En la nubes de Úbeda

 

Catamarca. La constitución de una empresa mixta para producir hidróxido de litio e hidróxido de magnesio entre la estatal boliviana Yacimientos de Litio Bolivianos y la alemana ACI Systems, volvió a poner en evidencia la abúlica gestión de la catamarqueña CAMYEN SE, creada en 2012 con el propósito específico de habilitar la participación del Estado provincial en el negocio minero.

En la sociedad con los alemanes, la firma boliviana tendrá el control del 51% de las acciones. “Estamos comenzando una nueva era en la minería, porque estamos trabajando para ser socios, no para entregar nuestros recursos naturales, de manera tal que la industrialización la podamos lograr en el país”, dijo el ministro de Energía de Bolivia, Rafael Alarcón.

Qué le impide a la CAMYEN desarrollar una política más agresiva para insertarse en la explotación del litio, ya lo sabrán sus jerarcas. Ha de ser un secreto de Estado muy importante, pero de cualquier modo no se entiende cómo es que Bolivia reafirma derechos sobre su litio y obtiene una proyección de utilidades muy superior a la mera percepción de unas regalías miserables, además de asegurarse la creación de puestos de trabajo por la extracción e industrialización del mineral en su territorio y la formación y cualificación de su gente, mientras acá se celebra con unas alharacas desmedidas que dos empresas estén a la pesca de capitales para invertir en los proyectos Tres Quebradas, en Fiambalá, y Sal de la Vida, en Antofagasta de la Sierra, ambos en etapa de prospección.

Menos comprensible es la indiferencia si se tiene en cuenta el precedente histórico inmediato de los beneficios que le trajo a la Provincia asociarse con los capitales privados a través de YMAD en la explotación del yacimiento Bajo La Alumbrera. Las utilidades derivadas al sector público por este emprendimiento triplicaron los ingresos en concepto de regalías.

CAMYEN, cuyo desempeño en el campo de la extracción y comercialización de rodocrosita es más bien modesto, es la herramienta idónea para que el Estado multiplique sus ingresos, pero el funcionariato provinciano está al parecer vacunado en contra la endémica “fiebre del litio”.

No es necesario costearse hasta Bolivia para advertir la llamativa prescindencia. Jujuy celebró acuerdos con capitales privados para asegurarse un 12% de las utilidades que se obtengan por la extracción de litio en la provincia y, lo más importante, participará como socio en una planta de fabricación de baterías de litio por medio de la sociedad del Estado Jujuy Energía y Minería (JEMSE).

El interés en el litio a nivel local se tradujo en un incremento de las gestiones en el Juzgado de Minas tendientes a regularizar pedimentos y obtener áreas para cateo, exploración y explotación en las que CAMYEN brilla por su ausencia.

El juez de Minas, Guillermo Cerda, consignó en mayo pasado que «en el padrón minero hay muchas minas con pedidos que han caducado de hecho, pero no de derecho. Nosotros mantenemos esa caducidad hasta tanto aparezca un interesado serio y allí se dicta la caducidad de derecho”.

CAMYEN, que capitalizó a la privada Yamana Gold al otorgarle el usufructo del área Cerro Atajo por 40 años, no se ha preocupado hasta ahora por identificar estas “minas que han caducado de hecho” y  tal vez le permitirían capitalizarse a sí misma. Capaz que sus antecedentes le impiden postularse como “interesado serio”.

Mientras CAMYEN se mantiene, como decía don Vicente, “en la nubes de Úbeda”, Bolivia hace negocio, Jujuy también y los privados están de ordeñe.

En abril salió a la luz una transacción millonaria por los derechos de exploración de un área de 6.500 hectáreas en Antofagasta. Casi en simultáneo, la empresa Galaxy, que tiene el proyecto Sal de la Vida, anunció la inversión de 280 millones de dólares: la misma cifra que había obtenido por venderle un paquete de pedimentos a la firma POSCO.

Ancasti

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