una parte de la multa que le aplicaron a Barrick por el derrame de 2015 en Veladero y el 20 por ciento de lo que se lleva el Ejecutivo por regalías, constituyeron un fondo y resolvieron que vaya nada más que a financiar proyectos productivos en los departamentos y obras de servicios para instalar emprendimientos de otras actividades que el día de mañana suplan la ausencia de la minería. Ni un centavo para gastos comunes del Estado.

Las regalías representan el 3 por ciento del precio al que las empresas mineras venden el metal en el exterior y hoy se distribuyen en tres partes: 33 por ciento va al municipio donde está la mina, 55 al Ejecutivo provincial y el 12 restante, a la Dirección de Minería.

La primera ley para regular el sistema se sancionó en el año 2000 y uno de los debates más fuertes pasó por cómo evitar que el dinero se fuera en cuestiones estériles ni que dependiera de la discrecionalidad del intendente y sus necesidades electorales. Teniendo en cuenta que vienen de recursos no renovables, como los minerales, se impuso que los municipios sólo podían usar las regalías en obras. Para no dejar dudas, se prohibió expresamente que fueran a gastos corrientes. Iglesia empezó a recibir regalías por Veladero en 2006 y Marinero asumió un año después. En su gestión armó un plazo fijo con esos dividendos y usó los intereses para contratar gente y llenar el municipio de empleados. En 2010, cuando el caso iglesiano ya era escándalo, el por entonces gobernador José Luis Gioja amplió casi indiscriminadamente el destino. Modificó el decreto reglamentario de la ley y autorizó a las comunas a gastar el 20 por ciento en acción social y juicios y en sostener los servicios de seguridad, salud y educación, es decir gastos diarios, sueldos o cualquier otro que dispongan los jefes de distrito.

Desde entonces, el bloquista profundizó el arte de dilapidar. Iglesia recibió hasta agosto 444 millones de pesos y Marinero se justifica diciendo que hizo, entre otras cosas, cordones, cunetas y polideportivos, sin contar los contratos y las becas que se multiplicaron en su gestión.

En realidad, nunca hubo una detallada rendición de cuentas y a pesar de haber contado con plata que nunca antes tuvo, el departamento no tuvo una transformación profunda y sostenida ni se potenciaron actividades productivas a gran escala que den empleo y riquezas extra el día que Veladero no esté.

Caselles dijo que van a llevar el planteo a la Legislatura a través de los diputados bloquistas. No sería necesaria esa vía, porque bastaría con otro decreto dictado por el actual gobernador. Sin embargo, para cerrar la puerta a los manejos discrecionales haría falta otra ley. La administración giojista promovió una ley que modificó la original y si bien mantuvo la prohibición de pagar personal con las regalías, estableció que en la reglamentación se pueden hacer excepciones y eso convalidó la decisión de abrirle la puerta a otros gastos. Conclusión: la norma vigente da la posibilidad de que una sola persona (el gobernante de turno) disponga en qué se invierte el dinero.

Diario de Cuyo

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