De cada 100 dólares de deuda externa, 85 los captó el Estado

El total emitido en lo que va del año ya roza los US$ 30.000 millones, pero dos tercios se los quedó el Tesoro y otro 20% se lo repartieron las provincias

Los dólares son míos, míos y míos. Así, grotescamente, se podría resumir lo ocurrido tras la reapertura del mercado internacional de deuda para los emisores locales, una vez que el país dejó atrás totalmente el default, dado que por cada 10 dólares que se captaron del exterior 8,5 fueron para el Estado.

La cifra deja al descubierto que, hasta aquí, los beneficios de volver a contar con un canal de financiamiento abierto en tiempos de tasas a nivel internacional en mínimos históricos sólo derramaron con cuentagotas sobre las empresas. Y si se considera, además, que -exceptuando lo emitido para regularizar la deuda- el grueso de lo captado fue para cubrir gastos corrientes del Tesoro Nacional o las provincias, más que para financiar inversiones.

Tras la reincorporación al mercado global, 18 emisores del país (el Estado Nacional; 8 gobiernos provinciales; 8 compañías privadas y una empresa pública) colocaron 27 nuevos bonos de deuda a distintos plazos y por un total de 29.460 millones de dólares.

El 65,5% de los recursos captados (unos US$ 19.250 millones) fueron para el Tesoro Nacional, mientras que el 19,5% (US$ 5850 millones) pasaron a dominio de las arcas provinciales (concepto que incluye a la Ciudad de Buenos Aires) y sólo el 15% restante correspondió a distintos emisores del sector privado.

Los analistas juzgan que el reparto se ajusta a un «proceso de normalización», como el que atraviesa la economía argentina, pero también advierten que la escasa participación del sector privado está empezando a revelar que hay que «hay decisiones de inversión que siguen demoradas», por caso, ante los problemas que el Gobierno mostró para llevar adelante la readecuación tarifaria, especialmente en el sector energético.

«Es una secuencia si se quiere natural. Cuando un país vuelve al mercado siempre hace punta el soberano y tras él se cuelan el subsoberano y el sector corporativo, con las empresas más grandes de cada sector en principio», detalla Hernán Hirsch, director de FyE Consult.

En el caso argentino dicha secuencia está -a su vez- distorsionada por las necesidades de financiamiento que enfrentó el Gobierno para desatar a su vez el nudo que significaba contar con un fallo firme en contra en Nueva York hasta no terminar de regularizar sus pasivos.

Según un relevamiento realizado por la consultora, la Argentina en lo que va del año ya emitió más que Brasil, México, Colombia y Perú juntos. Incluso, más del doble.

«Esos cuatro emisores considerados juntos captaron 9359 millones de dólares, mientras la Argentina emitió 9950 millones o 19.250 millones, según si se consideran o no las colocaciones que se hicieron para cubrir la deuda con los fondos buitres». detalló FYE en un informe.

En ese trabajo la consultora sostuvo, además, que esta probable saturación que hizo del mercado de deuda fue la que restó espacio a las emisiones de empresas, al ponerle de alguna manera un piso a la baja del riesgo país (se mueve de 550 a 450 puntos desde hace dos meses).

Dicha tesis es avalada por el economista José Luis Espert para quien los datos muestran que, en materia fiscal, «nada ha cambiado». «El déficit bien medido no varió, lo que se modificó fue la forma de financiarlo: antes se lo hacía con recursos del Banco Central y ahora tomando deuda», explica. «Y como consecuencia de ello -prosigue- es muy probable que se haya verificado un desplazamiento de los privados de la oferta por el protagonismo que adquirió el sector público sólo para tapar sus desajustes fiscales».

La demanda por la deuda argentina se vio favorecida por «la abundante liquidez disponible a nivel internacional» y el fuerte diferencial de tasas que aún ofrece el país, el que resalta en un mundo que suma cada vez más integrantes al club de rendimientos negativos.

Después de todo mientras la deuda de Suiza, Suecia, Alemania, Holanda, Francia, Japón, España y hasta Italia ofrece retornos que van de -1,06 a -0,09% (escalonados en ese orden) las emisiones locales se hicieron de un piso que partió del 6,625% (un bono soberano al 2028 cuyos recursos el Gobierno usará para intentar rescatar los cupones del PBI) a un techo que llegó al 9,50% anual (un título del Chaco).

Sin embargo, el costo mayor lo soportó el Grupo Albanesi, hólding dedicado a la generación de electricidad y distribución de gas, que debió validar una tasa del 9,875% anual por tomar US$ 250 millones a 7 años. Aquí quedó a la vista que la situación del sector en que opera y la indefinición respecto de sus precios les jugaron una mala pasada ante los inversores.

Para Hirsch, allí radica una de las claves del pobre desempeño hasta aquí de las emisiones privadas. «Si hay un sector en la Argentina deseoso de lograr financiamiento no dudes de que es el energético. Pero con la indefinición que hay sobre sus precios no está en condiciones de salir al mercado».

 

La Nación

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