Ya no sólo el sector extractivo es el que llama la atención de las empresas chinas, ya que poco a poco apuestan por energías renovables y apuntan a activos que den valor agregado a materias primas y tecnología.
China está presente en América Latina, pero todavía no es uno de los inversores principales. El gigante asiático todavía se ubica por detrás de Estados Unidos y Europa, con una participación de menos del 5% en la Inversión Extranjera Directa (IED) en la región.
Así lo señala a Latinominería la Oficial de Asuntos Económicos de la Unidad de Inversiones y Estrategias Empresariales de la Cepal, María Cecilia Plottier, quien agrega que existe espacio para profundizar la relación, además del desafío para los productores locales de diversificar su oferta para atraer a las firmas chinas.
Pese a que en los últimos 15 años las empresas asiáticas se han concentrado en la extracción de minerales con ejemplos como la adquisición de Las Bambas (Perú), ahora se ve el interés por energías renovables y en sectores de mayor contenido tecnológico y más diversificado.
“China tiene una estrategia global de internacionalización de sus empresas y América Latina es su socio, pero como también lo son otros. Entendemos que todavía hay un espacio para crecer (…) Algunas autoridades chinas han estado en Chile, Perú y han visitado varios países, lo que demuestra que en su estrategia sí consideran a la región”, precisó Plottier.
Y es una tendencia que va más allá de la estrategia del gigante asiático. Según muestran los últimos datos de la Cepal, la IED en América Latina el Caribe cayó un 7,9% en 2016 particularmente por la reducción de inversión en recursos naturales, en especial en la minería metálica. De hecho, lo anunciado en la industria extractiva pasó de representar el 38% del total en el periodo 2005-2010 a 14% en 2016.
Aunque las importaciones de China aumentaron un 25,7% durante el primer semestre de 2017, y los metales siguen jugando un rol importante en este ámbito, la inversión se sigue desviando a adquisiciones y fusiones en países desarrollados, como es el caso de la compra en Estados Unidos del fabricante de impresoras Lexmark Internacional por parte de Apex Technology por US$3.600 millones o la compra por US$1.600 millones de la empresa alemana especializada en producir energía a partir de desechos, EEW Energy, por parte de Beijing Enterprise.
María Cecilia Plottier igualmente advierte que las firmas chinas siguen vigentes en los sectores extractivos. “En el último informe de minería de PwC, en el ranking de las top 40 aparecen 11 empresas chinas y hace 10 años habían tres o cuatro. Cada vez más tienen mayor presencia en el mundo y mayor tamaño. No creo que eso disminuya y van a seguir interesadas en aumentar su capital”, señala.
¿Cuál es el desafío, entonces? La especialista indica que es necesario que se diversifiquen las inversiones de China en la región, ya que ellos apuestan por recursos considerados estratégicos y saben que América Latina tiene reservas muy grandes de ellos. Pero también juega un rol importante la forma de invertir que tiene China: no apuestan por proyectos nuevos, sino que se concentran en compras de participación o totalidad de empresas, apostando por aquellas que ya tengan camino avanzado.
“Unas de las cosas que nosotros entendemos en la parte de metales, y en cobre especialmente, es que sería bueno avanzar hacia inversiones y proyectos que agreguen un poco más de valor a la materia prima”, sostuvo.
En ese sentido, el interés que está generando el litio para el desarrollo de baterías y la electromovilidad podría ayudar a atraer el interés del gigante asiático.
“Es cierto que el litio y el cobalto son claves para el desarrollo de los vehículos eléctricos y en eso el continente tiene una ventaja (…) Ellos van a la búsqueda de recursos estratégicos. Hay que ver si eso se traspasará a algún proyecto o no, lo que va a depender de la lógica de mercado y de lo que hagan acá los inversores locales, como se desarrollen las propias explotaciones”, puntualiza Plottier.
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