Jóvenes pobladoras de Paso de Indios afirman que “la minería puede ayudar a que podamos crecer”
Un grupo de mujeres habló de la falta de oportunidades en la región de la Meseta chubutense. Sin embargo apuestan a la alternativa productiva de la minería para dejar atrás carencias actuales.
En Paso de Indios, las oportunidades para los jóvenes son casi inexistentes y crece el desarraigo. Sin embargo hay quienes deciden apostar a que, en un futuro próximo, cambiará la realidad del pueblo. Es el caso de un grupo de mujeres que espera que la localidad de la Meseta chubutense crezca de la mano de la minería.
Fabiana Troncoso (34) no tiene trabajo. Tras estar 10 años en el Senasa, la despidieron el mismo día del cumpleaños de una de sus tres hijas. Vive con su pareja, que sí tiene trabajo, y está interesada en informarse sobre la industria minera “aunque todavía no tengo una postura tomada. En Paso de Indios vivimos sin Internet, la escuela secundaria tiene pocos profesores. La mayoría vive del campo. Hoy son 80 los chicos que estudian una carrera terciaria o universitaria, pero no vuelven. Y pensamos que la minería puede empujar a que todas podamos crecer”, comentó.
Elizabeth Barreña (20) terminó el secundario hace tres años y luego no pudo seguir estudiando porque no podía pagar el alquiler en una ciudad, ya que tiene una hija de cuatro años que es su prioridad. “Estudié un año Enfermería a distancia. Pero no seguí por la falta de conectividad y porque no tenía trabajo para seguir pagando la carrera. Hoy hago changas y la mayoría de la gente de mi edad está en igual condición. Vivo con mis padres y con mi pareja que es albañil”, precisó la joven que también tiene la esperanza en el desarrollo minero.
Miriam Nahuel (33) tiene un hijo de 16 años que se fue a estudiar el secundario a Trevelin. Cursa en una escuela agrotécnica porque así tendrá una base para continuar una carrera afín.
“Empeoró el nivel educativo en el pueblo desde hace 5 años, faltan profesores. Ni doctores ni profesores apuestan a los pueblos del interior. Pero no hay que quedarse con que nada se puede”, dijo la mujer que trabaja en la Municipalidad, el área de Desarrollo Rural.
Su hermana Erica (22), madre de un varón de siete años, no tiene trabajo. “Solamente hice la escuela primaria. En el pueblo no encuentro futuro ni para mí ni para mi hijo. Hago repostería y vendo, pero lo que gano es para subsistir el día a día, para comer. De todas maneras nos quedamos para querer ver crecer nuestro pueblo”, señaló.
Johana Aravena (23) comentó que su padre tenía un proyecto de bloquera pero nunca tuvo respuestas para llevarlo a cabo en el pueblo. “Lo armó hace como tres años y a una señora en Rawson, que trabaja con cooperativas, le interesó. Pero no es rentable tampoco porque no todos compran bloques”, precisó. Johana tiene una hija de seis años, vive con su padre y trabaja por día en el Juzgado de Paz.
